Lección 240 y Manual del Maestro UCDM

LECCIÓN 240

El miedo, de la clase que sea, no está justificado.

1. El miedo es un engaño. 2Da testimonio de que te has visto a ti mismo como nunca podrías ser y, por lo tanto, contemplas un mundo que no puede ser real. 3Ni una sola cosa en ese mundo es verdad. 4Sea cual sea la forma en que se manifieste, 5sólo da fe de tus ilusiones acerca de ti mismo. 6No nos dejemos engañar hoy. 7Somos los Hijos de Dios. 8El miedo no tiene cabida en nosotros, pues cada uno de nosotros es parte del Amor Mismo.

2. ¡Cuán infundados son nuestros miedos! 2¿Ibas acaso a permitir que Tu Hijo sufriese? 3Danos fe hoy para reconocer a Tu Hijo y liberarlo. 4Perdonémosle hoy en Tu Nombre, para poder entender su santidad y sentir por él el amor que Tú también sientes por él.

3. ¿Qué es el mundo?

1. El mundo es una percepción falsa. 2Nació de un error, y no ha abandonado su fuente. 3Persistirá mientras se siga abrigando el pensamiento que le dio vida. 4Cuando el pensamiento de separa­ción haya sido sustituido por uno de verdadero perdón, el mundo se verá de una manera completamente distinta; de una manera. que conduce a la verdad en la que el mundo no puede sino desaparecer junto con todos sus errores. 5Ahora su fuente ha desaparecido, al igual que sus efectos.

2. El mundo se fabricó como un acto de agresión contra Dios. 2Es el símbolo del miedo. 3Mas ¿qué es el miedo sino la ausencia de amor? 4El mundo, por lo tanto, se fabricó con la intención de que fuese un lugar en el que Dios no pudiese entrar y en el que Su Hijo pudiese estar separado de Él. 5Esa fue la cuna de la percep­ción, pues el conocimiento no podría haber sido la causa de pen­samientos tan descabellados. 6Mas los ojos engañan, y los oídos oyen falsedades. 7Ahora es muy posible cometer errores porque se ha perdido la certeza.

3. Y para sustituirla nacieron los mecanismos de la ilusión, 2que ahora van en pos de lo que se les ha encomendado buscar. 3Su finalidad es servir el propósito para el que se fabricó el mundo, de modo que diese testimonio de él y lo hiciera real. 4Dichos meca­nismos ven en sus ilusiones una sólida base donde existe la ver­dad y donde se mantiene aparte de las mentiras. 5No obstante, no informan más que de ilusiones, las cuales se mantienen separadas de la verdad.

4. Del mismo modo en que el propósito de la vista fue alejarte de la verdad, puede asimismo tener otro propósito. 2Todo sonido se convierte en la llamada de Dios, y Aquel a quien Dios designó como el Salvador del mundo puede conferirle a toda percepción un nuevo propósito. 3Sigue Su Luz, y verás el mundo tal como Él lo ve. 4Oye sólo Su Voz en todo lo que te habla. 5Y deja que Él te conceda la paz y la certeza que tú desechaste, pero que el Cielo salvaguardó para ti en Él.

5. No nos quedemos tranquilos hasta que el mundo se haya unido a nuestra nueva percepción. 2No nos demos por satisfechos hasta que el perdón sea total. 3Y no intentemos cambiar nuestra función. 4Tenemos que salvar al mundo. 5Pues nosotros que lo fabricamos tenemos que contemplarlo a través de los ojos de Cristo, de modo que aquello que se concibió para que muriese pueda ser restituido a la vida eterna.


Manual del Maestro

INTRODUCCIÓN


1. En el pensamiento del mundo, los papeles de maestro y estu­diante están, de hecho, invertidos. 2Esta inversión es típica. 3Pa­rece como si el maestro y el alumno estuviesen separados y como si aquél le diese algo a éste, en vez de a sí, mismo. 4Es más, se considera que enseñar es una actividad especial, a la que uno dedica una parte relativamente pequeña de su tiempo. 5El curso subraya, por otra parte, el hecho de que enseñar es aprender, y de que, por consiguiente, no existe ninguna diferencia entre el maes­tro y el alumno. 6Subraya, asimismo, que enseñar es un proceso continuo, que ocurre en todo momento del día y que continúa igualmente en los pensamientos que se tienen durante las horas, de sueño.

2. Enseñar es demostrar. 2Existen solamente dos sistemas de pen­samiento, y tú demuestras constantemente tu creencia de que uno u otro es cierto. 3De tu demostración otros aprenden, al igual que tú. 4No es cuestión de si vas a enseñar o no, ya que en eso no hay elección posible. 5Podría decirse que el propósito del curso es proporcionarte los medios para que elijas lo que quieres enseñar, en base a lo que quieres aprender. 6No puedes darle nada a otro, ya que únicamente te das a ti mismo, y esto se aprende ense­ñando. 7Enseñar no es otra cosa que convocar testigos para que den fe de lo que crees. 8Es un método de conversión que no se lleva a cabo sólo con palabras. 9Toda situación tiene que ser para ti una oportunidad más para enseñarles a otros lo que tú eres, y lo que ellos son para ti. 10No tiene que ser más que eso, pero tampoco menos.

3. Por lo tanto, el programa de estudios que estableces está deter­minado exclusivamente por lo que crees que eres y por la relación que crees que otros tienen contigo. 2En la enseñanza tradicional, es posible que estas cuestiones no tengan nada que ver con lo que crees estar enseñando. 3Sin embargo, es imposible no usar el con­tenido de cualquier situación en la que te encuentres en favor de lo que enseñas realmente, y por ende, aprendes realmente. 4En relación con esto, el contenido verbal de lo que enseñas es irrelevante. 5Puede que coincida con ello, puede que no. 6La enseñanza que yace tras lo que dices es lo que te enseña. 7Enseñar no hace sino reforzar lo que crees acerca de ti mismo. 8Su propósito funda­mental es aplacar las dudas que albergamos acerca de nosotros mismos. 9Esto no quiere decir que el ser que estás tratando de proteger sea real. 10Pero sí quiere decir que el ser que tú conside­ras real es al que le enseñas.

4. Esto es inevitable. 2No hay forma de escapar de ello. 3¿Cómo podría ser de otra manera? 4Todo el que sigue las enseñanzas del mundo, y todo aquel que está aquí las sigue hasta que cambia de parecer, enseña únicamente para convencerse a sí mismo de que él es lo que no es. 5He aquí el propósito del mundo. 6¿Cómo podrían entonces ser sus enseñanzas diferentes? 7A esta situación de ense­ñanza restringida y sin esperanzas, que no enseña sino muerte y desolación, Dios envía a Sus maestros. 8Y conforme éstos enseñan Sus lecciones de júbilo y de esperanza, su propio aprendizaje finalmente concluye.

5. Si no fuera por los maestros de Dios, habría muy pocas espe­ranzas de alcanzar la salvación, pues el mundo del pecado pare­cería ser eternamente real. 2Los que se engañan a sí mismos tienen que engañar, ya que no pueden sino enseñar engaño. 3¿Y qué otra cosa sino eso es el infierno? 4Éste es un manual para los maestros de Dios, 5quienes no son perfectos, pues, de lo contra­rio, no estarían aquí. 6Su misión, no obstante, es alcanzar la perfección aquí, y, por lo tanto, la enseñan una y otra vez, de muchísimas maneras, hasta que la aprenden. 7Y después ya no se les ve más, si bien sus pensamientos siguen siendo una fuente de fortaleza y de verdad para siempre. 8¿Quiénes son? 9¿Cómo son escogidos? 10¿A qué se dedican? 11¿Cómo pueden alcanzar su propia salvación y la salvación del mundo? 12El propósito de este manual es contestar estas preguntas.

  1. ¿QUIÉNES SON LOS MAESTROS DE DIOS?

1. Un maestro de Dios es todo aquel que decide serlo. 2Sus atri­butos consisten únicamente en esto: de alguna manera y en algún lugar ha elegido deliberadamente no ver sus propios intereses como algo aparte de los intereses de los demás. 3Una vez que ha hecho esto, su camino ha quedado establecido y su dirección es segura. 4Una luz ha entrado en las tinieblas. 5Tal vez sea una sola luz, pero con una basta. 6El maestro de Dios ha hecho un com­promiso con Dios aunque todavía no crea en Él. 7Se ha convert­ido en un portador de salvación. 8Se ha convertido en un maestro de Dios.

2. Los maestros de Dios proceden de todas partes del mundo 2y de todas las religiones, aunque algunos no pertenecen a ninguna religión. 3Los maestros de Dios son los que han respondido. 4La Llamada es universal, 5y está activa en todo momento y en todas partes. 6Dicha Llamada invoca a los maestros a que hablen en favor de Ella y a que rediman el mundo. 7Muchos la oyen, pero muy pocos responden. 8Sin embargo, es sólo cuestión de tiempo. 9Todo el mundo responderá al final, pero ese final puede estar muy, muy lejos. 10Ésta es la razón por la que se estableció el plan de los maestros. 11Su función es ahorrar tiempo. 12Cada uno comienza como una sola luz, pero como tiene la Llamada en el mismo centro de su ser, esa luz no puede restringirse. 13Y cada uno de ellos ahorra miles de años tal como el mundo juzga el tiempo. 14Mas para la Llamada en Sí, el tiempo no significa nada.

3. Cada maestro de Dios tiene su propio curso. 2La estructura de éste varía enormemente, 3así como los medios particulares de enseñanza empleados. 4El contenido del curso, no obstante, nunca varía. 5Su tema central es siempre: "El Hijo de Dios es inocente, y en su inocencia radica su salvación". 6Esto se puede enseñar con acciones o con pensamientos; con palabras o sin ellas; en cualquier lenguaje o sin lenguaje; en todo lugar o momento, o en cualquier forma. 7No importa lo que el maestro haya sido antes de oír la Llamada, 8al responder se ha convertido en un salvador. 9Ha visto a alguien más como a sí mismo. 10Ha encontrado, por lo tanto, su propia salvación y la salvación del mundo. "Con su renacer renace el mundo”.


4. Este manual está dedicado a una enseñanza especial, y dirigido a aquellos maestros que enseñan una forma particular del curso universal. 2Existen muchas otras formas, todas con el mismo de­senlace. 3Su propósito es simplemente ahorrar tiempo. 4No obs­tante, sólo el tiempo se arrastra pesadamente, y el mundo ya está muy cansado. 5Está viejo, agotado y sin esperanzas. 6Mas el de­senlace final nunca se puso en duda, pues, ¿qué puede cambiar la Voluntad de Dios? 7Pero el tiempo, con sus ilusiones de cambio y de muerte, agota al mundo y a todas las cosas que habitan en él. 8Al tiempo, no obstante, le llegará su final, y propiciar ese final es la función de los maestros de Dios, 9pues el tiempo está en sus manos. 10Tal fue su elección, y así se les concedió.

Video de Mich Gaymard


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