Lección 238 y Texto UCDM
LECCIÓN 238
La salvación
depende de mi decisión.
1. Padre, Tu confianza en mí ha sido
tan grande que debo ser digno de ella. 2Tú me creaste
y me conoces tal como soy. 3Y aun así,
pusiste en mis manos la salvación de Tu Hijo y dejaste que dependiera de mi
decisión. 4¡Cuán grande debe ser Tu amor por mí! 5Y mi santidad debe ser asimismo
inexpugnable para que hayas puesto a Tu Hijo en mis manos con la certeza de que
Aquel que es parte de Ti, y también de mí, puesto que es mi Ser, está a salvo.
2. Y así, hoy volvemos a hacer
otra pausa para pensar en lo mucho que nos ama nuestro Padre. 2Y cuán querido sigue siendo para
Él Su Hijo, quien fue creado por Su Amor y en quien el Amor de Su Padre alcanza
su plenitud.
Texto
VII.
La visión del salvador
1. Aprender significa cambiar. 2La salvación
no intenta valerse de medios que todavía sean tan ajenos a tu modo de pensar
que no te sirvan de nada, ni tampoco es su intención producir cambios que tú no
puedas reconocer. 3Mientras perdure la percepción habrá necesidad de
conceptos, y la tarea de la salvación es cambiarlos. 4Pues tiene que
lidiar, valiéndose de contrastes, no de la verdad, la cual no tiene opuestos ni
puede cambiar. 5De acuerdo con los conceptos del mundo, los
culpables son "malos" y los inocentes "buenos". 6Y
no hay nadie aquí que no tenga un concepto de sí mismo que cuenta con lo
"bueno" para que le perdone lo "malo". 7No puede
tampoco confiar en el aspecto."bueno" de nadie, pues cree que el
"malo" anda por ahí al acecho. 8Éste concepto hace hincapié
en la traición, de modo que resulta imposible tener confianza. 9Nada
de esto puede cambiar mientras percibas lo "malo" en ti.
2. Mientras le atribuyas valor al ataque no podrás ver
tus "malos" pensamientos. 2Puede que algunas veces los
percibas, pero no te darás cuenta de que no significan nada. 3Y
así, se presentarán en formas temibles, ocultando su contenido, a fin de
quebrantar el pobre concepto que tienes de ti mismo y ennegrecerlo con otro
"crimen" más. 4No puedes concederte a ti mismo tu
inocencia, pues estás demasiado confundido con respecto a quién eres. 5Mas
sólo con que considerases a un solo hermano como completamente digno de perdón, tu concepto de ti
mismo cambiaría por completo. 6Tus "malos" pensamientos
quedarían perdonados junto con los suyos, al no haber permitido que ninguno de
ellos te afectase. 7Abandonarías tu empeño de querer ser el símbolo
de su maldad y culpabilidad. 8Y al depositar tu confianza en lo
que es bueno en él, la depositarías en lo que es bueno en ti.
3. Desde un punto de vista conceptual, ésta es la
manera de verlo a él como algo más que un cuerpo, pues el cuerpo
nunca parece ser lo que es bueno. 2Las acciones del cuerpo se
perciben como procedentes de lo más "bajo" en ti, y, por ende, de lo más "bajo"
en él. 3Al concentrarte únicamente en lo bueno en él, ves el cuerpo
cada vez menos y a la larga tan sólo se verá como una sombra que circunda lo
bueno. 4Y cuando hayas llegado al mundo que se encuentra más allá
de lo que sólo se puede ver con los ojos del cuerpo, ése será el concepto
que tendrás de ti mismo. 5Pues no interpretarás nada de lo que veas
sin la Ayuda de
la
que
Dios te proveyó. 6Y en Su visión
yace otro mundo.
4. Vives en ese mundo tanto como en éste, 2pues
los dos son conceptos de ti mismo que se pueden intercambiar, pero que jamás
pueden albergarse simultáneamente. 3El contraste es mucho mayor de
lo que te imaginas, pues amarás ese otro concepto de ti mismo porque no se
concibió sólo para ti. 4Aunque nació como un regalo para alguien a
quien no percibías como tu propio ser; se te ha dado a ti. 5Pues el perdón que
le concediste a él ha sido aceptado ahora para los dos.
5. Ten fe en aquel que camina a tu lado, para que tu
temeroso concepto de ti mismo pueda cambiar. 2Y contempla lo bueno en él, para que tus "malos" pensamientos
no te asusten al no poder nublar la manera en que lo ves. 3Y lo único que se requiere es que estés dispuesto a que este feliz cambio
tenga lugar. 4No se te pide nada más. 5En apoyo de ese
cambio, recuerda lo que el concepto de ti mismo que ahora abrigas te trajo en
su estela, y dale la bienvenida al grato contraste que se te ofrece. 6Extiende
la mano y recibe el regalo de dulce perdón que le ofreces a aquel que tiene tanta
necesidad de él como tú. 7Y permite que el cruel concepto que tienes
de ti mismo sea intercambiado por otro que te brinda la paz de Dios.
6. El concepto que ahora tienes de
ti mismo garantiza que tu función aquí sea por siempre irrealizable e
imposible de llevar a cabo. 2Y así, te
condena a una amarga y profunda sensación de depresión y futilidad. 3Dicho
concepto, sin embargo, no tiene por qué ser fijo e inalterable, a menos que
decidas que no hay esperanzas de que pueda cambiar y lo mantengas estático y
oculto en tu mente. 4En lugar de ello, entrégaselo a Aquel que
entiende cuáles son las modificaciones que necesita para que pueda serle útil a
la función que se te encomendó a fin de brindarte paz, de modo que puedas
ofrecer paz para así gozar de ella. 5Las alternativas están en tu
mente para que las uses, y tú puedes verte a ti mismo de otra manera. 6¿No
preferirías considerarte a ti mismo alguien que es necesario para la salvación
del mundo, en vez de un enemigo de ella?.
7. El concepto del yo se alza como
un escudo, como una silenciosa barricada contra la verdad, y la oculta de tu
vista. 2Todas las cosas que ves son imágenes, porque las contemplas
a través de una barrera que te empaña la vista y deforma tu visión, de manera
que no puedes ver nada con claridad. 3La luz está ausente de todo lo
que ves. 4Como máximo, vislumbras una sombra de lo que se encuentra
más allá. 5Como mínimo, ves simplemente la oscuridad y percibes las
aterrantes imaginaciones procedentes de pensamientos de culpabilidad y de
conceptos nacidos del miedo. 6Y lo que ves
es el infierno, pues eso es lo que es el miedo. 7Mas todo lo que se
te da es para tu liberación, y la vista, la visión y el Guía interno te sacarán
del infierno junto con aquellos que amas a tu lado, y al universo junto con
ellos.
8. ¡Mirad el papel que se os ha
encomendado en el universo! 2El Señor del Amor y de la Vida le ha encomendado a cada
aspecto de la verdadera creación que salve a todo el mundo de la
aflicción del infierno. 3Y a cada uno Él le ha concedido la gracia
de ser el salvador de los santos hermanos que especialmente se le confiaron. 4Y esto es lo que él aprende cuando primero ve a otro tal como se ve a sí
mismo y contempla su propio reflejo en él. 5Así es como deja de lado
el concepto que tiene de sí mismo, pues nada viene a interponerse entre su
visión y lo que contempla, para juzgar lo que él ve. 6Y en esta
única visión él ve la faz de Cristo y se da cuenta de que contempla a todo el
mundo según contempla a este hermano. Pues ahora hay luz donde antes había
oscuridad, y el velo que cubría su vista ha sido descorrido.
9. El velo
que cubre la faz de Cristo, el temor a Dios y a la salvación, así como el amor
a la culpabilidad y a la muerte, no son sino diferentes nombres de un mismo
error: que hay un espacio entre tu hermano y tú que os mantiene aparte debido a una ilusión de ti mismo que lo mantiene a él separado de ti y a ti alejado de él. 2La espada del juicio
es el arma que le entregas a esta ilusión de ti mismo, para que pueda luchar e impedir que el amor llene el
espacio que mantiene a tu hermano separado de ti, mientras empuñes esa espada,
no obstante, no podrás sino percibirte a ti mismo como un cuerpo, pues te
habrás condenado a estar separado de aquel que sostiene el espejo que refleja
otra imagen de lo que él es, y, por ende, de lo que tú no puedes sino ser
también.
10.¿Qué es la tentación sino
el deseo de permanecer en el infierno y en la aflicción? 2¿Y a qué
puede dar lugar esto, sino a una imagen de ti mismo que puede estar afligida y
permanecer atormentada y en el infierno? 3El que ha aprendido a no
ver a su hermano de esta manera, se ha salvado a sí mismo y, por ende, se ha
convertido en el salvador de todos los demás. 4Dios ha encomendado
a todos a cada uno, pues un salvador parcial es uno que sólo se ha salvado
parcialmente. 5Los santos hermanos que Dios te ha encomendado para
que los salves son todos aquellos con quienes te encuentras o a quienes
contemplas sin saber quién son; los que viste por un instante y luego
olvidaste; los que conociste hace mucho; los que conocerás algún día; aquellos
de los que ya no te acuerdas y los que aún no han nacido. 6Pues Dios
te ha dado a Su Hijo para que lo salves de cualquier concepto que él jamás haya
abrigado.
11. Mas ¿cómo podrías ser el
salvador del Hijo de Dios mientras todavía desees permanecer en el infierno? 2¿Cómo
ibas a ser consciente de su santidad mientras lo veas separado de la tuya? 3Pues
la santidad se ve a través de los santos ojos que ven la inocencia en su
interior, y que, debido a ello, esperan verla en todas partes. 4De
esta manera, la invocan en todo aquel que contemplan, para que pueda ser lo
que ellos esperan de él. 5Esta es la visión del salvador: él ve su inocencia en
todos los que contempla, y su propia salvación en todas partes. 6No
tiene un concepto de sí mismo que se interponga entre sus
ojos despejados y serenos y lo que ve. 7De este modo, lleva la luz
a todo lo que contempla para así poderlo ver como realmente es.
12. Sea cual sea la forma en que la
tentación parezca manifestarse, no es más que un reflejo de tu deseo de ser
algo que no eres. 2Y de ese
deseo surge un concepto que te enseña que tú eres aquello que deseas ser. 3Y
hasta que no dejes de atribuirle valor al deseo que lo engendró, ése será el
concepto que tendrás de ti mismo. 4Y mientras lo tengas en gran estima,
verás a tu hermano como la imagen de ti que dicho deseo engendró. 5Pues
ver es tan sólo la representación de un deseo, ya que no tiene el poder de
crear. 6Puede, no obstante, contemplar con amor o con odio, dependiendo
sencillamente de si eliges unirte a lo que ves o mantenerte aparte y separado
de ello.
13. Así como la visión del salvador
está desprovista de cualquier juicio acerca de ti, del mismo modo es inocente
con respecto a lo que tu hermano es. 2No ve el pasado de nadie en
absoluto. 3Y así, sirve a una mente completamente receptiva, libre
de viejos conceptos y dispuesta a contemplar sólo lo que el presente contiene.
4No puede juzgar porque no sabe nada. 5Y al haber
reconocido esto, simplemente pregunta: "¿Cuál es el significado de lo que
contemplo?" 6Entonces se le da la respuesta. 7Y la
puerta se abre para que la faz de Cristo refulja sobre aquel que con inocencia
pide ver más allá del velo de las viejas ideas y de los conceptos ancestrales
que por tanto tiempo abrigó contra la visión de Cristo en ti.
14.Así pues, mantente alerta contra la tentación, recordando que no es más
que un deseo demente e insensato de convertirte en algo que no eres. 2Y
piensa también en esa cosa que querrías ser en cambio. 3Pues de lo
que esa cosa se compone es de locura, de dolor y muerte; de traición y de
profunda desesperación, así como de sueños fallidos y de haber perdido toda
esperanza, salvo la de morir, para así poner fin al sueño de miedo. 4Eso es todo lo
que es la tentación, nada más. 5¿Cómo iba a ser difícil elegir contra ello? 6Examina
lo que es la tentación y reconoce cuáles son las verdaderas alternativas entre
las que eliges. 7Pues sólo hay dos. 8No te dejes engañar
por el hecho de que aparentan ser muchas. 9Las alternativas son el
infierno o el Cielo, y de éstas, sólo puedes elegir una.
15. No dejes que la luz del mundo,
la cual te ha sido concedida, permanezca oculta del mundo. 2El mundo
necesita la luz, pues es ciertamente un lugar sombrío, y los hombres se
desesperan por haber negado la visión del salvador y lo que ven es la muerte. 3Su
salvador se encuentra ahí, desconocidamente y desconocido, y los contempla con
los ojos cerrados. 4Y ellos no podrán ver hasta que él los contemple
con ojos videntes y les ofrezca el perdón que se ofrece a sí
mismo. 5¿Podrías tú a quien Dios exhorta: "¡Libera a mi
Hijo!" caer en la tentación de no escuchar, una vez que te has dado cuenta
de que es tu propia liberación la que Él pide? 6¿Y qué otra cosa
sino ésta pretende enseñar este curso? 7¿Y qué otra cosa sino ésta
tienes que aprender?
Video de Mich Gaymard