Lección 224 y Texto UCDM
LECCIÓN 224
Dios es mi
Padre y Él ama a Su Hijo.
Texto
Capítulo
30
EL NUEVO COMIENZO
Introducción
1. El nuevo comienzo se convierte
ahora en el foco central de nuestro programa de estudios. 2No hay duda con respecto a cuál es
la meta, pero ahora se necesitan métodos específicos para alcanzarla. 3La
rapidez con la que la puedes alcanzar depende únicamente de esto: que estés
dispuesto a poner en práctica cada paso. 4Cada uno de ellos te
ayudará un poco más cada vez que lo practiques. 5Y todos ellos juntos te
conducirán más allá de los sueños de juicios a los de perdón, liberándote así
del dolor y del miedo. 6Ninguno de estos pasos es algo nuevo para
ti, pero todavía son ideas más que reglas por las que riges tu pensamiento. 7Por
lo tanto, necesitamos ponerlos en práctica por algún tiempo, hasta que se
conviertan en las reglas por las que riges tu vida. 8Nuestro
propósito es ahora convertirlos en hábito, de modo que estén a tu disposición
en caso de necesidad.
I.
Reglas para tomar decisiones
1. Tomar decisiones es un proceso
continuo, 2pero no siempre te das cuenta de cuándo las estás
tomando. 3Mas con un poco de práctica con aquellas de las que ya
eres consciente, comienza a establecerse un patrón que te ayudará con las
demás. 4No es conveniente que te preocupes por cada paso que tengas
que dar. 5Si adoptas una perspectiva correcta al despertar, habrás
ganado ya una gran ventaja. 6Mas si experimentas gran resistencia y
ves que tu resolución flaquea, es que todavía no estás listo. 7No luches
contra ti mismo. 8Piensa más bien en la clase de día que te
gustaría tener, y dite a ti mismo que hay una manera muy fácil de que este
mismo día pueda transcurrir así. 9Trata entonces una vez más de
tener la clase de día que deseas.
2. (1) Este enfoque comienza con la siguiente declaración:
2Hoy no tomaré
ninguna decisión por mi cuenta.
3Ésto
quiere decir que estás eligiendo no ser el juez de lo que se debe hacer. 4Pero
quiere decir también que no juzgarás aquellas situaciones en las que te veas
llamado a tomar una decisión. 5Pues si las juzgas, habrás
establecido las reglas que determinan cómo debes reaccionar ante ellas. 6Y
así, una respuesta diferente no haría sino causarte confusión, incertidumbre y
temor.
3. El mayor problema que tienes
ahora 2es que todavía decides primero lo que vas a hacer, y luego decides
preguntar qué es lo que debes hacer. 3Y es posible que lo que oigas
no resuelva el problema tal como lo percibiste inicialmente. 4Ésto
conduce al temor porque contradice tu percepción, de modo que te sientes
atacado, 5y, por ende, furioso. 6Hay ciertas reglas
mediante las cuales esto se puede evitar. 7Pero es inevitable que ocurra
al principio, mientras aún estás aprendiendo a escuchar.
4.(2) Siempre que te acuerdes de ello a lo largo del día y
dispongas de un momento de calma para reflexionar, repítete a ti mismo
nuevamente la clase de día que te gustaría tener, los sentimientos que deseas
abrigar, las cosas que quieres que te sucedan así como lo que quieres
experimentar, y di:
2Si no tomo ninguna decisión por mi
cuenta, ésa es la clase de día que se me concederá.
3Si
practicas estos dos procedimientos debidamente, ello te ayudará a dejarte
guiar sin temor, pues no permitirá que primero surja la oposición, para luego
convertirse en un problema de por sí.
5. Mas habrá ocasiones en las que
ya habrás juzgado de antemano. 2En esos casos la respuesta
suscitará un ataque, a no ser que rectifiques tu mente de inmediato para que
sólo desee una respuesta efectiva. 3Ten por seguro que eso es lo que
ha sucedido si no estás dispuesto a detenerte por un momento y pedir que se te
dé la respuesta. 4Pues ello quiere decir que ya has tomado una
decisión por tu cuenta y que no puedes ver cuál fue la pregunta. 5Necesitas
ahora un rápido reconstituyente antes de volver a preguntar.
6.(3) Recuerda nuevamente la clase de día que te gustaría
tener y reconoce que ha ocurrido algo que no forma parte de ello. 2Date
cuenta entonces de que has hecho una pregunta por tu cuenta y de que debes
haberla contestado de acuerdo con las condiciones que tú mismo has establecido.
3Di entonces:
4No tengo
ninguna pregunta. 5Me olvidé de lo que tenía que decidir.
6Esto
cancela las condiciones que has establecido y permite que la respuesta te
muestre cuál debió haber sido realmente la pregunta.
7. Trata de observar esta regla sin
demora, a pesar de tu resistencia, 2pues ya estás enfadado. 3Y tu temor de que se te vaya a dar una respuesta que no coincida con tu
pregunta tal como la planteaste cobrará ímpetu, y acabarás creyendo que el día
que deseas es uno en el que a tus preguntas se les da tus respuestas.
4Y no será así, pues ello te arruinaría el día al
privarte de lo que realmente deseas. 5Esto puede ser muy difícil de
entender, una vez que has decidido por tu cuenta qué reglas te prometen un día
feliz. 6No obstante, esa decisión todavía puede revocarse mediante
métodos sencillos que puedes aceptar.
8.(4) Si estás tan reacio a recibir que ni siquiera puedes
olvidarte de tu pregunta puedes empezar a cambiar de parecer con lo siguiente:
2Por lo
menos puedo decidir que no me gusta cómo me estoy sintiendo ahora.
3Esto por lo
menos es obvio, y allana el camino para el siguiente paso, que es muy sencillo.
9. (5) Una vez que
has decidido que no te gusta cómo te estás sintiendo, qué podría ser más fácil
que continuar con:
2Por lo
tanto, espero haber estado equivocado.
3Esto mitiga
la sensación de resistencia y te recuerda que no se te está forzando a que
aceptes ayuda, sino que ésta es algo que deseas y necesitas porque no te gusta
cómo te estás sintiendo. 4Esta ínfima apertura bastará para que
puedas seguir adelante y dar los pocos pasos que necesitas para dejar que se te
ayude.
10. Ahora has
llegado a un punto crucial porque te has dado cuenta de que saldrías ganando si
lo que decidiste no es como tú pensabas. 2Hasta que no llegues a
este punto, creerás que tu felicidad depende de tener razón. 3Pero
por lo menos has alcanzado ahora un cierto grado de sensatez: te has dado
cuenta de que sería mejor para ti que estuvieses equivocado.
11.(6) Éste ápice de sabiduría bastará para llevarte aún
más lejos.
2No se te
está forzando a ello, sino que simplemente esperas lograr lo que quieres. 3Por
lo tanto, puedes decir con perfecta honestidad:
4Quiero ver
esto de otra manera.
5Ahora has
cambiado de parecer con respecto a la clase de día que deseas tener, y has
recordado lo que realmente quieres. 6Su propósito ya no está velado
por la demente idea de que lo quieres para satisfacer tu empeño de tener razón
cuando en realidad estás equivocado. 7De este modo, el hecho de que
estás dispuesto a pedir llega hasta tu conciencia, pues no puedes estar en
conflicto cuando pides lo que realmente quieres y comprendes que eso es lo que
estás pidiendo.
12. (7) Éste último
paso es sólo el reconocimiento de que no te opones a recibir ayuda. 2Es
la declaración de una mente receptiva, que aunque todavía no está segura, está
dispuesta a que se le muestre lo que necesita ver:
3Tal vez hay
otra manera de ver esto. 4¿Qué puedo
perder con preguntar?
5Ahora
puedes, por lo tanto, hacer una pregunta que tiene sentido, y,
consecuentemente, la respuesta tendrá sentido también. 6Y no
te opondrás a ella, pues comprenderás que es a ti a quien dicha respuesta
beneficiará.
13. Debe quedar claro, no obstante,
que es más fácil que tu día transcurra felizmente si no permites que la
infelicidad haga acto de presencia en primer lugar. 2Pero esto
requiere tener práctica con las reglas que te protegen de los embates del
temor. 3Cuando hayas dominado estas reglas, el amargo sueño de
juicios habrá sido des-hecho para siempre. 4Pero mientras tanto,
necesitas poner en práctica las reglas que lo deshacen. 5Examinemos,
pues, una vez más la primera de las decisiones que aquí se ofrecen.
14. Hemos dicho que puedes comenzar
el día felizmente si decides no tomar ninguna decisión por tu cuenta. 2Esto
de por sí parece ser una decisión. 3Sin embargo, tú no puedes tomar
decisiones por tu cuenta. 4La única cuestión es entonces con quién
eliges tomarlas. 5Eso es todo. 6La primera regla, pues,
no es una coacción, sino la simple afirmación de un simple hecho. 7No
tomas decisiones por tu cuenta, independientemente de lo que decidas. 8Pues o
bien se toman con ídolos o bien con Dios. 9Y le pides
ayuda al anti-Cristo o a Cristo, y aquel que elijas se unirá a ti y te dirá lo
que debes hacer.
15.Tu día no
transcurre al azar. 2La clase de día que tienes lo determina
aquello con lo que eliges vivirlo, y la manera en que percibe tu felicidad el
amigo a quien acudes en busca de consejo. 3Siempre pides consejo
antes de tomar cualquier decisión. 4Es esencial que entiendas esto,
pues así te darás cuenta de que en esto no hay coerción ni motivos para que te
opongas a ello por el hecho de que te impide ser libre. 5Nadie puede
escaparse de lo que inevitablemente ha de ocurrir. 6Y si tú crees que puedes, estás
equivocado.
16.La segunda regla es asimismo un hecho. 2Pues
tu consejero y tú tenéis que estar de acuerdo con respecto a lo que deseas
antes de que pueda ocurrir. 3Es este convenio lo que permite que
todas las cosas ocurran. 4Pues nada puede ocurrir sin algún tipo de
unión, ya sea con un sueño de juicios o con la Voz que habla en favor, de Dios. 5Las
decisiones producen resultados precisamente porque no se toman
aisladamente. 6Las tomáis tu consejero y tú, y son tanto para ti
como para el mundo. 7El día que deseas tener se lo ofreces al mundo,
pues transcurrirá tal como lo hayas pedido y reforzará el dominio de tu
consejero en el mundo. 8¿A qué reino le pertenece tu mundo hoy? 9¿Qué
clase de día vas a decidir tener?
17.Hoy sólo se necesitan dos que deseen gozar de
felicidad para que se la ofrezcan al mundo entero. 2Sólo se
necesitan dos que comprendan que no pueden decidir por su cuenta, para garantizar
que el júbilo que pidieron sea plenamente compartido por todos. 3Pues
han entendido la ley básica que les otorga poder a todas las decisiones y les
confiere todos los efectos que ellas jamás puedan tener. 4Sólo se
necesitan dos. 5Estos dos tienen que haberse unido antes de que se
pueda tomar una decisión. 6Permite que esto sea lo único que tienes
presente, y tendrás la clase de día que deseas tener, y al tenerlo, se lo
ofrecerás al mundo. 7El juicio que habías emitido sobre el mundo
queda anulado mediante tu decisión de tener un día feliz. 8Y tal
como has recibido, así tienes que dar.
Video de Mich Gaymard