Lección 221 y Texto UCDM
SEGUNDA PARTE
Introducción
1. Las palabras apenas significarán
nada ahora. 2Las utilizaremos únicamente como guías de las que no
hemos de depender. 3Pues lo único que nos interesa ahora es tener
una experiencia directa de la verdad. 4Las lecciones que aún nos
quedan por hacer no son más que introducciones a los períodos en que
abandonamos el mundo del dolor y nos adentramos en la paz. 5Ahora
empezamos a alcanzar el objetivo que este curso ha fijado y a hallar la meta
hacia la que nuestras prácticas han estado siempre encaminadas.
2. Lo que nos proponemos ahora
es que los ejercicios sean sólo un preámbulo. 2Pues aguardamos con
serena expectación a nuestro Dios y Padre. 3Él nos ha prometido que Él Mismo dará el paso final. 4Y
nosotros estamos seguros de que Él cumple Sus promesas. 5Hemos
recorrido un largo trecho, y ahora lo aguardamos a Él. 6Continuaremos pasando un rato
con Él cada mañana y cada noche, mientras ello nos haga felices. 7No
vamos a considerar el tiempo ahora como una cuestión de duración. 8Dedicaremos
tanto tiempo como sea necesario a fin de lograr el objetivo que perseguimos. 9No
nos olvidaremos tampoco de nuestros recordatorios de cada hora, y recurriremos
a Dios siempre que nos sintamos tentados de olvidarnos de nuestro objetivo.
3. Durante el resto de los días
venideros seguiremos utilizando un pensamiento central para introducir nuestros
períodos de descanso y para calmar nuestras mentes, según lo dicte la necesidad.
2No obstante, no nos contentaremos únicamente con practicar los
demás instantes santos con los que concluye este año que le hemos dedicado a
Dios. 3Diremos más bien algunas palabras sencillas a modo de
bienvenida, y luego esperaremos que nuestro Padre Se revele a Sí Mismo, tal
como ha prometido que lo hará. 4Lo hemos invocado y Él ha prometido
que Su Hijo recibirá respuesta siempre que invoque Su Nombre.
4. Ahora venimos a Él teniendo
únicamente Su Palabra en nuestras mentes y en nuestros corazones, y esperamos
a que Él dé el paso hacia nosotros que nos ha dicho, a través de Su Voz, que no
dejaría de dar una vez que lo invitásemos. 2Él no ha dejado solo a Su Hijo en
su locura, ni ha traicionado la confianza que éste tiene en Él. 3¿No
le ha hecho acaso Su fidelidad acreedor a la invitación que Él espera para
hacernos felices? 4Le extenderemos esa invitación y Él la aceptará.
5Así es como transcurrirán nuestros momentos con Él. 6Expresaremos
las palabras de invitación que Su Voz sugiere y luego esperaremos a que Él
venga a nosotros.
5. La hora de la profecía ha
llegado. 2Ahora es cuando las antiguas promesas se honran y se
cumplen sin excepción. 3No queda ningún paso que el tiempo nos pueda
impedir dar. 4Pues ahora no podemos fracasar. 5Siéntate en
silencio y aguarda a tu Padre. 6Él ha dispuesto que vendrá una vez
que hayas reconocido que tu voluntad es que Él venga. 7Y tú nunca
habrías podido llegar tan lejos si no hubieses reconocido, por muy vagamente
que fuese, que ésa es tu voluntad.
6. Estoy tan cerca de ti que no
podemos fracasar. 2Padre, Te entregamos estos santos momentos como
muestra de agradecimiento por Aquel que nos enseñó a abandonar el mundo del
pesar a cambio del que Tú nos diste como sustituto. 3Ahora no
miramos hacia atrás. 4Miramos hacia adelante y fijamos la mirada en
el final de la jornada. 5Acepta de nuestra parte estas humildes
ofrendas de gratitud, mientras contemplamos, a través de la visión de Cristo,
un mundo que está más allá del que nosotros construimos y que aceptamos como
sustituto total del nuestro.
7. Y ahora aguardamos en silencio,
sin miedo y seguros de Tu llegada. 2Hemos procurado encontrar el
camino siguiendo al Guía que Tú nos enviaste. 3Desconocíamos el
camino, pero Tú no te olvidaste de nosotros. 4Y sabemos que no Te olvidarás de
nosotros ahora. 5Sólo pedimos que Tus promesas de antaño se cumplan
tal como es Tu Voluntad. 6Al pedir esto, nuestra voluntad dispone lo
mismo que la Tuya.
7El Padre y el Hijo, Cuya
santa Voluntad creó todo lo que existe, no pueden fracasar en nada. 8Con
esta certeza daremos estos últimos pasos que nos llevan a Ti, y descansaremos
confiadamente en Tu Amor, el cual jamás defraudará al Hijo que Te llama.
8. Y así damos comienzo a la parte
final de este año santo que hemos pasado juntos en busca de la verdad y de
Dios, Quien es su único creador. 2Hemos encontrado el camino que Él
eligió para que nosotros lo siguiésemos, y decidimos seguirlo tal como Él
quiere que hagamos. 3Su Mano nos ha sostenido. 4Sus
Pensamientos han arrojado luz sobre las tinieblas de nuestras mentes. 5Su Amor nos ha llamado
incesantemente desde los orígenes del tiempo.
9. Quisimos privar a Dios del Hijo
que Él creó para Sí. 2Quisimos que Dios cambiara y fuera lo que
nosotros queríamos hacer de Él. 3Y creímos que nuestros desquiciados
deseos eran la verdad. 4Ahora nos alegramos de que todo esto haya
desaparecido y de que ya no pensemos que las ilusiones son verdad. 5El
recuerdo de Dios despunta en los vastos horizontes de nuestras mentes. 6Un
momento más y volverá a surgir. 7Un momento más, y nosotros que
somos los Hijos de Dios, nos
encontráremos a salvo en nuestro hogar, donde Él desea que estemos.
11. Las palabras tendrán todavía
cierta utilidad. 2Cada cierto tiempo se incluirán temas de especial
relevancia, cuya lectura debe preceder a la de nuestras lecciones diarias y a los períodos de
experiencia profunda e inefable que
deben seguir a éstas. 3Estos temas especiales deberán repasarse cada
día hasta que se te ofrezca el siguiente. 4Debes leerlos lentamente
y reflexionar sobre ellos por un rato antes de cada uno de esos santos y
benditos instantes del día. 5He aquí el primero de estos temas
especiales.
1. ¿Qué es el perdón?
1. El perdón
reconoce que lo que pensaste que tu hermano te había hecho en realidad nunca
ocurrió. 2El perdón no perdona pecados, otorgándoles así realidad. 3Simplemente
ve que no hubo pecado. 4Y desde este punto de vista todos tus
pecados quedan perdonados. 5¿Qué es el pecado sino una idea falsa
acerca del Hijo de Dios? 6El perdón ve simplemente la falsedad de
dicha idea y, por lo tanto, la descarta. 7Lo que entonces queda
libre para ocupar su lugar es la
Voluntad de Dios.
2. Un pensamiento
que no perdona es aquel que emite un juicio que no pone en duda a pesar de que
es falso. 2La mente se ha cerrado y no puede liberarse. 3Dicho
pensamiento protege la proyección, apretando aún más sus cadenas de manera que
las distorsiones resulten más sutiles y turbias; menos susceptibles de ser
puestas en duda y más alejadas de la razón. 4¿Qué puede interponerse
entre una proyección fija y el objetivo que ésta ha elegido como su deseada
meta?
3. Un pensamiento
que no perdona hace muchas cosas. 2Persigue su objetivo
frenéticamente, retorciendo y volcando todo aquello que cree que se interpone
en su camino. 3Su propósito es distorsionar, lo cual es también el
medio por el que procura alcanzar ese propósito. 4Se dedica con
furia a arrasar la realidad, sin ningún miramiento por nada que parezca
contradecir su punto de vista.
4. El perdón, en
cambio, es tranquilo y sosegado, y no hace nada. 2No ofende ningún
aspecto de la realidad ni busca tergiversarla para que adquiera apariencias que
a él le gusten. 3Simplemente observa, espera y no juzga. 4El
que no perdona se ve obligado a juzgar, pues tiene que justificar el no haber
perdonado. 5Pero aquel que ha de perdonarse a sí mismo debe aprender
a darle la bienvenida a la verdad exactamente como ésta es.
5. No hagas nada,
pues, y deja que el perdón te muestre lo que debes hacer a través de Aquel que
es tu Guía, tu Salvador y Protector, Quien, lleno de esperanza, está seguro de
que finalmente triunfarás. 2Él ya te ha perdonado, pues ésa es la
función que Dios le encomendó. 3Ahora tú debes compartir Su función
y perdonar a aquel que Él ha salvado, cuya inocencia Él ve y a quien honra
como el Hijo de Dios.
LECCIÓN 221
Que mi mente
esté en paz y que todos mis pensamientos se aquieten.
1. Padre, hoy
vengo a Ti en busca de la paz que sólo Tú puedes dar. 2 Vengo
en silencio. 3Y
en la quietud de mi corazón
-en lo más recóndito de mi mente- , espero y estoy a la escucha de Tu Voz. 4Padre
mío, háblame hoy. 5Vengo a oír Tu Voz en silencio, con certeza y con
amor, seguro de que oirás mi llamada y de que me responderás.
2. Y ahora
aguardamos silenciosamente. 2Dios está aquí porque esperamos juntos.
3Estoy seguro de que Él te hablará y de que tú le oirás. 4Acepta
mi confianza, pues es la tuya. 5Nuestras mentes están unidas. 6Esperamos
con un solo propósito: oír la respuesta de nuestro Padre a nuestra llamada,
dejar que nuestros pensamientos se aquieten y encontrar Su paz, para oírle
hablar de lo que nosotros somos y para que Él Se revele a Su Hijo.
VII. No busques fuera de ti mismo
1. No busques fuera de ti mismo. 2Pues será en vano y llorarás cada vez que un ídolo se desmorone. 3El Cielo no se puede encontrar donde no está, ni es posible hallar paz en ningún otro lugar excepto en él. 4Ninguno de los ídolos qué veneras cuando llamas a Dios te contestará en Su lugar. 5Ninguna otra respuesta que puedas utilizar como sustituto te proporcionará la felicidad que sólo Su respuesta brinda. 6No busques fuera de ti mismo. 7Pues todo tu dolor procede simplemente de buscar en vano lo que deseas, y de insistir que sabes dónde encontrarlo. 8¿Y qué pasaría si no estuviese allí? 9¿Preferirías tener razón a ser feliz? 10Alégrate de que se te diga dónde reside la felicidad, y no la sigas buscando por más tiempo en ningún otro lugar, 11pues buscarás en vano. 12Mas se te ha concedido conocer la verdad, y saber que no la debes buscar fuera de ti mismo.
2. No hay nadie que venga aquí que no abrigue alguna esperanza, alguna ilusión persistente o algún sueño de que hay algo fuera de sí mismo que le puede brindar paz y felicidad. 2Si todo se encuentra en él, eso no puede ser verdad. 3Y así, al venir a este mundo, niega su propia verdad y se dedica a buscar algo que sea más que lo que lo es todo, como si una parte de ese todo estuviese separada y se encontrase donde el resto no está. 4Éste es el propósito que le confiere al cuerpo: que busque lo que a él le falta y que le provea de lo que le restauraría su plenitud. 5Y así, vaga sin rumbo, creyendo ser lo que no es, en busca de algo que no puede encontrar.
3. Ésta persistente ilusión le impulsará a buscar miles de ídolos, y más allá de éstos, mil más. 2Y todos le fallarán, excepto uno: pues morirá y no sé dará cuenta de que el ídolo que buscaba era su muerte. 3La forma en que este ídolo se manifiesta parece ser algo externo a él. 4No obstante, su intención es destruir al Hijo de Dios que se encuentra en su interior, y así probar que logró vencerlo. 5Éste es el propósito de todo ídolo, pues ése es el papel que se le asignó, y ése es el papel que no puede cumplir.
4. Siempre que tratas de alcanzar un objetivo en el que el mejoramiento del cuerpo es el beneficiario principal, estás buscando la muerte. 2Pues crees que puedes experimentar insuficiencia, y la insuficiencia es muerte. 3Sacrificarse es renunciar a algo, y, consecuentemente, estar privado de ello y haber sufrido una pérdida. 4Y mediante esta renuncia se renuncia a la vida. 5No busques fuera de ti mismo. 6Esa búsqueda implica que te falta plenitud interna y que temes contemplar tu ruina, por lo que prefieres buscar lo que eres fuera de ti mismo.
5. Los ídolos no pueden sino desmoronarse porque no tienen vida, y lo que no tiene vida es un signo de muerte. 2Viniste a morir, por lo tanto, ¿qué puedes esperar, sino percibir los signos de la muerte que buscas? 3Ni la tristeza ni el sufrimiento proclaman otro mensaje que el de haber hallado un ídolo que representa una parodia de la vida, el cual, al no tener vida, es realmente la muerte, a la cual se considera real y se le da forma viviente. 4No obstante, no hay ídolo que no haya de fracasar, desmoronarse y desintegrarse porque ninguna forma de muerte puede ser vida y lo que se sacrifica no puede ser íntegro.
6. Todos los ídolos de este mundo fueron concebidos para impedirte conocer la verdad que se encuentra en tu interior y para que le fueses leal al sueño de que para ser íntegro y feliz tienes que encontrar lo que se encuentra fuera de ti mismo. 2Es inútil rendirle culto a los ídolos y esperar hallar paz. 3Dios mora en tu interior, y tu plenitud reside en Él. 4Ningún ídolo puede ocupar Su lugar. 5No recurras a ídolos. 6No busques fuera de ti mismo.
7. Olvidémonos del propósito que el pasado le ha conferido al mundo. 2Pues, de otra manera, el futuro será como el pasado: una serie de sueños deprimentes, en los que todos los ídolos te irán fallando uno tras otro, y donde verás muerte y desengaño por doquier.
8. Para cambiar todo esto, y abrir un camino de esperanza y liberación en lo que aparenta ser un círculo interminable de desesperación, necesitas tan sólo aceptar que no sabes cuál es el propósito del mundo. 2Le adjudicas objetivos que no tiene, y de esta forma, decides cuál es su propósito. 3Procuras ver en él un lugar de ídolos que se encuentran fuera de ti, capaces de completar lo que está adentro dividiendo lo que eres entre lo que está afuera y lo que está adentro. 4Tú eliges los sueños que tienes, pues son la representación de tus deseos, aunque se perciben como si viniesen de afuera. 5Tus ídolos hacen lo que tú quieres, y tienen el poder que les adjudicas. 6Y los persigues fútilmente en el sueño porque deseas adueñarte de su poder.
9. No obstante, ¿dónde tienen lugar los sueños, sino en una mente dormida? 2¿Y podría acaso un sueño hacer que la imagen que proyecta fuera de sí mismo fuese real? 3Ahorra tiempo, hermano mío, aprendiendo para qué es el tiempo. 4Y haz que el final de los ídolos venga cuanto antes a un mundo entristecido y enfermo como consecuencia de los ídolos que se ven en él. 5Tu santa mente es el altar a Dios, y donde Él está no puede haber ídolos. 6El temor a Dios no es el miedo de perder tu realidad 7sino el miedo de perder tus ídolos. 8No obstante, has hecho de tu realidad un ídolo, y ahora lo tienes que proteger contra la luz de la verdad. 9Y todo el mundo se convierte en el medio para poder salvar a ese ídolo. 10De esta manera, la salvación parece amenazar la vida y ofrecer la muerte.
10. Mas no es así. 2La salvación trata de probar que la muerte no existe y que lo único que existe es la vida. 3Sacrificar la muerte no supone pérdida alguna. 4Un ídolo no puede ocupar el lugar de Dios. 5Deja que Él te recuerde Su Amor por ti, y no trates de ahogar Su Voz con los cantos de profunda desesperación que les ofreces a los ídolos de ti mismo. 6No busques esperanzas más allá de tu Padre. 7Pues la esperanza de felicidad no es la desesperación.
Video de Mich Gaymard