Lección 216 y Texto UCDM
LECCIÓN 216
No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.
1. (196) No puede ser sino a mí mismo a
quien crucifico.
2Todo lo que
hago, me lo hago a mí mismo. 3Si ataco, sufro.
4Mas si perdono, se me dará la salvación.
5No soy un cuerpo. 6Soy libre.
7Pues aún soy tal como Dios me creó.
Texto
II. La llegada del
Invitado
1. ¿Cómo no ibas a percibir como liberación del sufrimiento el darte
cuenta de que eres libre? 2¿Por qué no habrías de aclamar a la
verdad en vez de considerarla un enemigo? 3¿Por qué razón te parece
arduo, escabroso y demasiado difícil de seguir una senda que es fácil y que
está tan claramente marcada que es imposible perderse? 4¿No será
acaso porque consideras que es el camino al infierno en vez de una manera
sencilla de encontrarte en el Cielo y en Dios que no exige ni sacrificios ni
pérdidas? 5Mientras no te des cuenta de que no renuncias a nada y de
que es imposible perder, habrá veces en que te arrepentirás de haber elegido
este camino. 6Y no verás los muchos beneficios que tu decisión te ha
aportado. 7No obstante, aunque tú no los veas, están ahí. 8Su
causa ya los produjo, y los efectos tienen que estar allí donde su causa ha
hecho acto de presencia.
2. Has aceptado la causa de la
curación. aPor lo tanto, debes haber sanado. 2Y al haber sanado, debes ahora
también poseer el poder de sanar. 3El milagro no es un incidente
aislado que ocurre de repente como si se tratase de un efecto sin causa. 4Ni
tampoco es en sí una causa. 5Pero allí donde está su causa, allí
tiene que estar el milagro. 6Ahora ha sido causado, aunque aún no se
perciba. 7Y sus efectos se encuentran ahí, aunque aún no se vean. 8Mira
dentro de ti ahora, y no verás motivo alguno para estar arrepentido, sino
razones para sentir un gran regocijo y para abrigar esperanzas de paz.
3. Todo esfuerzo de encontrar
esperanzas de paz en un campo de batalla ha sido en vano. 2Ha sido
fútil pedirle a lo que se concibió precisamente para que perpetuase el pecado y
el dolor que te ayude a escapar de ellos. 3Pues el dolor y el pecado
son la misma ilusión, tal como el odio y el miedo, y el ataque y la
culpabilidad son uno. 4Allí donde no tienen causa, sus efectos desaparecen,
y el amor llega dondequiera que ellos no estén. 5¿Por qué no estás
contento? 6Te has librado del dolor y de la enfermedad, de la
aflicción y de la pérdida, así como de todos los efectos del odio y del ataque.
7El dolor ya no es tu amigo ni la culpabilidad tu dios. aPor
lo tanto, dale la bienvenida a los efectos del amor.
4. Tu Invitado ha llegado. 2Tú lo invitaste y Él vino. 3No
lo oíste entrar porque la bienvenida que le diste no fue total. 4Sus
dones, no obstante, llegaron con Él. 5Él los ha depositado a tus
pies, y ahora te pide que los contemples y los consideres tuyos. 6Él
necesita tu ayuda para dárselos a todos los que caminan por su cuenta,
creyendo estar solos y separados. 7Ellos sanarán cuando tú aceptes
tus dones, pues tu Invitado le dará la bienvenida a todo aquel cuyos pies hayan
tocado la tierra santa que tú pisas y donde Él ha puesto Sus dones a su
disposición.
5. No te das cuenta de cuánto
puedes dar ahora como resultado de todo lo que has recibido. 2No
obstante, Aquel que vino sólo está a la espera de que vayas allí adonde lo
invitaste. 3No hay ningún otro lugar donde Él pueda encontrarse con
Su anfitrión o Su anfitrión con Él. 4Ni tampoco hay ningún
otro lugar donde se puedan obtener Sus dones de paz y dicha, así como toda la
felicidad que brinda Su Presencia. 5Pues Sus dones se hallan allí
donde se encuentra Aquel que los trajo Consigo para dártelos. 6No
puedes ver a tu Invitado, pero puedes ver los dones que trajo. 7Y
cuando los contemples, aceptarás que Él debe estar ahí. 8Pues lo que
ahora puedes hacer no podrías haberlo hecho sin el amor y la gracia que emanan
de Su Presencia.
6. Ésta es la promesa del Dios
viviente: que Su Hijo viva, que toda criatura viviente forme parte de él y que
nada más viva. 2Aquello a lo que tú has dado "vida" no
está vivo, y sólo simboliza tu deseo de vivir separado de la vida, de estar.
vivo en la muerte, y de percibir a ésta como si fuese la vida, y al vivir, como
la muerte. 3Aquí las confusiones se suceden una tras otra, pues este
mundo se basa en la confusión y en nada más. 4Su base es inmutable,
si bien parece estar cambiando continuamente. 5Mas ¿qué podría ser
eso, sino lo que realmente significa el estado de confusión? 6Para
los que están confundidos la estabilidad no tiene sentido, y la variación y el
cambio se convierten en la ley por la que rigen sus vidas.
7. El cuerpo no cambia. 2Representa
el sueño más amplio de que el cambio es posible. 3Cambiar es
alcanzar un estado distinto de aquel en el que antes te encontrabas. 4En
la inmortalidad no hay cambios, y en el Cielo se desconocen. 5Aquí
en la tierra, no obstante, los cambios tienen un doble propósito, pues se
pueden utilizar para enseñar cosas contradictorias. 6Y esas cosas
son un reflejo del maestro que las enseña. 7El cuerpo puede parecer
cambiar con el tiempo, debido a las enfermedades o al estado de salud, o a
eventos que parecen alterarlo. 8Mas esto sólo significa que la mente
aún no ha cambiado de parecer con respecto a cuál es el propósito del cuerpo.
8. La enfermedad es la exigencia de
que el cuerpo sea lo que no es. 2Su insustancialidad, no obstante,
garantiza que no puede enfermar. 3En tu exigencia de que sea más de
lo que es radica la idea de la enfermedad. 4Pues dicha exigencia
requiere que Dios sea menos de lo que realmente es. 5¿Qué va a ser
de ti, entonces, si es a ti a quien se le exige el sacrificio? 6Pues
a Dios se le informa que parte de Él ya no le pertenece. 7Y a Él no
le queda otro remedio ahora que sacrificar tu ser y, como resultado de Su
sacrificio, tú te engrandeces y Él se empequeñece al perderte a ti. 8Y
lo que ya no le pertenece, se convierte en tu dios y te impide ser parte de Él.
9. El cuerpo al que se le pide ser
un dios es vulnerable al ataque, ya que su insustancialidad no se reconoce. 2Y
así, parece ser algo con poder propio. 3Al ser algo, se puede
percibir, y también se puede pensar que siente y actúa, y que te tiene
prisionero en su puño. 4Y puede que
no llegue a ser lo que le exigiste que fuese. 5Y lo odiarás por su
insignificancia, sin darte cuenta de que el fracaso no se debe a que sea menos
de lo que tú crees que debe ser, sino sólo a que no te has dado cuenta de que
no es nada. 6No obstante, en el hecho mismo de que no es nada reside
tu salvación, de la cual quieres huir.
10. En cuanto que "algo", se le pide al cuerpo que sea el
enemigo de Dios, y que reemplace lo que Dios es con pequeñez, limitaciones y
desesperanza. 2Es Su pérdida lo que celebras cuando consideras al
cuerpo algo que amas o algo que odias. 3Pues si Dios es la Suma de todo, entonces lo que
no está en Él no existe, y en Su compleción radica la insustancialidad del
cuerpo. 4Tu salvador no ha muerto ni tampoco mora en lo que se
edificó para ser un templo a la muerte. 5Él vive en Dios, y esto, y
sólo esto, es lo que lo convierte en tu salvador. 6La
insustancialidad de su cuerpo libera al tuyo de la enfermedad y de la muerte. 7Pues
lo que te pertenece a ti no puede ser ni más ni menos que lo que le pertenece a
él.
Video de Mich Gaymard