Lección 233 y Texto UCDM
LECCIÓN 233
Hoy le doy mi
vida a Dios para que Él la guíe.
1. Padre, hoy te entrego todos mis
pensamientos. 2No quiero quedarme con ninguno de ellos. 3En su lugar,
dame los Tuyos. 4Te entrego asimismo todos mis actos, de manera que
pueda hacer Tu Voluntad en lugar de ir en pos de metas inalcanzables y perder
el tiempo en vanas imaginaciones. 5Hoy vengo a Ti. 6Me haré a un
lado y simplemente Te seguiré. 7Sé Tú el Guía
hoy, y yo el seguidor que no duda de la sabiduría de lo Infinito, ni del Amor
cuya ternura no puedo comprender, pero que es, sin embargo, el perfecto
regalo que Tú me haces.
2. Hoy nos dirige un solo Guía. 2Y mientras caminamos juntos le
entregamos este día sin reserva alguna. 3Éste es Su día. 4Y
por eso es un día de incontables dones y de
infinitas mercedes para nosotros.
Texto
II.
Caminando con Cristo
1. Una vieja
lección no se supera contraponiendo la nueva con la vieja. 2No se la
subyuga para que la verdad pueda conocerse, ni se combate para que se rinda
ante el atractivo de la verdad. 3No hay que prepararse para ninguna
batalla, no hay que dedicarle tiempo, ni tampoco es necesario hacer planes para
implantar lo nuevo. 4Una vieja batalla se está librando contra la
verdad, pero la verdad no responde. 5¿Quién podría ser herido en
semejante batalla, a no ser que se hiriese a sí mismo? 6En realidad
no tiene enemigos. 7¿Y podría acaso ser atacado por sueños?
2. Repasemos
nuevamente lo que parece interponerse entre la verdad de lo que eres y tú. 2Pues
para superar este obstáculo se tienen que dar ciertos pasos. 3El
primero es una decisión que tú tomas. 4Pero de ahí en adelante, la
verdad se te confiere. 5Tú quieres determinar lo que es verdad, 6y
debido a tu deseo, estableces dos alternativas entre las que elegir cada vez
que crees que tienes que tomar una decisión. 7Ninguna de ellas es
verdad, 8ni tampoco son diferentes entre sí. 9Sin
embargo, tienes que examinar las dos antes de que puedas mirar más allá de
ellas a la única alternativa que sí constituye una
elección diferente. 10Pero no la busques en los sueños que forjaste
con el propósito de que esto estuviese nublado de tu conciencia.
3. Las alternativas entre las
que eliges no constituyen una verdadera elección, y tan sólo dan la impresión
de que se trata de una elección libre, pues en cualquier caso, el resultado
será el mismo. 2De modo que no es realmente una elección en
absoluto. 3El líder y el seguidor parecen desempeñar diferentes
papeles, y cada uno de estos papeles parece poseer ventajas que tú no quisieras
perder. 4En su fusión, por lo tanto, parece haber esperanzas de
satisfacción y de paz. 5Te ves a ti mismo dividido entre estos dos
papeles, escindido para siempre entre los dos. 6Y cada amigo o enemigo se convierte en un medio para salvarte de esto.
4. Tal vez lo llames amor 2O tal vez pienses que es un
asesinato que finalmente está justificado. 3Odias a aquel a quien
asignaste el papel de líder cuando tú lo quisieras tener, y lo odias igualmente
cuando él no lo asume en aquellas ocasiones en que tú quieres ser el seguidor y
abandonar el liderato. 4Para eso fue para lo que concebiste a tu
hermano, y te acostumbraste a pensar que ése era su propósito. 5A menos que él sea fiel a eso, no
habrá cumplido la función que tú le asignaste. 6Por lo tanto, merece
la muerte, al no tener ningún propósito ni ninguna utilidad para ti.
5. ¿Y qué quiere él de ti? 2¿Qué otra cosa
podría querer, 3sino lo mismo que tú quieres de él? 4En
esto es tan fácil elegir la vida como la muerte, pues lo que eliges para ti lo
eliges para él. 5Le haces dos llamamientos, tal como él a ti. 6Estos
dos llamamientos ciertamente constituyen
una elección, pues de cada uno de ellos se deriva un resultado distinto. 7Si
él acaba siendo tu líder o tu seguidor no importa, pues en cualquier caso
habrás elegido la muerte. 8Pero si él clama por la muerte o por la
vida, por el odio o bien por el perdón y por la ayuda, entonces el resultado no
será el mismo. 9Si oyes el primero de esos llamamientos, te
separarás de él y te perderás. 10Mas si oyes el segundo, te unirás a
él y en tu respuesta se halla la salvación. 11La voz que oyes en él
no es sino la tuya. 12¿Qué te pide? 13Escucha
atentamente, 14pues te está pidiendo lo mismo que te ha de llegar a
ti, ya que lo que estás viendo es una imagen de ti mismo y lo que estás oyendo
es tu propia voz expresando tus deseos.
6. Antes de contestar, haz una pausa y piensa en lo
siguiente: 2La respuesta que le
dé a mi hermano es la que yo estoy pidiendo. 3Y lo que aprenda acerca de él, es
lo que aprenderé acerca de mí. 4Aguardemos luego un instante y estemos muy quietos, olvidándonos de
todo lo que habíamos creído oír y recordando cuán poco sabemos. 5Este
hermano ni nos dirige ni nos sigue, sino que camina a nuestro lado por la misma
senda que nosotros recorremos. 6Él es como nosotros, y se halla tan
cerca o tan lejos de lo que anhelamos como le permitamos estar. 7No
hacemos ningún avance que él no haga con nosotros, y si él no avanza, nosotros
retrocedemos. 8No le des la mano con ira, sino con amor, pues su
progreso es el tuyo propio. 9Y recorreremos la senda por separado a
no ser que lo mantengas a salvo a tu lado.
7. Puesto que Dios os ama a los dos por igual, se te
salvará de todas las apariencias y contestarás la llamada que Cristo te hace. 2Estáte
muy quedo y escucha. 3Despeja tu mente de viejas ideas. 4Olvida
las tristes lecciones que aprendiste acerca de este Hijo de Dios que te llama. 5Cristo
llama a todos con igual ternura, sin ver líderes ni seguidores, y oyendo una
sola respuesta para todos ellos. 6Puesto que Él oye una sola Voz, no
puede oír una respuesta diferente de la que dio cuando Dios lo nombró Su único
Hijo.
8. Sumérgete en la más profunda quietud por un instante. 2Ven
sin ningún pensamiento de nada que hayas aprendido antes, y deja a un lado
todas las imágenes que has inventado. 3Lo viejo y decrépito se
derrumbará ante lo nuevo tanto si te opones a ello como si lo apoyas. 4Ninguna
de las cosas que consideras valiosas y dignas de tus atenciones será atacada. 5Tampoco
se atacará tu deseo de oír un llamamiento que jamás existió. 6Nada
te hará daño en este santo lugar adonde vienes a escuchar en silencio y a
aprender qué es lo que realmente quieres. 7Esto será lo único que se
te pedirá aprender. 8Mas al oírlo, comprenderás que lo único que
necesitas hacer es abandonar los pensamientos que ya no deseas y que nunca
fueron verdad.
9. Perdona a tu hermano por todo lo que aparenta ser, lo
cual procede de las viejas lecciones que te habías enseñado a ti mismo acerca
de tu pecaminosidad. 2Oye únicamente su petición de clemencia y
liberación de todas las pavorosas imágenes que tiene con respecto a lo que él
es y a lo que tú no puedes sino ser también. 3Él teme caminar
a tu lado, y cree que tal vez si se atrasa o se adelanta un poco será menos
peligroso para él. 4¿Cómo ibas a poder progresar tú si piensas lo
mismo, y avanzas únicamente cuando él se rezaga y te quedas atrás cuando él se
adelanta? 5Pues al hacer esto, te olvidas del objetivo de la
jornada, que no es otro que la decisión de caminar a su lado, de modo que
ninguno sea ni líder ni seguidor. 6Se trata, por lo tanto, de que
caminéis juntos y no cada uno por separado. 7Y mediante esta
decisión, el resultado del aprendizaje cambia, pues Cristo habrá vuelto a
nacer para vosotros dos.
10. Para que
esto suceda, bastará un solo instante que estés libre de tus viejas ideas
acerca de quién es tu formidable compañero y de lo que él debe estar pidiendo. 2Y
percibirás que su propósito es el mismo que el tuyo. 3Él pide lo que
tú deseas y necesita lo mismo que tú. 4Tal vez en su caso ello se
manifieste de forma diferente, pero no es a la forma a lo que respondes. 5Él
pide y tú recibes, pues has venido con un solo propósito: poder aprender a amar
a tu hermano con un amor fraternal. 6Y en cuanto que hermano tuyo,
su Padre no puede sino ser el mismo que el tuyo, ya que él es como tú.
11. Unidos podéis recordar y aceptar vuestra herencia
común. 2Solos, se os niega a ambos. 3¿No está claro acaso
que mientras sigas insistiendo en ser líder o seguidor pensarás que caminas
solo, sin nadie a tu lado? 4Éste es el camino que no conduce a ninguna parte, pues no se te puede otorgar la luz
mientras camines solo, y así, no puedes ver por donde vas. 5Esto
produce confusión y una interminable sensación de duda, a medida que te
tambaleas solo de un lado a otro en la oscuridad. 6Sin embargo,
éstas no son más que apariencias de lo que es la jornada y de cómo se tiene que
recorrer. 7Pues hay Alguien a tu lado que ilumina tu camino, de
modo que puedas dar cada paso con certeza y sin ninguna duda con
respecto a qué camino seguir. 8Tener los ojos vendados puede
ciertamente cegarte, mas no puede hacer que el camino en sí sea oscuro. 9Y
Aquel que viaja contigo tiene la luz.
Video de Mich Gaymard