Lección 239 y Texto UCDM
LECCIÓN 239
Mía es la
gloria de mi Padre.
1. No permitamos
hoy que la verdad acerca de nosotros se oculte tras una falsa humildad. 2Por
el contrario, sintámonos agradecidos por los regalos que nuestro Padre nos ha
hecho. 3¿Sería posible acaso que pudiéramos advertir algún vestigio
de pecado o de culpa en aquellos con
quienes Él comparte Su gloria? 4¿Y
cómo podría ser que no nos contásemos entre ellos, cuando Él ama a Su Hijo para
siempre y con perfecta constancia, sabiendo que es tal como Él lo creó?
2. Te damos gracias, Padre, por la
luz que refulge por siempre en nosotros. 2Y la honramos porque Tú la
compartes con nosotros. 3Somos uno, unidos en esa luz y uno Contigo,
en paz con toda la creación y con nosotros mismos.
Texto
VIII.
Elige de nuevo
1. La lección que la tentación
siempre quiere enseñar, en cualquier forma en que se presente e
independientemente de donde ocurra, es ésta: quiere persuadir al Hijo de Dios
de que él es un cuerpo, nacido dentro de lo que no puede sino morir, incapaz de
librarse de su flaqueza y condenado a lo que el cuerpo le ordene sentir. 2El cuerpo fija los límites de lo que el Hijo de Dios puede hacer.
3El poder del cuerpo es la única fuerza de la que el Hijo de Dios
dispone y el dominio de éste no puede exceder el reducido alcance del cuerpo. 4¿Querrías
seguir siendo eso, si Cristo se te apareciese en toda Su gloria, pidiéndote
solamente esto?:
5Elige de
nuevo si quieres ocupar el lugar que te corresponde entre los salvadores del
mundo, o si prefieres quedarte en el infierno y mantener a tus hermanos allí.
6Él ha venido, y
esto es lo que te está pidiendo.
2. ¿Cómo se lleva a cabo esa
elección? 2¡Qué fácil de explicar es ésto! 3Siempre
eliges entre tu debilidad y la fortaleza de Cristo en ti. 4Y lo que
eliges es lo que crees que es real. 5Sólo con que te negases a dejar
que la debilidad guiase tus actos, dejarías de otorgarle poder. 6Y la luz de Cristo en ti estaría entonces a cargo de todo cuanto
hicieses. 7Pues habrías llevado tu debilidad ante Él, y, a cambio de
ella, Él te habría dado Su fortaleza.
3. Las pruebas por las que pasas
no son más que lecciones que aún no has aprendido que vuelven a presentarse de
nuevo a fin de que donde antes hiciste una elección errónea, puedas ahora hacer
una mejor y escaparte así del dolor que te ocasionó lo que elegiste
previamente. 2En toda dificultad, disgusto o confusión Cristo te
llama y te dice con ternura: "Hermano mío, elige de nuevo”. 3Él
no dejará sin sanar ninguna fuente de dolor, ni dejará en tu mente ninguna
imagen que pueda ocultar a la verdad. 4Él te liberará de toda
miseria a ti a quien Dios creó como un altar a la dicha. 5No te dejará desconsolado, ni solo
en sueños infernales, sino que liberará a tu mente de todo lo que te impide ver
Su faz. 6Su santidad es la tuya porque Él es el único Poder que es
real en ti. 7Su fortaleza es la tuya porque Él es el Ser que Dios
creó como Su único Hijo.
4. Las imágenes que fabricas no
pueden prevalecer contra lo que Dios Mismo quiere que seas. 2Por lo
tanto, jamás tengas miedo de la tentación, sino reconócela como lo que es: una
oportunidad más para elegir de nuevo, y dejar que la fortaleza de Cristo impere
en toda circunstancia y lugar donde antes habías erigido una imagen de ti
mismo. 3Pues lo que parece ocultar a la faz de Cristo es impotente ante Su
majestad y desaparece ante Su santa presencia. 4Los salvadores del
mundo, que ven tal como Él ve, son sencillamente los que eligen la fortaleza de
Cristo en lugar de su propia debilidad, la cual se ve como algo aparte de Él. 5Ellos
redimirán al mundo, pues están unidos en el poder de la Volun tad de Dios. 6Y lo que ellos disponen no es
sino lo que Él dispone.
5. Aprende, pues, el feliz hábito
de responder a toda tentación de percibirte a ti mismo débil y afligido con
estas palabras:
2Soy tal
como Dios me creó. 3Su Hijo no puede sufrir. 4Y yo soy Su
Hijo.
5De este
modo se invita a la fortaleza de Cristo a que impere y reemplace todas tus
debilidades con la fuerza que procede de Dios, la cual es infalible. 6Y
de este modo también, los milagros se vuelven algo tan natural como el miedo y
la angustia parecían serlo, antes de que se eligiese la santidad. 7Pues
con esa elección desaparecen las distinciones falsas; las alternativas
ilusorias se dejan de lado y no queda nada que interfiera en la verdad.
6. Tú eres tal como
Dios te creó, al igual como también lo es toda cosa viviente que contemplas,
independientemente de las imágenes que veas. 2Lo que percibes como
enfermedad, dolor, debilidad, sufrimiento y pérdida, no es sino la tentación
de percibirte a ti mismo indefenso y en el infierno. 3No sucumbas a
esta tentación, y verás desaparecer toda clase de dolor, no importa dónde se
presente, en forma similar a como el sol disipa la neblina. 4Un
milagro ha venido a sanar al Hijo de Dios y a cerrarle la puerta a sus sueños
de debilidad, allanando así el camino hacia su salvación y liberación. 5Elige
de nuevo lo que quieres que él sea, recordando que toda elección que hagas
establecerá tu propia identidad tal como la has de ver y como creerás que es.
7. No me niegues el pequeño regalo
que te pido, cuando a cambio de ello pongo a tus pies la paz de Dios y el
poder para llevar esa paz a todos los que deambulan por el mundo solos,
inseguros y presos del miedo. 2Pues se te ha concedido poder unirte
a cada uno de ellos, y, a través del Cristo en ti, apartar el velo de sus ojos
y dejar que contemplen al Cristo en sí mismos.
8. Hermanos míos en la salvación,
no dejéis de oír mi voz ni de escuchar mis palabras. 2No os pido
nada, excepto vuestra propia liberación. 3El infierno no tiene
cabida en un mundo cuya hermosura puede todavía llegar a ser tan deslumbrante
y abarcadora que sólo un paso la separa del Cielo. 4Traigo a
vuestros cansados ojos una visión de un mundo diferente, tan nuevo, depurado y
fresco que os olvidaréis de todo el dolor y miseria que una vez visteis. 5Mas
tenéis que compartir esta visión con todo aquel que veáis, pues, de lo
contrario, no la contemplaréis. 6Dar este regalo es la manera de
hacerlo vuestro. 7Y Dios ordenó, con amorosa bondad, que lo fuese.
9. ¡Alegrémonos de poder caminar
por el mundo y de tener tantas oportunidades de percibir nuevas situaciones
donde el regalo de Dios se puede reconocer otra vez como nuestro! 2Y de esta manera, todo vestigio
del infierno, así como los pecados secretos y odios ocultos, desaparecerán. 3Y toda la hermosura que ocultaban
aparecerá ante nuestros ojos cual prados celestiales, que nos elevarán más allá
de los tortuosos senderos por los que viajábamos antes de que apareciese el
Cristo. 4Oídme, hermanos míos, oídme y uníos a mí. 5Dios
ha decretado que yo no pueda llamaros en vano, y en Su certeza, yo descanso en
paz. 6Pues vosotros me oiréis, y elegiréis de nuevo. 7Y
con esa elección todo el mundo quedará liberado.
10. Gracias, Padre, por estos santos seres que son mis hermanos, así como
Tus Hijos. 2La fe que tengo en ellos es Tu Propia fe. 3Estoy
tan seguro de que vendrán a mí como Tú estás de lo que ellos son, y de lo que
serán eternamente. 4Ellos aceptarán el regalo que les ofrezco porque
Tú me lo diste para ellos. 5Y así como yo únicamente quiero
hacer Tu santa Voluntad, ésa también será su elección. 6Te doy
gracias por ellos. 7El himno de la salvación resonará a través del
mundo con cada elección que cada uno de ellos haga. 8Pues compartimos
un mismo propósito, y el fin del
infierno está cerca.
11. Mi mano se extiende en gozosa
bienvenida a todo hermano que quiera unirse a mí para ir más allá de la tentación, y mirar con firme
determinación hacia la luz que brilla con perfecta constancia más allá de
ella. 2Dame los míos, pues te pertenecen a Ti. 3¿Y
podrías Tú dejar de hacer lo que es Tu Voluntad? 4Te doy las gracias
por lo que mis hermanos son. 5Y según cada uno de ellos elija
unirse a mí, el himno de gratitud que se extiende desde la tierra hasta el
Cielo se convertirá, de unas Cuantas notas sueltas, en un coro todo-abarcador,
que brota de un mundo redimido del infierno y que te da las gracias a Ti.
12. Y ahora decimos "Amén". 2Pues Cristo ha venido a
morar al lugar que, en el sosiego de la eternidad, Tú estableciste para Él
desde antes de los orígenes del tiempo. 3La jornada llega a su fin,
y acaba donde comenzó. 4No queda ni rastro de ella. 5Ya
no se le otorga fe a ninguna ilusión, ni queda una sola mota de oscuridad que
pudiese ocultarle a nadie la faz de Cristo. 6Tu Voluntad se hace,
total y perfectamente, y toda la creación Te reconoce y sabe que Tú eres la
única Fuente que tiene. 7La
Luz , clara como Tú, irradia desde todo lo que vive y se mueve
en Ti. 8Pues hemos llegado allí donde todos somos uno, y finalmente
estamos en casa, donde Tú quieres que estemos.
Video de Mich Gaymard