Lección 223 y Texto UCDM
LECCIÓN 223
Dios es mi
vida. No tengo otra vida que la
Suya.
1. Estaba equivocado
cuando pensaba que vivía separado de Dios, que era una entidad aparte que se
movía por su cuenta, desvinculada y encasillada en un cuerpo. 2Ahora
sé que mi vida es la de Dios, que no tengo otro hogar y que no existo aparte de
Él. 3Él no tiene Pensamientos que no sean parte de mí, y yo no tengo
ningún pensamiento que no sea de Él.
2. Padre
nuestro, permítenos contemplar la faz de Cristo en lugar de nuestros errores. 2Pues
nosotros que somos Tu santo Hijo somos
incapaces de pecar. 3Queremos
contemplar nuestra inocencia, pues la culpabilidad proclama que no somos Tu
Hijo. 4Y no queremos seguir relegándote al olvido, 5pues nos sentimos solos aquí y anhelamos estar en el
Cielo, que es nuestro hogar. 6Queremos
regresar hoy. 7Nuestro Nombre
es el Tuyo, y reconocemos que somos Tu Hijo.
Texto
IX.
El sueño de perdón
1. El que es esclavo de ídolos lo
es porque está dispuesto a serlo. 2Y dispuesto tiene que estar para
poderse postrar en adoración ante lo que no tiene vida y buscar poder en lo que
es impotente. 3¿Qué le sucedió al santo Hijo de Dios
para que su deseo fuese dejarse caer más bajo que las piedras del suelo y
esperar que los ídolos lo elevasen? 4Escucha, pues, tu historia en
el sueño que tejiste, y pregúntate si no es verdad que no crees que es un
sueño.
2. En la mente que Dios creó perfecta como Él Mismo se
adentró un sueño de juicios. 2Y en ese sueño el Cielo se trocó en
infierno, y Dios se convirtió en el enemigo de Su Hijo. 3¿Cómo puede
despertar el Hijo de Dios de este sueño? 4Es un sueño de juicios. 5Para
despertar, por lo tanto, tiene que dejar de juzgar. 6Pues el sueño
parecerá prolongarse mientras él forme parte de él. 7No juzgues,
pues el que juzga tiene necesidad de ídolos para evitar que sus juicios
recaigan sobre él mismo. 8No puede tampoco conocer al Ser al que ha
condenado. 9No juzgues, pues si lo haces, pasas a formar parte de
sueños malvados en los que los ídolos se convierten en tu
"verdadera" identidad, así como en la salvación del juicio que,
lleno de terror y culpabilidad, emitiste acerca de ti mismo.
3. Todas
las figuras del sueño son ídolos, concebidos para que te salven del sueño. 2No
obstante, forman parte de aquello para salvarte de lo cual fueron concebidos. 3De
esta manera, el ídolo mantiene el sueño vivo y temible, pues, ¿quién podría
desear un ídolo a no ser que estuviese aterrorizado y lleno de desesperación? 4Esto
es lo que el ídolo representa. aVenerarlo, por lo tanto, es venerar
la desesperación, el terror y el sueño de donde éstos proceden. 5Todo
juicio es una injusticia contra el Hijo de Dios, y es justo que el que le
juzgue no escape la pena que se impuso a sí mismo dentro del sueño que forjó. 6Dios
sabe de justicia, no de castigos. 7Pero en el sueño de juicios tú
atacas y te condenas a ti mismo; y deseas ser el esclavo de ídolos que se
interponen entre tus juicios y la pena que éstos conllevan.
4. No puede haber salvación en el sueño tal como lo
estás soñando. 2Pues los ídolos no pueden sino ser parte de él, para
salvarte de lo que crees haber hecho y de lo que crees que hiciste para
volverte un pecador y extinguir la luz interna. 3Criatura de Dios,
la luz aún se encuentra en ti. 4No estás sino soñando, y los ídolos
son los juguetes con los que sueñas que juegas. 5¿Quiénes, sino los
niños, tienen necesidad de juguetes? 6Los niños juegan a gobernar el
mundo, y le otorgan a sus juguetes el poder de moverse, hablar, pensar, sentir
y comunicarse por ellos. 7Sin embargo, todo lo que los juguetes
parecen hacer sólo tiene lugar en las mentes de aquellos que juegan con ellos. 8No
obstante, ansían olvidarse de que ellos mismos son los autores del sueño en el
que los juguetes son reales, y no quieren reconocer que los deseos de éstos son
en realidad los suyos propios.
5. Las pesadillas son sueños pueriles.
2En ellos los juguetes se han vuelto contra el niño que pensó
haberles otorgado realidad. 3Mas ¿tiene acaso un sueño el poder de
atacar? 4¿O podría un juguete volverse enorme y peligroso, feroz y
salvaje? 5Esto es lo que el niño cree, pues tiene miedo de sus
pensamientos y se los atribuye a los juguetes. 6Y la realidad de éstos se
convierte en la suya propia porque los juguetes parecen salvarlo de sus propios
pensamientos. 7Sin embargo, los juguetes mantienen sus pensamientos
vivos y reales, pero él los ve fuera de sí mismo, desde donde pueden volverse
contra él puesto que los traicionó. 8El niño cree que necesita los
juguetes para poder escapar de sus pensamientos porque cree que sus
pensamientos son reales. 9Y así, convierte todo en un juguete para
hacer que su mundo siga siendo algo externo a él, y pretender que él no es más
que una parte de ese mundo.
6. Llega un momento en que la
infancia debería dejarse atrás para siempre. 2No sigas aferrándote a
los juguetes de la infancia. 3Deséchalos, pues ya no tienes
necesidad de ellos. 4El sueño de juicios no es más que un juego de
niños, en el que el niño se convierte en un padre poderoso, pero con la
limitada sabiduría de un niño. 5Lo que le hiere es destruido; lo que
le ayuda, bendecido. 6Excepto que juzga con el criterio de un niño
que no sabe distinguir entre lo que le hace daño y lo que le sanaría. 7Cosas
adversas parecen acontecerle, y tiene miedo del caos que ve en un mundo que
cree gobernado por las leyes que él mismo promulgó. 8El mundo real,
no obstante, no se ve afectado por el mundo que él cree real, 9ni
sus leyes han cambiado porque él no las entienda.
7. El mundo real es también un
sueño. 2Excepto que en él los personajes han cambiado 3y
no se ven como ídolos traicioneros. 4El mundo real es un sueño en el
que no se usa a nadie para que sea el sustituto de otra cosa, ni tampoco se le
interpone entre los pensamientos que la mente concibe y lo que ve. 5No
se usa a nadie para lo que no es, pues las cosas infantiles hace mucho que se
dejaron atrás. 6Y lo que una vez fue un sueño de juicios se ha
convertido ahora en un sueño donde todo es dicha porque ése es su propósito. 7Ahí
sólo pueden tener lugar sueños de perdón, pues el tiempo está a punto de
finalizar, 8Y las figuras que entran a formar parte del sueño se
perciben ahora como hermanos, a los que ya no se juzga sino que se les ama.
8. No es
necesario que los sueños de perdón sean de larga duración. 2No se
concibieron para separar a la mente de sus pensamientos, 3ni
intentan probar que el sueño lo está soñando otro. 4En ellos se
puede oír una melodía que todos recuerdan, si bien no la han oído desde antes
de los orígenes del tiempo. 5El perdón, una vez que es total, hace
que la intemporalidad esté tan cerca que entonces se puede oír el himno del
Cielo, no con los oídos, sino con la santidad que nunca se ausentó del altar
que se encuentra eternamente en lo más profundo del Hijo de Dios. 6Y cuando éste vuelve a oír este
himno, se da cuenta de que nunca había dejado de escucharlo. 7¿Y
adónde va a parar el tiempo una vez que se han abandonado los sueños de
juicios?
9. Siempre que tienes miedo, de la
clase que sea -y tienes miedo si no estás
experimentando una profunda felicidad, certeza de que dispones de ayuda o una
serena confianza de que el Cielo te acompaña- ten por seguro que has forjado un
ídolo que crees que te va a traicionar. 2Pues bajo tus esperanzas de
que el ídolo te salve yace la culpabilidad y el dolor de la auto-traición y de
la incertidumbre, tan profundos y amargos, que el sueño no puede ocultar
completamente tu sensación de fracaso. 3El resultado de tu
auto-traición tiene que ser el miedo, pues el miedo es un juicio,
y conduce inevitablemente a la frenética búsqueda de ídolos y de muerte.
10. Los sueños
de perdón te recuerdan que estás a salvo y que no te has atacado a ti mismo. 2De
esta manera, tus terrores infantiles desaparecen y los sueños se convierten en
la señal de que has comenzado de nuevo, y no de que has tratado una vez más de
venerar ídolos y de perpetuar el ataque. 3Los sueños de perdón son
benévolos con todo aquel que forma parte de ellos. 4Y así, liberan
completamente al soñador de los sueños de miedo. 5Él deja entonces de tener miedo de
sus propios juicios, pues no ha juzgado a nadie ni ha intentado liberarse,
mediante juicios, de lo que los propios juicios imponen. 6Y ahora
recuerda continuamente lo que había olvidado cuando los juicios parecían ser
la manera de salvarle de la sanción que ellos mismos imponen.
Video de Mich Gaymard