“De la Duda al Poder: Cómo el Merecimiento Transforma tu Liderazgo”
En el camino hacia el éxito, las mujeres líderes solemos enfrentarnos a
un obstáculo silencioso pero poderoso: la creencia de que no merecemos nuestros
logros. A menudo, esta sensación se disfraza como “humildad” o como la
constante necesidad de hacer más para validar nuestro lugar.
Sin embargo, la verdad es clara: no puedes inspirar confianza en otros si
tú misma dudas de tu capacidad y valor. El liderazgo efectivo comienza desde
adentro, y el primer paso es reconocer que sí, mereces estar donde estás.
¿Pero qué es el merecimiento? Vendría a ser la creencia interna de que somos dignos de recibir
y disfrutar cosas positivas en la vida, ya sea en forma de
éxito, amor, reconocimiento, bienestar o felicidad. Es una percepción subjetiva
que está profundamente influenciada por nuestras experiencias, valores,
creencias y patrones emocionales.
El merecimiento no se trata solo de "obtener" cosas externas; es
un acto de conexión con nuestro valor interno. Se refleja en cómo nos
permitimos recibir oportunidades, afecto y reconocimiento sin autosabotearnos o
minimizarnos.
El impacto del
merecimiento en el liderazgo
Cuando lideras desde la duda o el síndrome del impostor:
- Tiendes a asumir demasiadas responsabilidades, agotándote física y
emocionalmente.
- Evitas delegar, lo que no solo te sobrecarga, sino que limita el
crecimiento de tu equipo.
- Pierdes oportunidades para innovar y ser auténtica, por miedo al
juicio o al error.
Por otro lado, liderar desde el merecimiento crea un cambio radical.
Reconocer tu valor y logros no solo te empodera, sino que también inspira a
quienes te rodean. Cuando crees en ti misma, das permiso a los demás para hacer
lo mismo.
Cómo empezar a
liderar desde el merecimiento
- Reconoce tu impacto diario: Haz una lista
de las decisiones, acciones y logros que han generado resultados
positivos. Esto te ayudará a visualizar tu valor tangible.
- Desafía la narrativa del impostor: Pregúntate: “¿Qué evidencia real tengo para creer que no soy
suficiente?” La mayoría de las veces, esa duda no tiene fundamento.
- Practica el autocuidado como líder: Descansar, delegar y establecer límites no son signos de
debilidad, sino de sabiduría. Un líder que se cuida lidera mejor.
- Acepta el reconocimiento: Cuando
alguien valore tu trabajo, no minimices el cumplido. Di “gracias” y déjalo
resonar.
Un liderazgo
auténtico comienza contigo
El liderazgo no es solo guiar a otros; es también guiarte a ti misma
hacia un lugar de equilibrio y confianza. Creer que mereces tu éxito no es
arrogancia, es la base para liderar con impacto y propósito.