Lección 261 y Manual del Maestro UCDM

LECCIÓN 261

Dios es mi refugio y seguridad.

1. Me identificaré con lo que creo es mi refugio y mi seguridad. 2Me veré a mí mismo allí donde percibo mi fuerza y pensaré que vivo dentro de la ciudadela en la que estoy a salvo y en la que no puedo ser atacado. 3No dejes que hoy busque seguridad en el peligro ni que trate de hallar mi paz en ataques asesinos. 4Vivo en Dios. 5En Él encuentro mi refugio y mi fortaleza. 6En Él radica mi Identidad. 7En Él reside la paz eterna. 8Y sólo allí recordaré Quién soy realmente.


2. No dejes que vaya en pos de ídolos, 2Padre mío, pues lo que deseo es estar Contigo en casa. 3Elijo ser tal como Tú me creaste y encontrar al Hijo que Tú creaste como mi. Ser.

Manual del Maestro

5. JESÚS - CRISTO

1. No necesitas ayuda para entrar en el Cielo, pues jamás te ausen­taste de él. 2Pero sí necesitas una ayuda que proceda de más allá de ti, pues te encuentras limitado por falsas creencias con res­pecto a tu Identidad, la cual sólo Dios estableció en la realidad. 3Los ayudantes que se te proveen varían de forma, aunque ante el altar son uno solo. 4Más allá de cada uno de ellos se encuentra un Pensamiento de Dios, y esto jamás ha de cambiar. 5Pero sus nombres difieren por un tiempo, puesto que el tiempo necesita símbolos, siendo de por sí irreal. 6Sus nombres son legión, pero no nos extenderemos más allá de los nombres que el curso en sí emplea. 7Dios no provee ayuda, pues no sabe de necesidades. 8Sin embargo, Él crea todos los Ayudantes que Su Hijo pueda necesitar, mientras éste siga creyendo que sus fantasías son rea­les. 9Dale gracias a Dios por ellos, pues son quienes te conducirán de regreso a tu hogar.

2. El nombre de Jesús es el nombre de uno que, siendo hombre, vio la faz de Cristo en todos sus hermanos y recordó a Dios. 2Al identificarse con Cristo, dejó de ser un hombre y se volvió uno con Dios. 3El hombre era una ilusión, pues parecía ser un ser separado que caminaba por su cuenta, dentro de un cuerpo que aparentemente mantenía a su ser separado de su Ser, como hacen todas las ilusiones. 4Pero ¿quién puede salvar a menos que, al ver las ilusiones, las identifique como lo que son? 5Jesús sigue siendo un Salvador porque vio lo falso y no lo aceptó como la verdad. 6Cristo necesitó su forma para poder presentarse ante los hom­bres y salvarlos de sus ilusiones.

3. En su completa identificación con el Cristo -el perfecto Hijo de Dios, Su única creación y Su felicidad, por siempre como Él y uno con Él- Jesús se convirtió en lo que todos vosotros no podéis sino ser. 2Mostró el camino para que le siguieras. 3Él te conduce de regreso a Dios porque vio el camino ante sí y lo siguió. 4Jesús hizo una clara distinción, todavía velada para ti, entre lo falso y lo verdadero. 5Te ofreció una demostración palpable de que es imposible matar al Hijo de Dios, y de que el pecado, la maldad, la malicia, el miedo o la muerte no pueden alterar su vida en modo alguno.

4. Todos tus pecados, por lo tanto, te han sido perdonados, ya que jamás tuvieron consecuencia alguna. 2Y así, no fueron más que sueños. 3Levántate con aquel que te mostró esto, ya que se lo debes por haber compartido contigo tus sueños para que pudie­ran ser disipados. 4Y todavía los comparte, para mantenerse en unión contigo.

5. ¿Es él el Cristo? 2Por supuesto que sí, junto contigo. 3Su vida en la tierra no fue lo suficientemente larga como para poder ense­ñar la poderosa lección que aprendió por todos vosotros. 4Mas él permanecerá contigo para conducirte desde el infierno que tú hiciste hasta Dios. 5Y cuando unas tu voluntad a la suya, verás a través de su visión, pues los ojos de Cristo se comparten. 6Cami­nar con él es algo tan natural como caminar con un hermano al que conoces desde que naciste, pues eso es en verdad lo que él es. 7Se han hecho amargos ídolos de aquel que sólo quiere ser un hermano para el mundo. 8Perdónale tus fantasías, y comprende lo mucho que amarías a un hermano así. 9Pues él por fin le brin­dará descanso a tu mente y la llevará contigo ante tu Dios.

6. ¿Es él el único Ayudante de Dios? 2¡Por supuesto que no! 3Pues Cristo adoptará muchas formas con diferentes nombres hasta que se reconozca la unicidad * de todas ellas. 4Mas para ti, Jesús es el portador del único mensaje de Cristo acerca del Amor de Dios. 5No tienes necesidad de ningún otro. 6Es posible leer sus palabras y beneficiarse de ellas sin aceptarle en tu vida. 7Mas él te ayudaría todavía más si compartieses con él tus penas y alegrías, y renun­ciases a ambas para hallar la paz de Dios. 8Con todo, lo que él quiere que aprendas más que nada sigue siendo la lección que vino a enseñar, la cual reza así:

9La muerte no existe porque el Hijo de Dios es como su Padre. 10No puedes hacer nada que pueda alterar el Amor Eterno. 11Olvida tus sueños de pecado y de cul­pabilidad, y en su lugar ven conmigo a compartir la resurrección del Hijo de Dios. 12Y trae contigo todos aquellos que Él te ha enviado para que cuides de ellos como yo cuido de ti.


6. EL ESPÍRITU SANTO

1. Jesús es la manifestación del Espíritu Santo, a Quien él invocó para que descendiese sobre la tierra después de su ascensión al Cielo, es decir, después de haberse identificado completamente con el Cristo, el Hijo de Dios tal como Él lo creó. 2Al ser el Espí­ritu Santo una creación del único Creador y al crear junto con Él y a Su semejanza o espíritu, es eterno y nunca ha cambiado. 3Fue "invocado para que descendiese sobre la tierra" en el sentido de que entonces se hizo posible aceptarle y escuchar Su Voz. 4Su Voz es la Voz de Dios, y, por lo tanto, ha adquirido forma. 5Dicha forma no es Su realidad, la cual sólo Dios conoce junto con Cristo, Su verdadero Hijo, Quien es parte de Él.

2. Al Espíritu Santo se le describe a lo largo del curso como Aquel que nos ofrece la respuesta a la separación y nos trae el plan de la Expiación, al asignarnos el papel especial que nos corresponde desempeñar en dicho plan y mostrarnos exactamente en qué con­siste. 2Él ha designado a Jesús como el líder para llevar a cabo Su plan, ya que Jesús fue el primero en desempeñar perfectamente su papel. 3Se le ha dado pleno poder en el Cielo y en la tierra, y lo compartirá contigo cuando tú hayas desempeñado el tuyo. 4El principio de la Expiación le fue dado al Espíritu Santo mucho antes de que Jesús lo pusiese en marcha.

3. Al Espíritu Santo se le describe como el último vínculo de co­municación que queda entre Dios y Sus Hijos separados. 2A fin de llevar a cabo esta función especial, Él ha asumido una doble función. 3Goza de conocimiento porque es parte de Dios; percibe porque fue enviado para salvar a la humanidad. 4Él es el gran principio corrector, el portador de la verdadera percepción, el poder intrínseco de la visión de Cristo. 5Él es la luz en la que se percibe el mundo perdonado, en el que solamente puede verse la faz de Cristo. 6Él nunca se olvida del Creador ni de Su Creación. 7Él nunca se olvida del Hijo de Dios. 8Él nunca se olvida de ti. 9Te brinda el Amor de tu Padre en un eterno resplandor que nunca será extinguido porque Dios Mismo lo depositó ahí.

4. El Espíritu Santo mora en la parte de tu mente que es parte de la Mente de Cristo. 2Él representa a tu Ser y a tu Creador, Quie­nes son uno. 3Habla por Dios y también por ti, ya que está unido a Ambos. 4Por consiguiente, Él es la prueba de que Ambos son uno solo. 5El Espíritu Santo parece ser una Voz, pues de esa forma es como te comunica la Palabra de Dios. 6Parece ser un Guía por tierras lejanas, pues ésa es la clase de ayuda que necesi­tas. 7Y parece ser también cualquier cosa que satisfaga las necesi­dades que creas tener. 8Pero Él no se engaña cuando te percibes a ti mismo atrapado por necesidades que no tienes. 9De ellas es de las que quiere liberarte. 10De ellas es de las que quiere ponerte a salvo.

5. Tú eres Su manifestación en este mundo. 2Tu hermano te invoca para que seas Su Voz junto con él. 3Por sí solo no puede ser el Ayudante del Hijo de Dios, pues por sí solo no tiene nin­guna función. 4Pero unido a ti es el resplandeciente Salvador del mundo, Cuyo papel en la redención de éste tú has completado. 5Él te da las gracias a ti y a tu hermano, pues te elevaste con él cuando él empezó a salvar al mundo. 6Y estarás con él cuando el tiempo haya cesado y ya no quede ni rastro de los sueños de rencor en los que bailabas al compás de la exangüe música de la muerte. 7Pues en su lugar se oirá el himno a Dios por unos momentos más. 8Y luego ya no se oirá más la Voz, ya que no volverá a adoptar ninguna forma, sino que retornará a la eterna Amorfía de Dios.



* Ibíd. pág. 15

Video de Mich Gaymard


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