Lección 260 y Manual del Maestro UCDM
LECCIÓN 260
Que recuerde que Dios me creó.
1. Padre, yo no me creé a mí mismo, aunque en mi demencia
creí que así había sido. 2No obstante, en cuanto que Pensamiento Tuyo, no he
abandonado mi Fuente y sigo siendo parte de Aquel que me creó. 3Tu
Hijo, Padre mío, Te llama hoy. 4Que
recuerde que Tú me creaste. 5Que recuerde mi Identidad.
6Y que
deje que mi impecabilidad vuelva a alzarse ante la visión de Cristo, a través
de la cual deseo hoy contemplar a mis hermanos y contemplarme a mí mismo.
2. Ahora recordamos nuestra Fuente; y en Ella
encontramos por fin nuestra verdadera Identidad. 2Sómos en verdad
santos porque nuestra Fuente no conoce el pecado. 3Y nosotros que
somos Sus Hijos, somos semejantes los unos a los otros, y semejantes a Él.
5. ¿Qué es el cuerpo?
1.
El cuerpo es una cerca que el Hijo de Dios se
imagina haber erigido para separar partes de su Ser de otras partes. 2Cree
vivir dentro de esa cerca, para morir a medida que ésta se deteriora y se
desmorona. 3Pues cree estar a salvo del amor dentro de ella. 4Al
identificarse con lo que considera es su seguridad, cree ser lo que ésta es. 5¿De
qué otro modo, si no, podría estar seguro de que permanece dentro del cuerpo, y
de que mantiene al amor afuera?
2.
El cuerpo no perdurará. 2Sin embargo,
para él eso supone una doble seguridad. 3Pues la temporalidad del
Hijo de Dios es la "prueba” de que sus cercas funcionan y de que están
llevando a cabo la tarea que su mente les asignó. 4Pues si su unidad
aún permaneciese intacta, ¿quién podría atacar y quién podría ser atacado? 5¿Quién
podría ser el vencedor? 6¿Quién la presa? 7¿Quién podría
ser la víctima? 8¿Quién el asesino? 9Y si él no muriese,
¿qué "prueba" habría de que el eterno Hijo de Dios puede ser destruido?
3.
El cuerpo es un sueño. 2Al igual
que otros sueños, a veces parece reflejar felicidad, pero puede súbitamente
revertir al miedo, la cuna de todos los sueños. 3Pues sólo el amor
puede crear de verdad, y la verdad jamás puede temer. 4Hecho para
ser temeroso, el cuerpo no puede sino cumplir el propósito que le fue asignado.
5Mas podemos cambiar el propósito que el cuerpo obedece si cambiamos
de parecer con respecto a su finalidad.
4.
El cuerpo es el medio a través del cual el
Hijo de Dios recobra la cordura. 2Aunque el cuerpo fue concebido
para condenarlo al infierno para siempre, el objetivo del Cielo ha substituido a la búsqueda del infierno. 3El
Hijo de Dios busca la mano de su hermano para ayudarlo a marchar por la misma
senda que él. 4Ahora el cuerpo es santo. 5Ahora su
propósito es sanar la misma mente para dar muerte a la cual fue concebido.
5.
Te identificarás con lo que pienses que te ha
de dar seguridad. 2Sea lo que sea, creerás que ello es lo que tú
eres. 3Tu seguridad reside en la verdad, no en las mentiras. 4El
amor es tu seguridad. 5El miedo no existe. 6Identifícate
con el amor, y estarás a salvo. 7Identifícate con el amor, y estarás
en tu morada. 8Identifícate con el amor, y hallarás tu Ser.
Manual del Maestro
3. EL PERDÓN -. LA FAZ DE CRISTO
1. El perdón es el medio que nos lleva a Dios
y que nos permite alcanzarle, mas es algo ajeno a Él. 2Es imposible
concebir que algo creado por Él pueda necesitar perdón. 3El
perdón, entonces, es una ilusión, pero
debido a su propósito, que es el del Espíritu Santo, hay algo en ella que hace
que sea diferente. 4A diferencia de las demás ilusiones, nos aleja
del error en vez de acercarnos a él.
2.
Al perdón podría considerársele una clase de
ficción feliz: una manera en la que los que no saben pueden salvar la brecha
entre su percepción y la verdad. 2No pueden pasar directamente de la
percepción al conocimiento porque no creen que ésa sea su voluntad. 3Esto
hace que Dios parezca ser un enemigo en lugar de lo que realmente es. 4Y
es precisamente esta percepción demente la que hace que no estén dispuestos a
simplemente ascender y retornar a Él en paz.
3.
Y de este modo, necesitan una ilusión de
ayuda porque se encuentran desvalidos; un Pensamiento de paz porque están en
conflicto. 2Dios sabe lo que Su Hijo necesita antes de que él se lo
pida. 3Dios no se ocupa en absoluto de la forma, pero al haber
otorgado el contenido, Su Voluntad es que se comprenda. 4Y eso
basta. 5Las formas se adaptan a las necesidades, pero el contenido
es inmutable, tan eterno como su Creador.
4. Antes de
que el recuerdo de Dios pueda retornar es necesario ver la faz de Cristo. 2La razón es
obvia. 3Para ver la faz de Cristo se requiere percepción. 4El
conocimiento no es algo que se pueda ver. 5Pero la faz de Cristo es
el gran símbolo del perdón. 6Es la salvación. 7Es el
símbolo del mundo real. 8El que la ve, deja de ver el mundo. 9Está
tan cerca ya del umbral del Cielo como es posible estar mientras aún esté
afuera. 10Mas desde ahí, un paso más basta para entrar. 11Es
el paso final. 12Y ése se lo dejamos a Dios.
5.
El perdón es un símbolo también, pero en
cuanto que símbolo exclusivo de la Voluntad del Padre, no puede ser dividido. 2Y
así, la Unidad que refleja se
convierte en Su Voluntad. 3Es lo único que aún está en el mundo en
parte, y que, al mismo tiempo es el puente que conduce al Cielo.
6. La Voluntad
de Dios es lo único que existe. 2Lo único que podemos hacer es
pasar de la nada al todo; del infierno al Cielo. 3¿Es esto una
jornada? 4No, en verdad no lo es, pues la verdad no va a ninguna
parte. 5Pero las ilusiones cambian según el lugar o la época. 6El
paso final no es más que otro cambio. 7Por ser una percepción, es en
parte irreal. 8Sin embargo, esa parte desaparecerá. 9Lo
que entonces quedará será la paz eterna y la Voluntad de Dios.
7.
Ahora ya no hay deseos, pues los deseos
cambian. 2Incluso lo que una vez se deseó puede volverse indeseable.
3Esto es así porque el ego jamás puede estar en paz. 4Pero
la Voluntad es constante, por ser el don de Dios. 5Y lo que Él da es siempre como Él Mismo. 6Este
es el propósito de la faz de Cristo. 7 Es el regalo de Dios para la
salvación de Su Hijo. 8Contempla únicamente esto y habrás sido
perdonado.
8. ¡Cuán hermoso se vuelve el mundo en ese instante
en el que ves la verdad acerca de ti mismo reflejada en él! 2Ahora
estás libre de pecado y contemplas tu impecabilidad *. 3Ahora eres santo y así lo percibes. 4Y
ahora la mente retorna a su Creador: la unión
de Padre e Hijo; la Unidad de unidades que se encuentra detrás de toda
unión, aunque más allá de todas ellas. 5No se ve a Dios, sino que
únicamente se le comprende. 6No se ataca a Su Hijo, sino que se le
reconoce.
4. LA PERCEPCIÓN VERDADERA - EL CONOCIMIENTO
1.
El mundo que ves no es más que la ilusión de
un mundo. 2Dios no lo creó, pues lo que Él crea tiene que ser tan
eterno como Él. 3En el mundo que ves, no obstante, no hay nada que
haya de perdurar para siempre. 4Algunas cosas durarán en el tiempo
algo más que otras. 5Pero llegará el momento en el que a todo lo
visible le llegue su fin.
2.
Los ojos del cuerpo no son, por lo tanto, el
medio a través del cual se puede ver el mundo real, pues las ilusiones que
contemplan sólo pueden conducir a más ilusiones de la realidad. 2Y
eso es lo que hacen. 3Pues todo lo
que los ojos del cuerpo ven, no sólo no ha de durar, sino que además se presta
a que se tengan pensamientos de pecado y culpabilidad. 4Todo lo que
Dios creó, por otra parte, está por siempre libre de pecado y, por ende, por
siempre libre de culpabilidad.
3.
El conocimiento no es el remedio para la
percepción falsa, puesto que al proceder de distintos niveles, jamás pueden
encontrarse. 2La única corrección posible para la percepción falsa
es la percepción verdadera. 3Ésta
no perdurará. 4Pero mientras dure, su propósito será sanar. 5La
percepción verdadera es un remedio que se conoce por muchos nombres. 6El
perdón, la salvación, la Expiación y la percepción verdadera son todos una
misma cosa. 7Son el comienzo de un proceso cuyo fin es conducir a la
Unicidad * que los transciende a todos. 8La
percepción verdadera es el medio por el que se salva al mundo de las garras del
pecado, pues el pecado no existe. 9Y esto es lo que la percepción
verdadera ve.
4.
El mundo se yergue como un sólido muro ante
la faz de Cristo. 2Pero la percepción verdadera lo ve sólo como un
frágil velo, tan fácil de descorrer que no podría durar más de un instante. 3Por
fin se ve el mundo tal como es. 4Y ahora no puede sino desaparecer, pues en su lugar ha quedado un espacio
vacío que ha sido despejado y preparado. 5Donde antes se percibía
destrucción, aparece ahora la faz de Cristo, y en ese instante el mundo queda
olvidado y el tiempo acaba para siempre al disolverse el mundo en la nada de
donde provino.
5.
Un mundo perdonado no puede durar mucho. 2Era
la morada de los cuerpos. 3Pero el perdón mira más allá de ellos. 4En
eso radica su santidad; así es como sana. 5El mundo de los cuerpos
es el mundo del pecado, pues sólo si el cuerpo existiese sería posible el
pecado. 6El pecado acarrea culpabilidad, tan irremediablemente como
el perdón acaba con ella. 7Y una vez que ha desaparecido todo rastro
de culpabilidad, ¿qué queda que pueda seguir manteniendo al mundo separado y
fijo en su lugar? 8Pues la idea de lugar habrá desaparecido también,
junto con el tiempo. 9El cuerpo es lo único que hace que el mundo
parezca real, pues, al ser algo separado, no puede permanecer donde la
separación es imposible. 10El perdón prueba que es imposible porque
no lo ve. 11Y lo que entonces pasas por alto, deja de ser
comprensible para ti, tal como una vez estabas seguro de su presencia.
6.
Éste es el cambio que brinda la percepción
verdadera: lo que antes se había proyectado afuera, ahora se ve adentro, y ahí
el perdón deja que desaparezca. 2Ahí se establece el altar al Hijo,
y ahí se recuerda a su Padre. 3Ahí se llevan todas las ilusiones
ante la verdad y se depositan ante el altar. 4Lo que se ve como que
está afuera no puede sino estar más allá del alcance del perdón, pues parece
ser por siempre pecaminoso. 5¿Qué esperanza puede haber mientras se
siga viendo el pecado como algo externo? 6¿Qué remedio puede haber
para la culpabilidad? 7Mas al ver a la culpabilidad y al perdón
dentro de tu mente, éstos se encuentran juntos por un instante, uno al lado del
otro, ante un solo altar. 8Ahí, por fin, la enfermedad y su único
remedio se unen en un destello de luz curativa. 9Dios ha venido a
reclamar lo que es Suyo. 10El perdón se ha consumado.
7.
Y ahora el conocimiento de Dios, inmutable,
absoluto, puro y completamente comprensible, entra en su reino. 2Ya
no hay percepción, ni falsa ni verdadera. 3Ya no hay perdón, pues
su tarea ha finalizado. 4Ya no hay cuerpos, pues han desaparecido
ante la deslumbrante luz del altar del Hijo de Dios. 5Dios sabe que
ese altar es el Suyo, así como el de Su Hijo. 6Y ahí se unen, pues ahí el resplandor de la faz de
Cristo ha hecho desaparecer el último instante del tiempo, y ahora la última
percepción del mundo no tiene propósito ni causa. 7Pues ahí donde el
recuerdo de Dios ha llegado finalmente, no hay jornada, ni creencia en el
pecado, ni paredes, ni cuerpos. aY la sombría atracción de la
culpabilidad y de la muerte se extingue para siempre.
8.
¡Oh hermanos míos, si tan sólo supierais
cuánta paz os envolverá y os mantendrá a salvo, puros y amados en la Mente de
Dios, no haríais más que apresuraros a encontraros con Él en Su altar! 2Santificados
sean vuestros nombres y el Suyo, pues se unen ahí, en ese santo lugar. 3Ahí
Él se inclina para elevaros hasta Él, liberándoos de las ilusiones para
llevaros a la santidad; liberándoos del mundo para conduciros a la eternidad;
liberándoos de todo temor y devolviéndoos al amor.