Lección 247 y Manual del Maestro UCDM

LECCIÓN 247

Sin el perdón aún estaría ciego.

1. El pecado es el símbolo del ataque. 2Si lo veo en alguna parte, sufriré. 3Pues el perdón es el único medio por el que puedo alcan­zar la visión de Cristo. 4Permítaseme aceptar que lo que Su visión me muestra es la simple verdad y sanaré completamente. 5Ven hermano, déjame contemplarte. 6Tu hermosura es el reflejo de la mía. 7Tu impecabilidad, la mía propia. 8Has sido perdonado, y yo junto contigo.

2. Así es como quiero vera todo el mundo hoy. 2Mis hermanos son Tus Hijos. 3Tu Paternidad los creó y me los confió como parte de Ti, así como de mi propio Ser. 4Hoy Te honro a través de ellos, y así espero en este día poder reconocer mi Ser.


Manual del Maestro

8. ¿CÓMO PUEDE EVITARSE LA PERCEPCIÓN DE GRADOS DE DIFICULTAD?

1. La creencia de que existen grados de dificultad es la base de la percepción del mundo. 2Dicha creencia se basa en diferencias: en un trasfondo desigual y en un primer plano cambiadizo; en altu­ras desparejas y en tamaños variados; en grados variables de os­curidad y luz, y en miles de contrastes, en los que cada cosa vista compite con las demás para sobresalir. 3Un objeto más grande eclipsa a otro más pequeño. 4Una cosa más brillante llama más la atención que otra con menos poder de atracción. 5Y una idea más amenazante, o una que se considera más deseable de acuerdo con las normas del mundo, trastorna completamente el equilibrio mental. 6Lo único que los ojos del cuerpo pueden contemplar son conflictos. 7No recurras a ellos en busca de paz y entendimiento.

2. Las ilusiones son siempre ilusiones de diferencias. 2¿Cómo podría ser de otra manera? 3Una ilusión es por definición un intento de que algo que se considera de suma importancia sea real, si bien se reconoce que es falso. 4La mente, por consiguiente, trata de hacerlo real movida por su intenso deseo de conseguirlo. 5Las ilusiones son parodias de la creación: intentos de hacer que las mentiras sean verdad. 6La mente, al considerar a la verdad como algo inaceptable, se subleva contra ella y se otorga a sí misma una ilusión de victoria. 7Y al considerar a la salud como un agobio, se refugia en sueños febriles. 8Y en esos sueños, la mente se encuentra separada, es diferente de otras mentes, tiene intereses que sólo a ella atañen y es capaz de satisfacer sus nece­sidades a expensas de los demás.

3. ¿De dónde surgen todas estas diferencias? 2Ciertamente pare­cen encontrarse en el mundo exterior. 3Sin embargo, no hay duda de que es la mente la que juzga lo que los ojos contemplan: 4la que interpreta los mensajes que le transmiten los ojos y la que les adjudica "significado". 5Este significado, no obstante, no existe en el mundo exterior. 6Lo que se considera la "realidad" es simple­mente lo que la mente prefiere. 7La mente proyecta su propia jerarquía de valores al exterior, y luego envía a los ojos del cuerpo a que la encuentren. 8Éstos jamás podrían ver excepto a base de contrastes. 9Mas la percepción no se basa en los mensajes que los ojos traen. 10La mente es la única que evalúa sus mensa­jes, y, por lo tanto, sólo ella es responsable de lo que vemos. 11Sólo la mente decide si lo que vemos es real o ilusorio, deseable o indeseable, placentero o doloroso.

4. En las actividades de selección y categorización que la mente lleva a cabo es donde se producen los errores de percepción. 2Y ahí es donde debe efectuarse la corrección. 3La mente clasifica aquello de lo que los ojos del cuerpo le informan, de acuerdo con sus valores preconcebidos; y determina cuál es el lugar más apro­piado para cada dato sensorial. 4¿Qué base podría ser más defec­tuosa que ésta? 5Sin darse cuenta de ello, ha pedido que se le proporcione lo que se ajusta a esas categorías. 6Y una vez que ha hecho esto, concluye que las categorías no pueden sino ser cier­tas. 7Ésta es la base de todos los juicios que establecen diferencias porque los juicios que el mundo emite descansan sobre ella. 8¿Cómo se iba a poder depender de este "razonamiento" confuso y absurdo?

5. No puede haber grados de dificultad en la curación por el sim­ple hecho de que toda enfermedad es una ilusión. 2¿Sería acaso más difícil desvanecer la creencia que tiene un demente en una alucinación mayor, que la que tiene en una más pequeña? 3¿Podría reconocer más rápidamente la irrealidad de una voz estridente, que la de una voz agradable? 4¿Desecharía más fácil­mente una orden para que mate que se le pide con un susurro, que una que se le pide a gritos? 5¿Y afectaría el número de triden­tes que tienen los diablos que él ve la credibilidad de éstos en su percepción? 6Su mente ha calificado todas esas ilusiones de rea­les, y, por lo tanto, son reales para él. 7Cuando se dé cuenta de que no son más que ilusiones, desaparecerán. 8Y lo mismo ocurre con la curación. 9Las propiedades de las ilusiones que hacen que éstas parezcan diferentes entre sí, son realmente irrelevantes, pues sus propiedades son tan ilusorias como ellas mismas.

6. Los ojos del cuerpo continuarán viendo diferencias. 2Pero la mente que se ha permitido a sí misma ser curada, dejará de acep­tarlas. 3Habrá quienes parezcan estar más "enfermos" que otros, y los ojos del cuerpo informarán, como antes, de los cambios que se produzcan en su aspecto. 4Mas la mente curada los clasificará a todos de la misma manera: como irreales. 5Éste es el don de su Maestro: el entendimiento de que, al clasificar los mensajes que la mente recibe de lo que parece ser el mundo externo sólo dos cate­gorías son significativas. 6Y de éstas, sólo una es real. 7De la misma manera en que la realidad es completamente real, inde­pendientemente de los conceptos de tamaño, forma, tiempo o lugar, pues no pueden existir diferencias en ella, así también las ilusiones carecen de distinciones. 8La única respuesta para cual­quier clase de enfermedad es la curación. 9La única respuesta para cualquier clase de ilusión es la verdad.

9. ¿SE REQUIEREN CAMBIOS EN LAS CONDICIONES DE VIDA DE LOS MAESTROS DE DIOS?

1. Donde se requieren cambios es en las mentes de los maestros de Dios. 2Esto puede entrañar o no cambios en las condiciones externas. 3Recuerda que nadie está donde está por casualidad y que nada en el plan de Dios es al azar. 4Es bastante improbable que en la formación del nuevo maestro de Dios, los primeros pasos a dar no sean cambios de actitud. 5No hay, sin embargo, una norma fija al respecto, toda vez que el entrenamiento es siempre altamente individualizado. 6Hay quienes son llamados a cambiar las circunstancias de sus vidas casi de inmediato, mas éstos son generalmente casos especiales. 7A la gran mayoría se les proporciona un programa de entrenamiento que evoluciona len­tamente, en el que se corrigen el mayor número posible de erro­res previos. 8Las relaciones personales, en especial, tienen que percibirse debidamente, y se tiene que eliminar la piedra angular de la falta de perdón. 9De lo contrario, el viejo sistema de pensa­miento mantendrá aún una base a donde poder regresar.

2. A medida que el maestro de Dios avanza en su formación, aprende más concienzudamente una lección: a no tomar decisio­nes por su cuenta. 2En lugar de ello, le pide a su Maestro Su respuesta, y es ésta la que sigue como guía para sus acciones. 3Esto le resulta cada vez más fácil, a medida que aprende a abandonar sus propios juicios. 4Abandonar todo juicio -el requisito previo para poder oír la Voz de Dios- es normalmente un pro­ceso bastante lento, no porque sea difícil, sino porque se tiende a percibir como una afrenta. 5El entrenamiento del mundo tiene por meta el logro de un objetivo diametralmente opuesto al de nuestro programa. 6El mundo enseña que confiar en nuestro pro­pio juicio es muestra de madurez y fortaleza. 7Nuestro programa enseña que abandonar todo juicio es la condición necesaria para la salvación.

10. ¿CÓMO SE DEJA DE JUZGAR?

1. Los juicios, al igual que los demás mecanismos mediante los cuales se mantiene vigente el mundo de las ilusiones, es algo que el mundo no entiende en absoluto. 2De hecho, se les confunde con la sabiduría y se usan como sustituto de la verdad. 3TaI como el mundo usa el término, un individuo es capaz de tener "buen" juicio o "mal" juicio, y su educación tiene como objeto reforzar el primero y minimizar el segundo. 4Existe, no obstante, una gran confusión con respecto a lo que significan estas catego­rías. 5Lo que es "buen" juicio para uno, es "malo" para otro. 6Lo que es más, una misma persona puede clasificar la misma acción como muestra de "buen" juicio en una ocasión y de "mal" juicio en otra. 7Tampoco puede enseñarse realmente un criterio consis­tente para determinar lo que son estas categorías. 8En cualquier momento, el estudiante puede estar en desacuerdo con lo que su supuesto maestro dice acerca de ellas, o el maestro mismo puede ser inconsistente en lo que cree. 9"Buen" juicio, en este contexto, no significa nada. 10"Mal" juicio tampoco.

2. Es necesario que el maestro de Dios se dé cuenta, no de que no debe juzgar, sino de que no puede. 2Al renunciar a los juicios, renuncia simplemente a lo que nunca tuvo. 3Renuncia a una ilu­sión; o mejor dicho, tiene la ilusión de renunciar a algo. 4En reali­dad, simplemente se ha vuelto más honesto. 5AI reconocer que nunca le fue posible juzgar, deja de intentarlo. 6Esto no es un sacrificio. 7Por el contrario, se pone en una posición en la que el juicio puede tener lugar a través de él en lugar de ser algo que él emite por su cuenta. 8Y este juicio no es ni "bueno" ni "malo". 9Es el único juicio que existe, y es sólo uno: "El Hijo de Dios es ino­cente y el pecado no existe".

3. El objetivo de nuestro programa, a diferencia del objetivo del aprendizaje del mundo, es el reconocimiento de que juzgar, en el sentido usual, es imposible. 2Esto no es una opinión sino un hecho. 3Para poder juzgar cualquier cosa correctamente, uno ten­dría que ser consciente de una gama inconcebiblemente vasta de cosas pasadas, presentes y por venir. 4Uno tendría que reconocer de antemano todos los efectos que sus juicios podrían tener sobre todas las personas y sobre todas las cosas que de alguna manera estén involucradas en ellos. 5Y tendría que estar seguro de que no hay distorsión alguna en su percepción, para que sus juicios fuesen completamente justos con todos sobre los que han de recaer ahora o sobre los que hayan de recaer en el futuro. 6¿Quién puede hacer eso? 7¿Quién, excepto en delirios de grandeza, pre­tendería ser capaz de todo esto?

4. ¿Recuerdas cuántas veces pensaste que estabas al tanto de todos los "hechos". que necesitabas para juzgar algo y cuán equi­vocado estabas? 2¿Quién no ha tenido esta experiencia? 3¿Tienes idea de cuántas veces pensaste que tenías razón, sin jamás darte cuenta de que estabas equivocado? 4¿Por qué habrías de querer usar una base tan arbitraria para tomar tus decisiones? 5Formar juicios no es muestra de sabiduría; la renuncia a todo juicio lo es. 6Forma, pues, un solo juicio más. 7Y es éste: hay Alguien a tu lado Cuyo juicio es perfecto. 8Él conoce todos los hechos, pasados, pre­sentes y por venir. 9Conoce los efectos que Sus juicios han de tener sobre todas las personas y sobre todas las cosas que de alguna manera estén involucradas. 10Y Él es absolutamente justo con todos, pues en Su percepción no hay distorsiones.

5. Abandona, por lo tanto, todo juicio, no con pesar sino con un suspiro de gratitud. 2Ahora estás libre de una carga tan pesada, que sólo podría haberte hecho tambalear y caer debajo de ella. 3Y todo era una ilusión. 4Nada más. 5Ahora el maestro de Dios puede levantarse aliviado y marchar hacia adelante con paso ligero. 6Mas éste no es su único beneficio. 7Su sensación de preocupación ha desaparecido, pues no tiene ninguna razón para ello. 8La ha abandonado, junto con sus juicios. 9Se entregó a Aquel en Cuyo juicio ha elegido ahora confiar, en lugar del suyo propio. 10Ya no comete errores. 11Su Guía es infalible. 12Y donde vino a juzgar, ahora va a bendecir. 13Donde ahora ríe, antes venía a llorar.


6. No es difícil renunciar a los juicios. 2Lo que sí es difícil es afe­rrarse a ellos. 3El maestro de Dios los abandona gustosamente en el instante en que reconoce su costo. 4Toda la fealdad que ve a su alrededor es el resultado de ellos, 5al igual que todo el dolor que contempla. 6De los juicios se deriva toda soledad y sensación de pérdida; el paso del tiempo y el creciente desaliento; la desespe­ración enfermiza y el miedo a la muerte. 7Y ahora, el maestro de Dios sabe que todas esas cosas no tienen razón de ser. 8Ni una sola es verdad. 9Habiendo abandonado su causa, todas ellas se desprenden de él, ya que nunca fueron sino los efectos de su elección equivocada. 10Maestro de Dios, este paso te brindará paz. 11¿Cómo iba a ser difícil anhelar sólo esto?


Video de Mich Gaymard


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