Lección 112 y Texto UCDM
LECCIÓN 112
Para los repasos de mañana y
noche:
1. (93) La luz, la dicha y la paz moran en mí.
2Soy la morada de la luz, la dicha y la paz.
3Les doy la bienvenida a la morada que comparto con
Dios, porque formo parte de Él.
2. (94) Soy tal como Dios me creó.
2He de ser eternamente como siempre he sido, al haber
sido creado por el Inmutable a Su Semejanza.
3Y soy uno con El, así como Él es uno conmigo.
2La luz, la dicha y la paz moran en mí.
3Media hora más tarde:
4Soy tal como Dios me creó.
Texto
VI. El instante
santo y las leyes de Dios
1. Es imposible usar una relación a expensas de otra
sin sentir culpabilidad. 2Y
es igualmente imposible condenar parte de una
relación y encontrar paz en ella. 3De acuerdo con las enseñanzas del
Espíritu Santo, todas las relaciones son compromisos totales, si bien no hay
conflicto alguno entre ellas. 4Tener absoluta fe en que cada una de
ellas tiene la capacidad de satisfacerte completamente, sólo puede proceder de
una perfecta fe en ti mismo. 5Mas no puedes tener fe en ti mismo
mientras sigas sintiendo culpabilidad. 6Y seguirás sintiendo
culpabilidad mientras aceptes la posibilidad -y la tengas en gran estima- de
que puedes hacer que un hermano sea lo que no es sólo porque tú lo desees.
2. La razón de
que tengas tan poca fe en ti mismo es que no estás dispuesto a aceptar el hecho
de que dentro de ti se encuentra el amor perfecto. 2Y así, buscas afuera lo que no se puede encontrar afuera. 3Yo
te ofrezco la perfecta fe que tengo en ti, en lugar de todas tus dudas. 4Pero
no te olvides de que la fe que tengo en todos tus hermanos tiene que ser tan
perfecta como la que tengo en ti, pues, de lo contrario, el regalo que te hago
sería limitado. 5En el instante santo compartimos la fe que tenemos
en el Hijo de Dios porque juntos reconocemos que él es completamente digno de
ella, y en nuestro aprecio de su valía no podemos dudar de su santidad. 6Y,
por lo tanto, le amamos.
3. Toda separación desaparece conforme se comparte la santidad. 2Pues
la santidad es poder, y cuando se comparte, su fuerza aumenta. 3Si
intentas satisfacerte gratificando tus necesidades tal como las percibes, es
porque crees que la fuerza procede de otro, y que lo que tú ganas, él lo
pierde. 4Si te percibes como débil, alguien siempre tiene que salir
perdiendo. 5Sin embargo, hay otra interpretación de las relaciones
que transciende completamente el concepto de pérdida de poder.
4. No te resulta difícil creer que cuando otro le
pide amor a Dios, tu propia petición no pierde fuerza. 2Tampoco
crees que cuando Dios le contesta tus esperanzas de recibir una respuesta se
ven mermadas. 3Por el contrario, te sientes más inclinado a
considerar el éxito de tu hermano como una prueba de la posibilidad del tuyo. 4Eso
se debe a que reconoces, aunque sea vagamente, que Dios es una idea, y, por
consiguiente, tu fe en Él se fortalece al compartirla. 5Lo que te
resulta difícil aceptar es el hecho de que, al igual que tu Padre, tú eres una
idea. 6Y al igual que Él, te puedes entregar totalmente sin que ello
suponga ninguna pérdida para ti y de ello sólo se puedan derivar ganancias. 7En
esto reside la paz, pues en ello no hay conflicto.
5. En el mundo
de la escasez, el amor no significa nada y la paz es imposible. 2Pues
en él se aceptan tanto la idea de ganar como la de perder, y, por lo tanto,
nadie es consciente de que en su interior reside el amor perfecto. 3En
el instante santo reconoces que la idea del amor mora en ti, y unes esta idea a
la Mente que la
pensó y que jamás podría abandonarla. 4Puesto que dicha Mente
mantiene dentro de sí la idea del amor, no puede haber pérdida alguna. 5El
instante santo se convierte así en una lección acerca de cómo mantener a todos tus hermanos en
tu mente, sin experimentar pérdida alguna sino tan sólo compleción. 6De
esto se deduce que sólo puedes dar. 7Y esto es amor, pues únicamente
esto es natural de acuerdo con las leyes de Dios. 8En el instante santo prevalecen las leyes de
Dios, que son las únicas que tienen sentido. 9Las leyes de este
mundo, por otra parte, dejan de tenerlo. 10Cuando el Hijo de Dios
acepta las leyes de Dios como lo que su propia voluntad gustosamente dispone,
es imposible que se sienta aprisionado o limitado en forma alguna. 11En
ese instante es tan libre como Dios quiere que sea. 12Pues en el
instante en que se niega a estar aprisionado, en ese mismo instante deja de
estarlo.
6. En el instante santo no ocurre nada que no haya estado ahí siempre. 2Lo
único que sucede es que se descorre el velo que cubría la realidad. 3Nada
ha cambiado. 4Sin embargo, cuando se descorre el velo del tiempo, la
conciencia de inmutabilidad aflora de inmediato. 5Nadie que aún no
haya experimentado el descorrimiento del velo y se haya sentido
irresistiblemente atraído hacia la luz que se encuentra tras él, puede tener fe
en el amor sin experimentar miedo alguno. 6Mas el Espíritu Santo te
da esa fe porque me la ofreció a mí y yo la acepté. 7No tengas miedo
de que se te vaya a negar el instante santo, pues yo no lo negué. 8Y
a través de mí, el Espíritu Santo te lo dará a ti, del mismo modo en que tú a
tu vez habrás de darlo. 9No permitas que ninguna necesidad que
percibas nuble la necesidad que tienes del instante santo. 10Pues en
él reconocerás la única necesidad que los Hijos de Dios comparten por igual, y
por medio de este reconocimiento te unirás a mí para ofrecer lo único que es
necesario.
7. La paz llegará a través de nosotros. 2Únete a mí en la idea
de la paz, pues las mentes se comunican por medio de ideas. 3Si te
entregases tal como tu Padre entrega Su Ser, entenderías lo que es la Conciencia de Ser. 4Y con ello entenderías el
significado del amor. 5Pero recuerda que el entendimiento es algo
propio de la mente, y sólo de la mente. 6El conocimiento,
por lo tanto, es algo propio de la mente y sus condiciones se encuentran en
ésta junto con él. 7Si no fueses una idea, y nada más que una idea,
no podrías estar en plena comunicación con todo lo que jamás ha existido. 8Sin
embargo, mientras prefieras ser otra cosa, o intentes no ser nada más y al
mismo tiempo ser otra cosa, no podrás recordar el lenguaje de la comunicación,
si bien lo conoces perfectamente.
8. En el instante santo se recuerda a Dios, y con Él se recuerda el
lenguaje con el que te comunicas con todos tus hermanos. 2Pues la
comunicación se recuerda en unión con otro, al igual que la verdad. 3No
hay exclusión en el instante santo porque el pasado desaparece, y con él
desaparece también la base de la exclusión.
4Sin su fuente, la exclusión se. desvanece. 5Y esto
permite que la Fuente
que tú y tus hermanos compartís la reemplace en tu conciencia. 6Dios
y Su poder ocuparán el lugar que les corresponde ocupar en ti, y tú
experimentarás la plena comunicación de ideas
con ideas. 7Mediante tu capacidad para hacer esto te darás
cuenta de lo que eres, pues empezarás a entender lo que es tu Creador, y lo que
es Su creación junto con Él.
Video de Mich Gaymard