Lección 108 y Texto UCDM

LECCIÓN 108
Dar y recibir son en verdad lo mismo.

1. La visión depende de la idea de hoy. 2La luz se encuentra en ella, pues reconcilia todos los aparentes opuestos. 3¿Y qué puede ser la luz sino la resolución, nacida de la paz, de fundir todos tus conflictos y pensamientos erróneos en un solo concepto que sea completamente cierto? 4Incluso éste desaparecerá, ya que el Pen­samiento que se encuentra tras él aparecerá para ocupar su lugar. 5Y ahora estás en paz para siempre, pues en ese punto al sueño le llega su fin.

2. La verdadera luz que hace posible la verdadera visión no es la luz que los ojos del cuerpo contemplan. 2Es un estado mental que se ha unificado en tal grado que la oscuridad no se puede perci­bir en absoluto. 3Y de esta manera, lo que es igual se ve como lo mismo, mientras que lo que es diferente ni se nota, pues no está ahí.

3. Ésta es la luz en la que no se pueden ver opuestos, y la visión, al haber sanado, tiene el poder de sanar. 2Ésta es la luz que extiende tu paz interior hasta otras mentes, para compartirla y regocijarse de que todas ellas sean una contigo y una consigo mismas. 3Esta es la luz que sana porque genera una sola percepción, basada en un solo marco de referencia, del que procede un solo significado.

4. Ahí dar y recibir se ven como diferentes aspectos de un mismo Pensamiento, cuya verdad no depende de cuál de esos dos aspec­tos se vea primero, ni de cuál parezca estar en segundo lugar. 2Ahí se entiende que ambos ocurren simultáneamente, para que el Pensamiento conserve su integridad. 3Y este entendimiento es la base sobre la que se reconcilian todos los opuestos, ya que se perciben desde el mismo marco de referencia que unifica dicho Pensamiento.

5. Un solo pensamiento, completamente unificado, servirá para unificar todos los pensamientos. 2Esto es lo mismo que decir que una sola corrección bastará para que todo quede corregido, o que perdonar a un solo hermano completamente es suficiente para brindarle la salvación a todas las mentes. 3Pues éstos son sólo algunos casos especiales de la ley que rige toda clase de aprendi­zaje, siempre que esté dirigido por Aquel que conoce la verdad.

6. Aprender que dar es lo mismo que recibir tiene una utilidad especial, ya que se puede poner a prueba muy fácilmente y com­probar que es verdad. 2Y cuando con este caso especial se haya comprobado que en toda circunstancia en que se le ponga a prueba siempre da resultado, el pensamiento subyacente se puede entonces generalizar a otras áreas de duda y de doble visión. 3Y de ahí se expandirá hasta llegar finalmente al único Pensamiento subyacente a todos ellos.

7. Hoy practicaremos con el caso especial de dar y recibir. 2Utili­zaremos esta sencilla lección acerca de lo obvio porque produce resultados que no se nos pueden escapar. 3Dar es recibir. 4Hoy intentaremos ofrecerle paz a todo el mundo y ver cuán rápida­mente retorna a nosotros. 5La luz es tranquilidad, y en esa paz se nos concede la visión, y entonces podemos ver.

8. De este modo damos comienzo a nuestras sesiones de práctica con las instrucciones para hoy, y afirmamos:

2Dar y recibir son en verdad lo mismo.
3Recibiré lo que estoy dando ahora.

4Luego cierra los ojos y piensa durante cinco minutos en lo que quie­res ofrecerle a todo el mundo, para así disfrutar de ello. 5Podrías decir por ejemplo:

6Le ofrezco sosiego a todo el mundo.
7Le ofrezco paz interior a todo el mundo.
8Le ofrezco ternura a todo el mundo.

9. Repite cada frase lentamente y luego haz una pequeña pausa, esperando recibir el regalo que diste. 2Este te llegará en la misma medida en que lo diste. 3Te darás cuenta de que recibes una retri­bución exacta, pues eso es lo que pediste. 4Puede que te resulte útil, asimismo, pensar en alguien a quien dar tus regalos. 5Él re­presenta a los demás y a través de él estarás dándoselos a todo el mundo.

10. Nuestra sencilla lección de hoy te enseñará mucho. 2De ahora en adelante entenderás mucho mejor el concepto de efecto y causa, y nuestro progreso será mucho más rápido. 3Piensa en los ejercicios de hoy como rápidos avances en tu aprendizaje, el cual se acelerará y consolidará cada vez que digas: "Dar y recibir son en verdad lo mismo”:

Texto

II. El final de las dudas

1. La Expiación tiene lugar en el tiempo, pero no es para el tiempo. 2Puesto que se encuentra en ti, es eterna. 3Lo que encierra el recuerdo de Dios no puede estar limitado por el tiempo, 4del mismo modo en que tú tampoco puedes estarlo. 5Pues sólo si Dios estuviese limitado, podrías estarlo tú. 6El instante que se le ofrece al Espíritu Santo se le ofrece a Dios en tu nombre, y en ese instante despiertas dulcemente en Él. 7En el instante bendito abandonas todo lo que aprendiste en el pasado, y el Espíritu Santo te ofrece de inmediato la lección de la paz en su totalidad. 8¿Cómo iba a requerir tiempo aprender esta lección cuando todos los obstáculos que podrían impedirlo ya han sido superados? 9La verdad trans­ciende al tiempo en tal medida, que toda ella tiene lugar simultá­neamente. 10Pues al haber sido creada como una sola, su unicidad* es completamente independiente del tiempo.

2. No permitas que el tiempo sea motivo de preocupación para ti, ni tengas miedo del instante de santidad que ha de eliminar todo vestigio de miedo. 2Pues el instante de paz es eterno precisamente porque está desprovisto de miedo. 3Dicho instante llegará, ya que es la lección que Dios te da a través del Maestro que Él ha desig­nado para transformar el tiempo en eternidad. 4¡Bendito sea el Maestro de Dios, Cuyo gozo reside en mostrarle al santo Hijo de Dios su santidad! 5Su gozo no está circunscrito al tiempo. 6Sus enseñanzas son para ti porque Su gozo es el tuyo. 7A través de Él te alzas ante el altar de Dios, donde Él dulcemente transforma el infierno en Cielo. 8Pues es únicamente en el Cielo donde Dios quiere que estés.
           
3. ¿Cuánto tiempo se puede tardar en llegar allí donde Dios quiere que estés? 2Pues ya estás donde siempre has estado, y donde has de estar eternamente. 3Todo lo que tienes, lo tienes para siempre. 4El instante bendito se extiende para abarcar al tiempo, del mismo modo en que Dios se extiende a Sí Mismo para abar­carte a ti. 5Tú que te has pasado días, horas e incluso años encade­nando a tus hermanos a tu ego a fin de apoyarlo y proteger su debilidad, no percibes la Fuente de la fortaleza. 6En este instante santo liberarás a todos tus hermanos de las cadenas que los man­tienen prisioneros y te negarás a apoyar su debilidad o la tuya.

4. No te das cuenta de cuán desacertadamente has utilizado a tus hermanos al considerarlos fuentes de apoyo para el ego. 2En tu percepción, por lo tanto, ellos dan testimonio del ego, y parecen darte motivos para que no lo abandones. 3Tus hermanos, no obs­tante, son testigos mucho más poderosos y mucho más convin­centes en favor del Espíritu Santo, 4Cuya fortaleza respaldan. 5Eres tú, por lo tanto, quien determina el que ellos apoyen al ego o al Espíritu Santo en ti. 6Y reconocerás cuál de ellos has elegido por sus reacciones. 7Siempre se puede reconocer a un Hijo de Dios que ha sido liberado a través del Espíritu Santo en un hermano. 8No puede ser negado. 9Si todavía tienes dudas, es tan sólo porque no has otorgado completa liberación. 10Y debido a ello todavía no le has dado al Espíritu Santo un solo instante completamente. 11Pues cuando lo hayas hecho no te cabrá la menor duda de que lo has hecho. 12Estarás seguro porque Su testigo hablará tan claramente en favor de Él, que oirás y entenderás: 13Seguirás dudando hasta que oigas un testigo al que hayas liberado completamente a través del Espíritu Santo. 14Y entonces ya no dudarás más.
5. Aún no has tenido la experiencia del instante santo. 2Pero la tendrás y la reconocerás con absoluta certeza. 3Ningún regalo de Dios se reconoce de otra manera. 4Puedes practicar el mecanismo del instante santo y aprender mucho de ello. 5Mas no puedes suplir su deslumbrante y reluciente fulgor, que literalmente te cegará sólo con que lo veas, impidiéndote ver este mundo. 6Y todo ello se encuentra aquí, en este mismo instante, completo, consumado y plenamente otorgado.

6. Empieza ahora a desempeñar el pequeño papel que te corres­ponde en el proceso de aislar el instante santo. 2Recibirás instrucciones muy precisas a medida que sigas adelante. 3Aprender a aislar este segundo y a experimentarlo como algo eterno es empe­zar a experimentarte a ti mismo como que no estás no separado. 4No tengas miedo de que no se te vaya a ayudar en esto. 5El Maes­tro de Dios y Su lección respaldarán tu fortaleza. 6Es sólo tu debi­lidad lo que se desprenderá de ti cuando comiences a practicar esto, pues al hacerlo experimentarás el poder de Dios en ti. 7Utilízalo aunque sólo sea por un instante, y nunca más lo negarás. a¿Quién puede negar la Presencia de aquello ante lo cual el uni­verso se inclina con júbilo, y agradecimiento? 9Ante el reconoci­miento del universo que da testimonio de Ella, tus dudas no pueden sino desaparecer.           

Video de Mich Gaymard






* Ibíd. pág. 36

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