Lección 174 y Texto UCDM
LECCIÓN 174
Dios es sólo
Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.
1. (157) En Su
Presencia he de estar ahora.
2Dios es sólo
Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.
2. (158) Hoy
aprendo a dar tal como recibo.
2Dios es sólo
Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.
Texto
I. Las creencias
irreconciliables
1. El recuerdo de Dios aflora en la mente que está
serena. 2No puede venir allí donde hay conflicto, pues una mente en
pugna consigo misma no puede recordar la mansedumbre eterna. 3Los
medios de la guerra no son los medios de la paz, y lo que recuerda el belicoso
no es amor. 4Si no se atribuyese valor a la creencia en la victoria,
la guerra sería imposible. 5Si estás en
conflicto, eso quiere decir que crees que el ego tiene el poder de salir
triunfante. 6¿Por qué otra razón sino te ibas a identificar con él? 7Seguramente
te habrás percatado de que el ego está en pugna con Dios. 8Que el
ego no tiene enemigo alguno, es cierto. 9Mas es igualmente cierto
que cree firmemente tener un enemigo al que necesita vencer, y que lo logrará.
2. ¿No te das cuenta de que una
guerra contra ti mismo sería una guerra contra Dios? 2Y en una
guerra así, ¿es concebible la victoria? 3Y si lo fuese, ¿la desearías? 4La muerte de Dios, de ser posible,
significaría tu muerte. 5¿Qué clase de victoria sería ésa? 6El
ego marcha siempre hacia la derrota porque cree que puede vencerte. 7Dios,
no obstante, sabe que eso no es posible. 8Eso no es una guerra, sino
la descabellada creencia de que es posible atacar y derrotar la Voluntad de Dios. 9Te
puedes identificar con esta creencia, pero jamás dejará de ser una locura. 10Y el miedo
reinará en la locura, y parecerá haber reemplazado al amor allí. 11Éste
es el propósito del conflicto. 12Y para aquellos que
creen que es posible, los medios parecen ser reales.
3. Ten por seguro que no es
posible que Dios y el ego, o tú y el ego jamás os podáis encontrar. 2En
apariencia lo hacéis y formáis extrañas alianzas basándoos en premisas que no
tienen sentido. 3Pues vuestras creencias convergen en el cuerpo, al
que el ego ha elegido como su hogar y tú consideras que es el tuyo. 4Vuestro
punto de encuentro es un error: un error en cómo te consideras a ti mismo. 5El
ego se une a una ilusión de ti que tú compartes con él. 6Las
ilusiones, no obstante, no pueden unirse. 7Son todas lo mismo, y no
son nada. 8Su unión está basada en la nada, pues dos de ellas están
tan desprovistas de sentido como una o mil. 9El ego no se une a
nada, pues no es nada. 10Y la victoria que anhela está tan
desprovista de sentido como él mismo.
4. Hermano, la guerra contra ti
mismo está llegando a su fin. 2El final de
la jornada se encuentra en el lugar de la paz. 3¿No te gustaría
aceptar la paz que allí se te ofrece? 4Este "enemigo" contra
el que has luchado como si fuese un intruso a tu paz se transforma ahí, ante
tus propios ojos, en el portador de tu paz. 5Tu "enemigo"
era Dios Mismo, Quien no sabe de conflictos, victorias o ataques de ninguna
clase. 6Su amor por ti es perfecto, absoluto y eterno. 7El
Hijo de Dios en guerra contra su Creador es una condición tan ridícula como lo
sería la naturaleza rugiéndole iracunda al viento, proclamando que él ya no
forma parte de ella. 8¿Cómo iba a poder la naturaleza decretar esto
y hacer que fuese verdad? 9Del mismo modo, no es a ti a quien le
corresponde decidir qué es lo que forma parte de ti y qué es lo que debe mantenerse
aparte.
5. Esta guerra contra ti mismo se
emprendió para enseñarle al Hijo de Dios que él no es quien realmente es, y que
no es el Hijo de su Padre. 2A tal fin,
debe borrar de su memoria el recuerdo de su Padre. 3En la vida
corporal dicho recuerdo se olvida, y si piensas que eres un cuerpo, creerás
haberlo olvidado. 4Mas la verdad nunca puede olvidarse de sí misma,
y tú no has olvidado lo que eres. 5Sólo una extraña ilusión de ti
mismo, un deseo de derrotar lo que eres, es lo que no se acuerda.
6. La guerra contra ti mismo no es
más que una batalla entre dos ilusiones que luchan para diferenciarse la una de
la otra, creyendo que la que triunfe será la verdadera. 2No existe conflicto
alguno entre ellas y la verdad. 3Ni tampoco son ellas diferentes
entre sí. 4Ninguna de las dos es verdad. 5Por lo tanto,
no importa qué forma adopten. 6Lo que las engendró es una locura y
no pueden sino seguir formando parte de ello. 7La locura no representa
ninguna amenaza contra la realidad ni ejerce influencia alguna sobre ella. 8Las
ilusiones no pueden vencer a la verdad ni suponer una amenaza para ella en
absoluto. 9Y la realidad que niegan no forma parte de ellas.
7. Lo que tú recuerdas
forma parte de ti. 2Pues no puedes sino ser tal como Dios te creó. 3La
verdad no lucha contra las ilusiones ni las ilusiones luchan contra la verdad. 4Las
ilusiones sólo luchan entre ellas. 5Al estar
fragmentadas, fragmentan a su vez. 6Pero la verdad es indivisible y
se encuentra mucho más allá de su limitado alcance. 7Recordarás lo
que sabes cuando hayas comprendido que no puedes estar en conflicto. 8Una
ilusión acerca de ti mismo puede luchar contra otra, mas la guerra entre dos
ilusiones es un estado en el que nada ocurre. 9No hay ni vencedor ni
victoria. 10Y la verdad se alza radiante, más allá del conflicto,
intacta y serena en la paz de Dios.
8. Los conflictos sólo pueden
tener lugar entre dos fuerzas. 2No pueden existir entre lo que es un
poder y lo que no es nada. 3No hay nada que puedas atacar que no
forme parte de ti. 4Y al atacarlo das lugar a dos ilusiones de ti
mismo en conflicto entre sí. 5Y esto
ocurre siempre que contemplas alguna creación de Dios de cualquier manera que
no sea con amor. 6El conflicto es temible, pues es la cuna del
temor. 7Mas lo que ha nacido de la nada no puede cobrar realidad
mediante la pugna. 8¿Por qué llenar tu mundo de conflictos contigo
mismo?. 9Deja que toda esa locura quede des-hecha y vuélvete en paz
al recuerdo de Dios, el cual brilla aún en tu mente serena.
9. ¡Observa cómo desaparece el
conflicto que existe entre las ilusiones cuando se lleva ante la verdad! 2Pues
sólo parece real si lo ves como una guerra entre verdades conflictivas, en la
que la vencedora es la más cierta, la más real y la que derrota a la ilusión
que era menos real, que al ser vencida se convierte en una ilusión. 3Así
pues, el conflicto es la elección entre dos ilusiones, una a la que se coronará como real, y la
otra que será derrotada y despreciada. 4En esta situación el Padre
jamás podrá ser recordado. 5Sin embargo, no hay ilusión que pueda
invadir Su hogar y alejarlo de lo que Él ama eternamente. 6Y lo que Él ama no puede sino estar eternamente sereno y en paz porque es Su
hogar.
10. Tú, Su Hijo bien amado, no eres una ilusión, puesto que eres tan real
y tan santo como Él. 2La quietud de tu certeza acerca de Él y de ti
mismo es el hogar de Ambos, donde moráis como uno solo y no como entes
separados. 3Abre la puerta de Su santísimo hogar y deja que el
perdón elimine todo vestigio de la creencia en el pecado, la cual priva a Dios
de Su hogar y a Su Hijo con Él. 4No eres un extraño en la casa de
Dios. 5Dale la bienvenida a tu hermano al hogar donde Dios Mismo lo
ubicó en serenidad y en paz, y donde mora con él. 6Las ilusiones no
tienen cabida allí donde mora el amor, pues éste te protege de todo lo que no
es verdad. 7Moras en una paz tan ilimitada como la de Aquel que la
creó, y a aquellos que quieren recordarlo a Él se les da todo. 8El
Espíritu Santo vela Su hogar, seguro de que la paz de éste jamás se puede
perturbar.
11. ¿Cómo iba
a ser posible que el santuario de Dios se volviese contra sí mismo y tratase de
subyugar al que allí mora? 2Piensa en lo que ocurre cuando la morada
de Dios se percibe a sí misma como dividida: 3el altar desaparece,
la luz se vuelve tenue y el templo del Santísimo se convierte en la morada del
pecado. 4Y todo se olvida, salvo las ilusiones. 5Las
ilusiones pueden estar en conflicto porque sus formas son diferentes. 6Y
batallan únicamente para establecer qué forma es real.
12. Las ilusiones encuentran ilusiones; la verdad se encuentra a sí misma.
2El encuentro de las ilusiones conduce a la guerra. 3Mas
la paz se extiende a sí misma al contemplarse a sí misma. 4La guerra
es la condición en la que el miedo nace, crece e intenta dominarlo todo. 5La
paz es el estado donde mora el amor y donde busca compartirse a sí mismo. 6La
paz y el conflicto son opuestos. 7Allí donde uno mora, el otro no
puede estar; donde uno de ellos va, el otro desaparece. 8Así es como
el recuerdo de Dios queda nublado en las mentes que se han convertido en el
campo de batalla de las ilusiones. 9Mas Su recuerdo brilla muy por
encima de esta guerra insensata listo para ser recordado cuando te pongas de
parte de la paz.
Video de Mich Gaymard