Lección 150 y Texto UCDM
LECCIÓN 150
Mi mente
alberga sólo lo que pienso con Dios.
(139) Aceptaré la Expiación para mí mismo.
(140) La salvación
es lo único que cura.
Texto
C. El
tercer obstáculo: La atracción de la muerte
1. A ti y a tu hermano, en cuya relación especial el
Espíritu Santo entró a formar parte, se os ha concedido liberar -y ser liberados-
del culto a la muerte. 2Pues esto fue lo que se os ofreció, y
vosotros lo aceptasteis. 3No obstante, tenéis que aprender más
acerca de este extraño culto, pues encierra el tercer obstáculo que la paz debe
superar. 4Nadie puede morir a menos que elija la muerte. 5Lo
que parece ser el miedo a la muerte es realmente su atracción. 6La
culpabilidad es asimismo algo temido y temible. 7Mas no ejerce
ningún poder, excepto sobre aquellos que se sienten atraídos por ella y la
buscan. 8Y lo mismo ocurre con la muerte. 9Concebida por
el ego, su tenebrosa sombra se extiende sobre toda cosa viviente porque el ego
es el "enemigo" de la vida.
2. Mas una sombra no puede matar. 2¿Qué
es una sombra para los que viven? 3Basta con que la pasen de largo
para que desaparezca. 4¿Y qué ocurre con aquellos cuya consagración
no es a la vida; los "pecadores" enlutados, el lúgubre coro del ego,
quienes se arrastran penosamente en dirección contraria a la vida, tirando de
sus cadenas y marchando en lenta procesión en honor de su sombrío dictador,
señor y amo de la muerte? 5Toca a cualquiera de ellos con las
dulces manos del perdón, y observa cómo desaparecen sus cadenas, junto con las
tuyas. 6Ve cómo se despoja del ropaje de luto con el que iba
vestido a su propio funeral y óyele reírse de la muerte. 7Gracias a
tu perdón puede escapar de la sentencia que el pecado quería imponerle. 8Esto
no es arrogancia. 9Es la Voluntad de Dios. 10¿Qué podría ser
imposible para ti que elegiste que Su Voluntad fuese la tuya? 11¿Qué
significado podría tener la muerte para ti? 12Tu dedicación no es a
la muerte ni a su amo. 13Cuando aceptaste el glorioso propósito del
Espíritu Santo en vez del ego, renunciaste a la muerte y la substituiste por la
vida. 14Ya sabemos que ninguna idea abandona su fuente. 15Y la muerte es el resultado del
pensamiento al que llamamos ego, tan inequívocamente como la vida es el
resultado del Pensamiento de Dios.
I. El cuerpo incorruptible
3. El pecado, la culpabilidad y la
muerte se originaron en el ego, en clara oposición a la vida, a la inocencia y
a la Voluntad
de Dios Mismo. 2¿Dónde puede hallarse semejante oposición, sino en
las mentes enfermizas de los desquiciados, que se han consagrado a la locura y
se oponen firmemente a la paz del Cielo? 3Pero una cosa es segura:
Dios, que no creó ni el pecado ni la muerte, no dispone que tú estés
aprisionado por ellos. 4Pues Él no conoce ni el pecado ni sus
resultados. 5Las figuras amortajadas que marchan en la procesión
fúnebre no lo hacen en honor de su Creador, Cuya Voluntad es que vivan. 6No
están acatando Su Voluntad, sino oponiéndose a ella.
4. ¿Y qué es ese cuerpo vestido de
negro que quieren enterrar? 2Es un cuerpo que ellos consagraron a la
muerte, un símbolo de corrupción, un sacrificio al pecado, ofrecido a éste para
que se cebe en él y, de este modo, siga viviendo; algo condenado, maldecido
por su hacedor y lamentado por todos los miembros de la procesión fúnebre que
se identifican con él. 3Tú que crees haber sentenciado al Hijo de
Dios a esto eres arrogante. 4Pero tú que quieres liberarlo no haces sino
honrar la Voluntad
de su Creador. 5La arrogancia del pecado, el orgullo de la
culpabilidad, el sepulcro de la separación, son todos parte de tu consagración
a la muerte, lo cual aún no has reconocido. 6El brillo de
culpabilidad con el que revestiste al cuerpo no haría sino destruirlo. 7Pues
lo que el ego ama, lo mata por haberle obedecido. 8Pero no puede
matar a lo que no le obedece.
5. Tú tienes otra consagración que
puede mantener al cuerpo incorrupto y en perfectas condiciones mientras sea
útil para tu santo propósito. 2El cuerpo es tan incapaz de morir
como de sentir. 3No hace nada. 4De por sí, no es ni
corruptible ni incorruptible. 5No es nada. 6Es el
resultado de una insignificante y descabellada idea de corrupción que puede ser
corregida. 7Pues Dios ha contestado a esta idea demente con una
Suya, una Respuesta que no se ha alejado de Él, y que, por lo tanto, lleva al
Creador a la conciencia de toda mente que haya oído Su Respuesta y la haya aceptado.
7. Aquellos que tienen miedo de la
muerte no ven con cuánta frecuencia y con cuánta fuerza claman por ella,
implorándole que venga a salvarlos de la comunicación. 2Pues
consideran que la muerte es un refugio: el gran salvador tenebroso que libera
de la luz de la verdad, la respuesta a la Respuesta , lo que acalla la Voz que habla en favor de
Dios. 3Sin embargo, abandonarte a la muerte no pone fin al
conflicto. 4Sólo la
Respuesta de Dios es su fin. 5El obstáculo que tu aparente amor
por la muerte supone y que la paz debe superar parece ser muy grande. 6Pues
en él yacen ocultos todos los secretos del ego, todas sus insólitas artimañas,
todas sus ideas enfermizas y extrañas imaginaciones. 7En él radica
la ruptura final de la unión, el triunfo de lo que el ego ha fabricado sobre
la creación de Dios, la victoria de lo que no tiene vida sobre la Vida Misma.
8. Bajo el polvoriento contorno de
su mundo distorsionado, el ego quiere dar sepultura al Hijo de Dios, a quien
ordenó asesinar, y en cuya putrefacción reside la prueba de que Dios Mismo es
impotente ante el poderío del ego e incapaz de proteger la vida que Él creó
contra el cruel deseo de matar del ego. 2Hermano mío, criatura de
Dios, esto no es más que un sueño de muerte. 3No hay funeral, ni altares
tenebrosos, ni mandamientos siniestros, ni distorsionados ritos de condena a
los que el cuerpo te pueda conducir. 4No pidas que se te libere de eso. 5Más bien,
libera al cuerpo de las despiadadas e inexorables órdenes a las que lo sometiste y perdónalo por lo que tú
le ordenaste hacer. 6Al exaltarlo lo condenaste a morir, pues sólo
la muerte podía derrotar a la vida. 7¿Y qué otra cosa, sino la
demencia, podría percibir la derrota de Dios y creer que es real?
9. El miedo a la muerte
desaparecerá a medida que la atracción que ésta ejerce ceda ante la verdadera
atracción del amor. 2El final del pecado, que anida quedamente en la
seguridad de tu relación, protegido por tu unión con tu hermano y listo para
convertirse en una poderosa fuerza al servicio de Dios, está muy cerca. 3El
amor protege celosamente los primeros pasos de la salvación, la resguarda de
cualquier pensamiento que la pudiese atacar y la prepara silenciosamente para
cumplir la imponente tarea para la que se te concedió. 4Los ángeles
dan sustento a tu recién nacido propósito, el Espíritu Santo le da abrigo y
Dios Mismo vela por él. 5No tienes que protegerlo, ya dispones de él. 6Pues
es inmortal, y en él reside el final de la muerte.
10. ¿Qué peligro puede asaltar al que es completamente inocente? 2¿Qué
puede atacar al que está libre de culpa? 3¿Qué temor podría venir a
perturbar la paz de la impecabilidad *
misma? 4Si bien lo que se te ha concedido todavía se encuentra en su
infancia, está en completa comunicación con Dios y contigo. 5En sus
diminutas manos se encuentran, perfectamente a salvo, todos los milagros que
has de obrar, y te los ofrece. 6El milagro de la vida es eterno, y
aunque ha nacido en el tiempo, se le da sustento en la eternidad. 7Contempla
a ese tierno infante, al que diste un lugar de reposo al perdonar a tu hermano,
y ve en él la Voluntad
de Dios. 8He aquí el bebé de Belén renacido. 9Y todo
aquel que le dé abrigo lo seguirá, no a la cruz, sino a la resurrección y a la
vida.
11. Cuando alguna cosa te parezca
ser una fuente de miedo, cuando una situación te llene de terror y haga que tu
cuerpo se estremezca y se vea cubierto con el frío sudor del miedo, recuerda
que siempre es por la misma razón: el ego ha percibido la situación como un
símbolo de miedo, como un signo de pecado y de muerte. 2Recuerda
entonces que ni el signo ni el símbolo se deben confundir con su fuente, pues
deben representar algo distinto de ellos mismos. 3Su significado no
puede residir en ellos mismos, sino que se debe buscar en aquello que
representan. 4Y así, puede que no signifiquen nada o que lo
signifiquen todo, dependiendo de la verdad o falsedad de la idea que reflejan. 5Cuando
te enfrentes con tal aparente incertidumbre con respecto al significado de
algo, no juzgues la situación. 6Recuerda la santa Presencia de Aquel
que se te dio para que fuese la
Fuente del juicio. 7Pon la situación en Sus manos
para que Él la juzgue por ti, y di:
8Te entrego esto para que lo
examines y juzgues por mí.
9No dejes que lo vea como un signo
de pecado y de muerte, ni que lo use para destruir.
10Enséñame a no hacer de ello un
obstáculo para la paz, sino a dejar que Tú lo uses por mí, para facilitar su
llegada.
* N.T. La palabra "impecabilidad" se utiliza aquí con el
significado de "condición carente de pecado.
Video de Mich Gaymard