Lección 172 y Texto UCDM
LECCIÓN 172
Dios es sólo
Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.
1. (153) En mi indefensión
radica mi seguridad.
2Dios es sólo
Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.
2. (154) Me cuento
entre los ministros de Dios.
2Dios es sólo
Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.
Texto
VI. La luz de la
relación santa
1. ¿Deseas la libertad del cuerpo
o la de la mente? 2Pues no puedes tener ambas. 3¿Qué
valoras más, el cuerpo o la mente? 4¿Cuál de ellos es tu objetivo? 5Pues
a uno de ellos lo ves como un medio; al otro como un fin. 6Y uno de ellos tiene que servir
al otro y dejar que predomine, realzando su importancia al disminuir la suya
propia. 7Los medios sirven al fin, y a medida que el fin se alcanza,
el valor de los medios disminuye, quedando totalmente eclipsados cuando se
reconoce que ya no tienen función alguna. 8Todo aquel que anhela la
libertad tratará de encontrarla. 9Pero la buscará donde cree que
está y donde cree que puede hallarla. 10Creerá que es igualmente
posible alcanzar o bien la libertad de la mente o bien la del cuerpo, y elegirá
a uno de ellos para que sirva al otro como medio para encontrarla.
2. Cuando se ha elegido la
libertad del cuerpo, la mente se usa como un medio cuyo valor reside en su
habilidad de ingeniar medios para conseguir la libertad del cuerpo. 2Pero
dado que liberar al cuerpo no tiene sentido, la mente se ha puesto al servicio
de las ilusiones. 3Esta situación es tan contradictoria e imposible
que cualquiera que la elija no tiene idea de lo que es valioso. 4Mas
aun en esta confusión -tan profunda que es indescriptible- el Espíritu Santo
espera pacientemente, tan seguro del resultado final como del Amor de Su
Creador. 5Él sabe que esa decisión descabellada la tomó uno a quien
Su Creador ama tanto como el amor se ama a sí mismo.
3. No te intranquilices pensando
cómo puede el Espíritu Santo intercambiar tan fácilmente los medios y el fin en
aquellos que Dios ama y quiere que sean libres para siempre. 2En
lugar de ello, siéntete agradecido de poder ser el medio para lograr Su fin. 3Éste
es el único servicio que conduce a la libertad. 4Para lograr este
fin hay que percibir al cuerpo libre de pecado porque lo que se busca es la
impecabilidad. 5La falta de contradicción permite que la transición
de medios a fin sea tan fácil como lo es el intercambio del odio por la
gratitud ante los ojos que perdonan. 6Os santificaréis el uno al otro
al usar el cuerpo sólo en beneficio de la impecabilidad. 7Y os
será imposible odiar aquello que sirve a quien queréis sanar.
4. Esta relación santa, hermosa en
su inocencia, llena de fortaleza, y resplandeciendo con una luz mucho más
brillante que la del sol que alumbra el firmamento que ves, es la que tu Padre
ha elegido como uno de los medios para llevar a cabo Su plan. 2Siéntete
agradecido de que no sirva en absoluto para llevar a cabo el tuyo. 3No
usará indebidamente nada que se le confíe, ni dejará de usar nada que se le
ofrezca. 4Esta santa relación tiene el poder de curar todo dolor,
sea cual sea su forma. 5Ni tu hermano ni tú por separado podéis ser
útiles en absoluto. 6Únicamente en vuestra voluntad conjunta radica
la curación. 7Pues ahí es donde se encuentra vuestra curación y ahí
es donde aceptaréis la Expia ción.
8Y al sanar los dos, la Filiación queda sanada porque vuestras
voluntades se han unido.
5. Ante una relación santa no hay
pecado. 2Ya no se percibe ninguna forma de error, y la razón, unida
al amor, contempla calladamente cualquier confusión y observa simplemente:
"Eso fue un error". 3Y luego, la
misma Expiación que aceptaste en tu relación corrige el error y, allí donde
éste estaba, deposita una parte del Cielo. 4¡Cuán bendito eres tú
que permites que este regalo se otorgue! 5Cada parte del Cielo que
restituyes se te da a ti. 6Y cada lugar
vacío del Cielo que vuelves a llenar con la Luz Eterna que traes
contigo, resplandece sobre ti. 7Los medios de la impecabilidad no
conocen el miedo porque únicamente son portadores de amor.
6. Criatura de paz, la luz ha
descendido sobre ti. 2No reconoces la luz que traes contigo, pero la
recordarás. 3¿Quién podría negarse a sí mismo la visión que le
brinda a los demás? 4¿Y quién dejaría de reconocer el regalo que,
por mediación suya, él permitió que se depositase en el Cielo? 5El
amoroso servicio que le prestas al Espíritu Santo te lo prestas a ti mismo. 6Tú
que ahora eres Su medio tienes que amar todo lo que Él ama. 7Y lo
que traes contigo es tu recuerdo de todo lo que es eterno. 8Ningún
vestigio de lo temporal puede permanecer por mucho tiempo en la mente que sirve
a lo intemporal. 9Y ninguna ilusión puede turbar la paz
de una relación que se ha convertido en el instrumento de la paz.
7. Cuando hayas contemplado a
tu hermano con absoluto perdón, del que no se haya excluido ningún error ni
nada se mantenga oculto, ¿qué error podría haber en cualquier parte que tú no
pudieses pasar por alto? 2¿Y qué tipo de sufrimiento podría nublar
tu vista e impedirte ver más allá de él? 3¿Y qué ilusión no ibas a
reconocer como un error, como una sombra que puedes atravesar completamente
impávido? 4Dios no permite que nada sea un obstáculo para aquellos
que hacen Su Voluntad, y éstos reconocerán que sus voluntades son la Suya porque la sirven. 5Y la sirven de buen grado. 6¿Podrían,
entonces, demorarse mucho en recordar lo que son?
8. Verás tu valía a través de los ojos de tu hermano, y
cada uno será liberado cuando vea a su salvador en el lugar donde antes pensó
que había un agresor. 2Mediante esta liberación se libera el mundo. 3Este
es tu papel en la consecución de la paz. 4Pues has preguntado cuál
es tu función aquí, y se te ha contestado. 5No intentes cambiarla ni
substituirla por ninguna otra. 6Pues ésa fue la única función que se
te dio. 7Acepta sólo esta función y sírvela de todo corazón, pues lo
que el Espíritu Santo hace con los regalos que le das a tu hermano, a quién se
los ofrece, dónde y cuándo, es cosa Suya. 8Los concederá allí donde
sean recibidos y se les dé la bienvenida. 9Utilizará cada uno de
ellos en beneficio de la paz. 10Y ni la más leve sonrisa o la buena
voluntad de alguien para pasar por alto la más diminuta equivocación le pasará
desapercibida a Él.
9. ¿Qué otra cosa podría ser
contemplar con caridad aquello que tu Padre ama, sino una bendición universal? 2Extender
el perdón es la función del Espíritu Santo. 3Deja eso en Sus manos. 4Ocúpate
únicamente de entregarle aquello que se puede extender. 5No guardes ningún secreto
tenebroso que Él no pueda usar, antes bien, ofrécele los pequeños regalos que
Él puede extender para siempre. 6Él aceptará cada uno de ellos y los
convertirá en una fuerza potente en favor de la paz. 7El Espíritu Santo no dejará de
bendecir ni uno solo de los regalos que le haces ni los limitará en forma
alguna. 8Los infundirá de todo el poder que Dios le ha conferido, a
fin de hacer de cada uno de ellos un manantial de curación para todos. 9Cada
pequeño regalo que le ofreces a tu hermano derrama luz sobre el mundo. 10No
te preocupes por las tinieblas; mira más allá de ellas y contempla a tu
hermano. 11Y deja que las tinieblas sean disipadas por Aquel que
conoce la luz y que tiernamente la deposita en cada una de las dulces sonrisas
de fe y de confianza con que bendices a tu hermano.
10. De tu aprendizaje depende el bienestar del mundo. 2Y es sólo la
arrogancia lo que negaría el poder de tu voluntad. 3¿Crees acaso que
la Voluntad
de Dios es impotente? 4¿Es a eso a lo que llamas humildad? 5No
te das cuenta de lo que esta creencia ha ocasionado. 6Te consideras
a ti mismo vulnerable, débil, fácil de destruir y a merced de innumerables
agresores mucho más fuertes que tú. 7Examinemos detenidamente cómo
fue que surgió este error, pues en él yace enterrada la pesada ancla que parece
mantener vigente, inamovible y sólido como una roca el temor a Dios. 8Y
mientras esa creencia perdure, así parecerá ser.
11. ¿Quién puede atacar al Hijo
de Dios y no atacar a su Padre? 2¿Cómo iba a ser el Hijo de Dios
débil, frágil y fácil de destruir a menos que su Padre también lo fuese? 3¿No
te das cuenta de que cada pecado y cada condenación que percibes y justificas es un ataque
contra tu Padre? 4Por eso es por lo que el ataque no ha tenido lugar
ni puede ser real. 5No te percatas de que ésa ha sido tu intención
porque crees que el Padre y el Hijo están separados. 6Y no puedes
sino pensar que están separados, debido al miedo. 7Pues parece menos
arriesgado atacar a otro o atacarte a ti mismo que atacar al gran Creador del
universo, Cuyo poder conoces.
12. Si fueses uno con Dios y reconocieses esa unidad, sabrías que Su poder
te pertenece. 2Mas no podrás recordar esto mientras creas que el
ataque, de la clase que sea, tiene sentido. 3Ninguna clase de ataque
está justificado porque no tiene sentido. 4De la única manera en que
el ataque se podría justificar es si tú y tu hermano estuvieseis realmente
separados el uno del otro, y todo el mundo estuviese separado del Creador. 5Pues
sólo entonces sería posible atacar una parte de la creación sin atacarla a toda
ella; atacar al Hijo sin atacar al Padre; atacar a otro sin atacarte a ti mismo
o herirte a ti mismo sin que otro sufriese dolor. 6Sin embargo, no
te quieres deshacer de esa creencia. 7Mas ¿dónde reside su valor,
sino en el deseo de poder atacar impunemente? 8El ataque no es ni
peligroso ni inocuo. 9Sencillamente es imposible. 10Y esto es así porque el universo
es uno. 11No elegirías atacar su realidad si no fuese porque para
poder verlo separado de su hacedor es esencial atacar. 12Y así parece como si el amor
pudiese atacar y volverse temible.
13. Sólo los que son diferentes
pueden atacar. 2Y de ahí deduces que porque puedes
atacar, debes ser diferente de tu hermano. 3Sin embargo, el Espíritu
Santo explica esto de otra manera. 4No puedes atacar precisamente porque no
eres diferente de tu hermano. 5Cualquiera de esas dos posturas es
una conclusión lógica. 6Cualquiera de ellas puede ser aceptada,
pero no ambas. 7La única pregunta que necesita contestarse a fin de
decidir cuál de las dos es verdad, es si en realidad tú eres diferente de tu
hermano. 8Desde el punto de vista de lo que entiendes parece que lo
eres, y, por lo tanto, que puedes atacar. 9De ambas alternativas,
ésta parece la más natural y la más afín a tu experiencia. 10Por eso
es necesario que tengas otras experiencias, más afines a la verdad, para
enseñarte lo que en realidad es natural y verdadero.
14. Esa es la función de tu relación santa. 2Pues lo que uno de
vosotros piense, el otro lo experimentará con él. 3¿Qué puede querer
decir esto, sino que tu mente y la mente de tu hermano son una? 4No
veas con temor este feliz hecho ni pienses que con ello se te impone una pesada
carga. 5Pues cuando lo hayas aceptado de buen grado, te darás
cuenta de que vuestra relación es un reflejo de la unión que existe entre el
Creador y Su Hijo. 6Entre las mentes amorosas no hay separación.
7Y cada pensamiento que una de ellas tiene le brinda felicidad a la
otra porque es la misma mente. 8La dicha es ilimitada porque cada
pensamiento de amor radiante extiende su ser y crea más de sí mismo. 9En
él no tienen cabida las diferencias, pues todo pensamiento es como él mismo.
15. La luz que os une brilla a
través del universo, y puesto que os une, hace que seáis uno con vuestro
Creador. 2Y en Él converge toda la creación. 3¿Lamentarías no poder
sentir miedo solo, cuando tu relación te puede enseñar que el poder del amor
reside en ella, haciendo así que el miedo sea imposible? 4No
intentes conservar un poco del ego junto con este regalo. 5Pues se
te dio para que lo usaras, no para que lo ocultases. 6Aquello
que te enseña que no os podéis separar niega al ego. 7Deja que la
verdad decida si tú y tu hermano sois diferentes o iguales, y que te enseñe
cuál de estas dos posibilidades es verdad.
Video de Mich Gaymard