Lección 149 y Texto UCDM
LECCIÓN 149
Mi mente
alberga sólo lo que pienso con Dios.
(137) Cuando me
curo no soy el único que se cura.
(138) El Cielo es
la alternativa por la que me tengo que decidir.
Texto
I. La atracción del dolor
9. Tu pequeño
papel consiste únicamente en entregarle al Espíritu Santo la idea del
sacrificio en su totalidad 2y aceptar la paz que Él te ofrece a
cambio sin imponer ningún límite que impida su extensión, lo cual limitaría tu
conciencia de ella. 3Pues lo que Él otorga tiene que extenderse si
quieres disponer de su poder ilimitado y utilizarlo para liberar al Hijo de
Dios. 4No es de este poder de lo que quieres deshacerte, y, puesto
que ya dispones de él, no puedes limitarlo. 5Si la paz no tiene
hogar, tampoco lo tenemos ni tú ni yo. 6Y Aquel que es nuestro hogar
se queda sin hogar junto con nosotros. 7¿Es eso lo que quieres? 8¿Deseas
ser un eterno vagabundo en busca de paz? 9¿Pondrías tus esperanzas
de paz y felicidad en lo que no puede sino fracasar?
10. Tener fe en lo eterno está siempre justificado, pues lo eterno es
siempre benévolo, infinitamente paciente y totalmente amoroso. 2Te
aceptará totalmente y te colmará de paz. 3Pero sólo se puede unir a
lo que ya está en paz dentro de ti, lo cual es tan inmortal como lo es lo
eterno. 4El cuerpo no puede proporcionarte ni paz ni desasosiego, ni
alegría ni dolor. 5Es un medio, no un fin. 6De por sí no
tiene ningún propósito, sino sólo el que se le atribuye. 7El cuerpo
parecerá ser aquello que constituya el medio para alcanzar el objetivo que tú
le asignes. 8Sólo la mente puede fijar propósitos, y sólo la mente
puede discernir los medios necesarios para su logro, así como justificar su
uso. 9Tanto la paz como la culpabilidad son estados mentales que se
pueden alcanzar. 10Y esos
estados son el hogar de la emoción que los suscita, que, por consiguiente, es
compatible con ellos.
11. Examina,
entonces, qué es lo que es compatible contigo. 2Ésta es la elección
que tienes ante ti, y es una elección libre. 3Mas todo lo que
radica en ella vendrá con ella, y lo que crees ser jamás puede estar separado
de ella. 4El cuerpo aparenta ser el gran traidor de la fe. 5En
él residen la desilusión y las semillas de la falta de fe, mas sólo si le pides
lo que no puede dar. 6¿Puede ser tu error causa razonable para la
depresión, la desilusión y el ataque de represalia contra lo que crees que te
ha fallado? 7No uses tu error para justificar tu falta de fe. 8No
has pecado, pero te has equivocado con respecto a lo que significa tener fe. 9Mas
la corrección de tu error te dará motivos para tener fe.
12. Es
imposible tratar de obtener placer a través del cuerpo y no hallar dolor. 2Es
esencial que esta relación se entienda, ya que el ego la considera la prueba
del pecado. 3En realidad no es punitiva en absoluto. 4Pero
sí es el resultado inevitable de equipararte con el cuerpo, lo cual es la
invitación al dolor. 5Pues ello le abre las puertas al miedo,
haciendo que se convierta en tu propósito. 6La atracción de la
culpabilidad no puede sino entrar con él, y cualquier cosa que el miedo le
ordene hacer al cuerpo es, por lo tanto, dolorosa. 7Este compartirá
el dolor de todas las ilusiones, y la ilusión de placer se experimentará como
dolor.
13. ¿No es acaso esto inevitable? 2El cuerpo, a las órdenes del miedo,
irá en busca de culpabilidad y servirá a su amo, cuya atracción por la
culpabilidad mantiene intacta toda la ilusión de su existencia. 3En
esto consiste, pues, la atracción del dolor. 4Regido por esta
percepción, el cuerpo se convierte en el siervo del dolor, lo persigue con un
gran sentido del deber y acata la idea de que el dolor es placer. 5Ésta
es la idea que subyace a la excesiva importancia que el ego le atribuye al
cuerpo. 6Y mantiene oculta esta relación demente, si bien, se nutre
de ella. 7A ti te enseña que el placer corporal es felicidad. 8Mas
a sí mismo se susurra: "Es la muerte".
14. ¿Por qué razón es el cuerpo tan importante para ti? 2Aquello
de lo que se compone ciertamente no es valioso. 3Y es igualmente
cierto que no puede sentir nada. 4Te transmite las sensaciones que
tú deseas. 5Pues el cuerpo, al igual que cualquier otro medio de
comunicación, recibe y transmite los mensajes que se le dan. 6Pero
éstos le son completamente indiferentes. 7Todos los sentimientos
con los que se revisten dichos mensajes los proporcionan el emisor y el
receptor. 8Tanto el ego como el Espíritu Santo reconocen esto, y
ambos reconocen también que aquí el emisor y el receptor son uno y lo mismo. 9El
Espíritu Santo te dice esto con alegría. 10El ego te lo oculta, pues
no quiere que seas consciente de ello. 11¿Quién transmitiría
mensajes de odio y de ataque si entendiese que se los está enviando a sí mismo?
12¿Quién se acusaría, se declararía culpable y se condenaría a sí
mismo?
15. El ego
siempre proyecta sus mensajes fuera de ti, al creer que es otro y no tú el que
ha de sufrir por tus mensajes de ataque y culpabilidad. 2E incluso
si tú sufres, el otro ha de sufrir aún más. 3El supremo engañador
reconoce que esto no es verdad, pero como "enemigo" de la paz que es,
te incita a que proyectes todos tus mensajes de odio y así te liberes a ti
mismo. 4Y para convencerte de que esto es posible, le ordena al cuerpo a que
busque dolor en el ataque contra otro, lo llame placer y te lo ofrezca como tu
liberación del ataque.
16. No hagas
caso de su locura, ni creas que lo imposible es verdad. 2No olvides
que el ego ha consagrado el cuerpo al objetivo del pecado y que tiene absoluta
fe de que el cuerpo puede lograrlo. 3Sus sombríos discípulos entonan
incesantemente alabanzas al cuerpo, en solemne celebración del poderío del
ego. 4No hay ni uno solo que no crea que sucumbir a la atracción de
la culpabilidad es la manera de escaparse del dolor. 5Ni uno solo de ellos puede dejar de identificarse a sí mismo con su
propio cuerpo, sin el cual moriría, pero dentro del cual, su muerte es
igualmente inevitable.
17. Los discípulos del ego no se dan cuenta de que se han consagrado a sí
mismos a la muerte. 2Se les ha ofrecido la libertad pero no la han
aceptado, y lo que se ofrece se tiene también que aceptar para que sea
verdaderamente dado. 3Pues el Espíritu Santo es también un medio de
comunicación, que recibe los mensajes del Padre y se los ofrece al Hijo. 4Al
igual que el ego, el Espíritu Santo es a la vez emisor y receptor. 5Pues
lo que se envía a través de Él retorna a Él, buscándose a sí mismo en el
trayecto y encontrando lo que busca. 6De igual manera, el ego
encuentra la muerte que busca, y te la devuelve a ti.
Video de Mich Gaymard