lección 206 y Texto UCDM
LECCIÓN 206
No soy un
cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.
1. (186) De mí depende la salvación del
mundo.
2Se me han confiado los dones de Dios porque soy Su Hijo. 3Y deseo otorgarlos allí donde Él
dispuso que se dieran.
4No soy un cuerpo. 5Soy libre.
6Pues aún soy tal como Dios me
creó.
Texto
VII. El
soñador del sueño
1. Sufrir es poner énfasis en todo lo que el mundo ha hecho para hacerte daño.
2En esto puede verse claramente la versión descabellada que el
mundo tiene de la salvación. 3Al igual que en un sueño de castigo en
el que el soñador no es consciente de lo que provocó el ataque contra él, éste
se ve a sí mismo atacado injustamente, y por algo que no es él. 4Él
es la víctima de ese "algo", una cosa externa a él, por la que no
tiene por qué sentirse responsable en absoluto. 5Él debe ser
inocente porque no sabe lo que hace, sino sólo lo que le hacen a él. 6Su
ataque contra sí mismo, no obstante, aún es evidente, pues es él quien sufre. 7Y
no puede escapar porque ve la causa de su sufrimiento fuera de sí mismo.
2. Ahora se te está mostrando que sí puedes escapar. 2Lo único
que necesitas hacer es ver el problema tal como es, y no de la manera en que lo
has urdido. 3¿Qué otra manera podría haber de resolver un problema
que en realidad es muy simple, pero que se ha envuelto en densas nubes de
complicación, concebidas para que el problema siguiera sin resolverse? 4Sin
las nubes, el problema se vería en toda su elemental simplicidad. 5La
elección, entonces, no sería difícil porque una vez que el problema se ve
claramente, resulta obvio que es absurdo. 6Nadie tiene dificultad
alguna en dejar que un problema sencillo sea resuelto si ve que le está
haciendo daño y que se puede resolver fácilmente.
3. El "razonamiento" que da lugar al mundo, sobre el que descansa
y mediante el cual se mantiene vigente, es simplemente éste: "Tú eres la
causa de lo que yo hago. 2Tu sola presencia justifica mi ira, y
existes y piensas aparte de mí. 3Yo debo ser el inocente, ya que
eres tú el que ataca. 4Y lo que me hace sufrir son tus
ataques". 5Todo el que examina este "razonamiento"
exactamente como es se da cuenta de que es incongruente y de que no tiene
sentido. 6Sin embargo, da la impresión de ser razonable, ya que
ciertamente parece como si el mundo te estuviese hiriendo. 7Y así,
no parece necesario buscar la causa más allá de lo obvio.
4. Pero ciertamente hay necesidad de ello. 2La necesidad de
liberar al mundo de la condenación en la que se halla inmerso es algo que
todos los que habitan en él comparten. 3Sin embargo, no reconocen
esta necesidad común. 4Pues cada uno piensa que si desempeña su
papel, la condenación del mundo recaerá sobre él. 5Y esto es lo que
percibe debe ser su papel en la liberación del mundo. 6La venganza
tiene que tener un blanco. 7De lo contrario, el cuchillo del
vengador se encontraría en sus propias manos, apuntando hacia sí mismo. 8Pues
para poder ser la víctima de un ataque que él no eligió, tiene que ver el arma
en las manos de otro. 9Y así, sufre por razón de las heridas que le
infligió un cuchillo que él no estaba empuñando.
5. Ése es el propósito del mundo que él ve. 2Y desde este
punto de vista, el mundo provee los medios por los que dicho propósito parece
alcanzarse. 3Los medios dan testimonio del propósito, pero no son de
por sí la causa. 4Ni la causa puede cambiar porque se la vea
separada de sus efectos. 5La causa produce los efectos, los cuales
dan luego testimonio de ella, no de sí mismos. 6Mira, pues, más allá
de los efectos. 7No es en ellos donde radica la causa del
sufrimiento y del pecado. 8No centres tu atención en el sufrimiento
ni en el pecado, ya que no son sino reflejos de lo que los causa.
6. El papel que juegas en el proceso de salvar al mundo de la condenación
es la manera en que te escapas tú. 2Recuerda que el testigo del
mundo del mal sólo puede hablar en favor de aquello que vio la necesidad del
mal en el mundo. 3Y ahí es donde contemplaste tu culpabilidad por
primera vez. 4El primer ataque contra ti mismo tuvo lugar cuando te
separaste de tu hermano. 5Y de esto es de lo que el mundo da testimonio. 6No
busques otra causa, ni recurras a las poderosas legiones de sus testigos para
deshacerla. 7Ellos apoyan la fidelidad que la separación te exige. 8Y
a lo que oculta la verdad no es adonde debes dirigirte a fin de encontrar la verdad.
7. Los testigos del pecado ocupan
un reducido espacio. 2Y es ahí donde encuentras la causa de la
perspectiva que tienes acerca del mundo. 3Hubo un tiempo en que no
eras consciente de cuál era la causa de todo lo que el mundo parecía hacerte
sin tú haberlo pedido o provocado. 4De lo único que estabas seguro
era de que entre las numerosas causas que percibías como responsables de tu dolor
y sufrimiento, tu culpabilidad no era una de ellas. 5Ni tampoco eran
el dolor y el sufrimiento algo que tú mismo hubieses pedido en modo alguno. 6Así
es como surgieron todas las ilusiones. 7El que las teje no se da
cuenta de que es él mismo quien las urde ni cree que la realidad de éstas
dependa de él. 8Cualquiera que sea su causa, es algo completamente
ajeno a él, y su mente no tiene nada que ver con lo que él percibe. 9No
puede dudar de la realidad de sus sueños porque no se da cuenta del papel que
él mismo juega en su fabricación y en hacer que parezcan reales.
8. Nadie puede despertar de un sueño que el mundo esté
soñando por él. 2Pues en ese caso él se ha convertido en parte del
sueño de otro. 3No puede elegir despertarse de un sueño que él no
urdió. 4Es la víctima impotente de un sueño concebido y preciado por
otra mente, la cual no se preocupa por él en absoluto, y es tan indiferente a
su paz y a su felicidad como lo es el tiempo o la hora del día. 5No
lo ama, sino que caprichosamente lo obliga a desempeñar cualquier papel que
satisfaga su sueño. 6Es tan poca su valía que él no es más que una
sombra danzante, que sube y baja al compás de un guión disparatado concebido
dentro del fútil sueño del mundo.
9. Ésta es la única imagen que puedes ver, la única
opción que tienes ante ti, la otra posible causa, si es que tú no eres el
soñador de tus propios sueños. 2Y esto es lo que eliges cuando
niegas que la causa del sufrimiento esté en tu mente. 3Alégrate de
que lo esté, pues de esta manera tú eres el único que puede determinar tu
destino en el tiempo. 4Las únicas alternativas que tienes ante ti
son o bien una muerte durmiente y sueños de maldad por una parte, o bien un
feliz despertar y la alegría de la vida por otra.
10.¿Qué
otras alternativas tienes ante ti, sino la vida o la muerte, despertar o
dormir, la guerra o la paz, tus sueños o tu realidad? 2Existe el
riesgo de pensar que la muerte te puede brindar paz porque el mundo equipara el
cuerpo con el Ser que Dios creó. 3No obstante, una cosa jamás puede
ser su propio opuesto. 4Y la muerte es lo opuesto a la
paz porque es lo opuesto a la vida. 5Y la vida es paz. 6Despierta
y olvida todos los pensamientos de muerte, y te darás cuenta de que ya gozas de
la paz de Dios. 7Sin embargo, si es cierto que realmente puedes
elegir, tienes entonces que ver las causas de las cosas entre las que eliges
exactamente como son y dónde se encuentran.
11. ¿Qué elección puede hacerse entre dos estados,
cuando sólo se reconoce claramente uno de ellos? 2¿Quién es libre de
elegir entre dos efectos, si cree que sólo puede escoger uno de ellos? 3Una
elección honesta nunca podría percibirse como una en la que la elección es
entre un insignificante tú y un mundo enorme, cuyos sueños acerca de tu verdad
son diferentes. 4La brecha que separa a la realidad de los sueños no
se encuentra entre lo que el mundo sueña y lo que tú sueñas en secreto. 5Pues
en ambos casos se trata del mismo sueño. 6El sueño del mundo no es
sino una parte de tu propio sueño de la que te desprendiste y luego viste como
si fuese el principio y el final del tuyo. 7No obstante, lo que dio
comienzo al sueño del mundo fue tu propio sueño secreto, lo cual no percibes,
si bien es lo que causó la parte que ves, de cuya realidad no dudas. 8¿Cómo
podrías dudar de ello si aún estás dormido, soñando en secreto que su causa es
real?
12. Sueñas que tu hermano está
separado de ti, que es un viejo enemigo, un asesino que te acecha en la noche y
planea tu muerte, deseando además que sea lenta y atroz. 2Mas bajo
este sueño yace otro, en el que tú te vuelves el asesino, el enemigo secreto,
el sepultador y destructor de tu hermano así como del mundo. 3He
aquí la causa del sufrimiento, la brecha entre tus míseros sueños y tu
realidad. 4La pequeña grieta que ni siquiera ves, la cuna de las
ilusiones y del miedo, el momento de terror y de un odio ancestral, el
instante del desastre, están todos aquí. 5He aquí la causa de la
irrealidad. 6Mas es aquí donde se des-hará.
13. Tú eres el soñador del mundo de
los sueños. 2Éste no tiene ninguna otra causa, ni la tendrá jamás. 3Todo
lo que aterrorizó al Hijo de Dios y le hizo pensar que había perdido su
inocencia, repudiado a su Padre y entrado en guerra consigo mismo no es más que
un sueño fútil. 4Mas ese sueño es tan temible y tan real en apariencia,
que él no podría despertar a la realidad sin verse inundado por el frío sudor
del terror y sin dar gritos de pánico, a menos que un sueño más dulce
precediese su despertar y permitiese que su mente se calmara para poder acoger
-no temer- la Voz
que con amor lo llama a despertar; un sueño más dulce, en el que su sufrimiento
cesa y en el que su hermano es su amigo. 5Dios dispuso que su
despertar fuese dulce y jubiloso, y le proporcionó los medios para que pudiese
despertar sin miedo.
14. Acepta el sueño
que Él te dio en lugar del tuyo. 2No es difícil cambiar un sueño una
vez que se ha identificado al soñador. 3Descansa en el Espíritu
Santo, y permite que Sus dulces sueños reemplacen a los que soñaste
aterrorizado, temiéndole a la muerte. 4El Espíritu Santo te brinda
sueños de perdón, en los que la elección no es entre quién es el asesino y
quién la víctima. 5Los sueños que Él te ofrece no son de asesinatos ni de muerte. 6El
sueño de culpabilidad está desapareciendo de tu vista, aunque tus ojos están
cerrados. 7Una sonrisa ha venido a iluminar tu rostro durmiente. 8Duermes
apaciblemente ahora, pues éstos son sueños felices.
15. Sueña
dulcemente con tu hermano inocente, quien se une a ti en santa inocencia. 2Y
el Mismo Señor de los Cielos despertará a Su Hijo bienamado de este sueño. 3Sueña
con la bondad de tu hermano en vez de concentrarte en sus errores. 4Elige
soñar con todas las atenciones que ha tenido contigo, en vez de contar todo el
dolor que te ha ocasionado. 5Perdónale sus ilusiones y dale gracias
por toda la ayuda que te ha prestado. 6Y no desprecies los muchos
regalos que te ha hecho sólo porque en tus sueños él no sea perfecto. 7Él
representa a su Padre, a Quien ves ofreciéndote tanto vida como muerte.
16. Hermano, lo
único que Él da es vida. 2Sin embargo, los regalos que crees que tu
hermano te ofrece representan los regalos que sueñas que tu Padre te hace a ti.
3Ve todos los regalos que tu hermano te hace a la luz de la caridad
y bondad que se te ofrece. 4Y no dejes que ningún dolor perturbe tu
sueño de profunda gratitud por los regalos que te hace.
Video de Mich Gaymard