Lección 179 y Texto UCDM
LECCIÓN 179
Dios es sólo
Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.
1. (167) Sólo hay
una vida, y ésa es la vida que comparto con Dios.
2Dios es sólo
Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.
2. (168) Tu
gracia me es dada. 2La reclamo ahora.
3Dios es sólo
Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.
Texto
III. Cómo perdonar
el deseo de ser especial
1. El perdón pone fin al deseo de ser especial. 2Lo
único que se puede perdonar son las ilusiones, que entonces desaparecen. 3El
perdón es lo que te libera de todas las ilusiones, y por eso es por lo que es
imposible perdonar sólo parcialmente. 4Nadie que se aferra a una
sola ilusión puede considerarse a sí mismo libre de pecado, pues en tal caso
aún está afirmando que un error acerca de sí mismo es hermoso. 5Y de este modo, lo califica de "imperdonable"
y lo convierte en un pecado. 6¿Cómo iba a poder entonces conceder
perdón de manera total cuando aún no lo quiere aceptar para sí mismo? 7Pues
es seguro que lo recibiría completamente en el instante en que así lo
concediese. 8Y de esta
manera, la culpabilidad que mantiene oculta desaparecería, al él mismo haberla
perdonado.
2. Cualquier
forma de especialismo que aún valores, la has convertido en un pecado. 2Se
alza inviolable, y la defiendes acérrimamente con toda tu endeble fuerza
contra la Voluntad
de Dios. 3Y así, se alza contra ti, como enemiga tuya, no de Dios. 4De
este modo, parece escindirte de Dios y hacer que estés separado de Él en cuanto
que defensor de ella. 5Prefieres proteger lo que Dios no creó. 6Sin
embargo, este ídolo que parece conferirte poder, en realidad te lo ha
arrebatado. 7Pues le has dado el patrimonio de tu hermano, dejando a
éste solo y condenado, y quedando tú hundido en el pecado y en el sufrimiento
junto con él ante el ídolo que no puede salvaros.
3. No eres tú el que es tan vulnerable y susceptible de
ser atacado que basta una palabra, un leve susurro que no te plazca, una
circunstancia adversa o un evento que no hayas previsto para trastornar todo tu
mundo y precipitarlo al caos. 2La verdad no es algo frágil, 3y las ilusiones
no pueden afectarla ni cambiarla en absoluto. 4Pero ser especial no
es lo que es verdad acerca de ti. 5Pues cualquier cosa puede hacerle perder el equilibrio. 6Lo
que descansa sobre lo que no es nada jamás podrá ser estable. 7Por muy grande y desmesurado que parezca, se
tambaleará, dará vueltas y revoloteará con la más tenue brisa.
4. Sin cimientos nada es seguro. 2¿Habría
dejado Dios a Su Hijo en un estado en el que la seguridad no significase nada? 3¡De
ninguna manera! aSu Hijo permanece a salvo, descansando en Él. 4Tu
deseo de ser especial es lo que se ve atacado por todo lo que camina o respira,
se arrastra o se desliza, o simplemente vive. 5Nada está a salvo de su
ataque, y ello no está a salvo de nada. 6Jamás habrá de perdonar,
pues esto es lo que es: un voto secreto de que lo que Dios quiere para ti nunca
se dé y de que te opondrás a Su Voluntad para siempre. 7No es
posible tampoco que ambas voluntades puedan jamás ser la misma, mientras tu
deseo de ser especial se alce como una llameante espada de muerte entre ellas,
haciendo que sean enemigas.
5. Dios te pide que perdones. 2Él no quiere que la separación se interponga, como si de una voluntad
ajena se tratase, entre lo que tanto Su Voluntad como la tuya disponen para ti.
3Ambas son la misma voluntad, pues ninguna de ellas dispone ser
especial. 4¿Cómo iban a poder disponer la muerte del amor mismo? 5Con
todo, no pueden atacar a las ilusiones. 6No son cuerpos, y esperan
como una sola Mente a que todas las ilusiones se traigan ante ellas y se dejen
ahí. 7La salvación no desafía ni siquiera a la muerte. 8Y
a Dios Mismo, que sabe que la muerte no es tu voluntad, no lo queda otro
remedio que decir: "Hágase tu voluntad" porque tú crees que lo es.
6. Perdona al gran Creador del universo -la Fuente de la vida, del amor
y de la santidad, el Padre perfecto de un Hijo perfecto- por tus ilusiones de
ser especial. 2He aquí el infierno que elegiste como tu hogar. 3Él
no eligió eso para ti. 4No le pidas que entre ahí. 5El
camino está cerrado al amor y a la salvación. 6Pero si liberas a tu
hermano de las profundidades del infierno, habrás perdonado a Aquel Cuya
Voluntad es que descanses para siempre en los brazos de la paz, perfectamente
a salvo y sin que la animosidad ni malicia de ningún pensamiento de ser
especial perturbe tu descanso. 7Perdona al Santísimo por no haber
podido concederte el especialismo, que tú entonces inventaste.
7. Todos los que se consideran especiales están
dormidos, rodeados por un mundo de belleza que no ven. 2La
libertad, la paz y la dicha se encuentran ahí, al lado del ataúd en el que
duermen, llamándolos para que vuelvan en sí y despierten de su sueño de muerte.
3Mas ellos no oyen nada. 4Están perdidos en sueños de que
son especiales. 5Odian la llamada que los puede despertar y maldicen
a Dios porque no convirtió su sueño en realidad. 6Maldice a Dios y
muere, pero no por mandato de Aquel que no creó la muerte, sino sólo en el
sueño. 7Mas abre los ojos ligeramente y verás al salvador que Dios
te dio a fin de que pudieses contemplarlo y devolverle su patrimonio. 8Dicho
patrimonio es también el tuyo.
8. Los esclavos
del deseo de ser especial se liberarán. 2Tal es la Voluntad de Dios y la de
Su Hijo. 3¿Se condenaría Dios a Sí Mismo al infierno y a la
perdición? 4¿Y es eso acaso lo que dispones para tu salvador? 5Dios
te llama a través de él a unirte a Su Voluntad para que ambos os salvéis del
infierno. 6Observa las marcas de los clavos en las manos que te
extiende pidiendo que le concedas tu perdón. 7Dios te pide que
tengas misericordia con Su Hijo y con Él. 8No se la niegues a
ninguno de los dos. 9Lo único que te piden es que se haga tu
voluntad. 10Buscan tu amor a fin de que tú te puedas amar a ti
mismo. 11No ames tu deseo de ser especial en vez de amarles a Ellos.
12La marca de los clavos está también en tus manos. 13Perdona
a tu Padre el que no fuese Su Voluntad que tú fueses crucificado.
IV.
Ser especial en contraposición a ser impecable *
1.Ser
especial implica una falta de confianza en todo el mundo excepto en ti mismo. 2Depositas
tu fe exclusivamente en ti. 3Todo lo demás se convierte en tu
enemigo: temido y atacado, mortal y peligroso, detestable y merecedor
únicamente de ser destruido. 4Cualquier gentileza que este enemigo
te ofrezca no es más que un engaño, pero su odio es real. 5Al estar
en peligro de destrucción tiene que matar, y tú te sientes atraído hacia él
para matarlo primero. 6Tal es la atracción de la culpabilidad. 7Ahí
se entrona a la muerte como el salvador; la crucifixión se convierte ahora en
la redención, y la salvación no puede significar otra cosa que la destrucción
del mundo con excepción de ti mismo.
2. ¿Qué otro propósito podría tener el cuerpo sino ser
especial? 2Esto es lo que hace que sea frágil e incapaz de
defenderse a sí mismo. 3Fue concebido para hacer que tú fueses
frágil e impotente. 4La meta de la separación es su maldición. 5Los
cuerpos, no obstante, no tienen metas. 6Tener propósitos es algo que
es sólo propio de la mente. 7Y las mentes pueden cambiar
sí así lo desean. 8No pueden cambiar sus cualidades inherentes ni
sus atributos, 9pero sí pueden cambiar el propósito que persiguen, y
al hacer eso, los estados corporales no pueden sino cambiar también. 10El
cuerpo no puede hacer nada por su cuenta. 11Considéralo un medio de
herir, y será herido. 12Considéralo un medio para sanar y sanará.
3. Sólo puedes hacerte daño a ti
mismo. 2Hemos repetido esto con frecuencia, pero todavía resulta
difícil de entender. 3A las mentes empeñadas en ser especiales les
resulta imposible entenderlo. 4Pero a las que desean curar y no
atacar les resulta muy obvio. 5El propósito del ataque se halla en
la mente, y sus efectos sólo se pueden sentir allí donde se encuentra dicho
propósito. 6La mente no es algo limitado, y a eso se debe que
cualquier propósito perjudicial le haga daño a toda ella cual una sola. 7Nada
podría tener menos sentido para los que se creen especiales. 8Nada
podría tener mayor sentido para los milagros. 9Pues los milagros no
son sino el resultado de cambiar del propósito de herir al de sanar. 10Este
cambio de propósito pone "en peligro" el especialismo, pero sólo en
el sentido de que la verdad supone una "amenaza" para todas las
ilusiones. 11Ante ella no pueden quedar en pie. 12No
obstante, ¿qué consuelo encontraste jamás en ellas para que le niegues a tu
Padre el regalo que te pide y para que en lugar de dárselo a Él se lo des a
ellas? 13Si se lo das a Él, el universo es tuyo. 14Si se
lo das a las ilusiones, no recibes ningún regalo a cambio. 13Lo que
le has dado a tu especialismo te ha llevado a la bancarrota, dejando tus arcas
yermas y vacías, con la tapa abierta invitando a todo lo que quiera perturbar
tu paz a que entre y destruya.
4. Te dije anteriormente que no
te detuvieses a examinar los medios con los que se logra la salvación, ni cómo
se alcanza ésta. 2Pero examina detenidamente si es tu deseo ver a tu
hermano libre de pecado. 3Para todo aquel que se cree especial la
respuesta tiene que ser "no". 4Un hermano libre de pecado es enemigo de
su especialismo, mientras que el pecado, de ser posible, sería su amigo. 5Los
pecados de tu hermano justificarían tu especialismo y le darían el significado
que la verdad le niega. 6Todo lo que es real proclama que él es
incapaz de pecar. 7Todo lo que es falso proclama que sus pecados son
reales. 8Si es un pecador, tu realidad entonces no es real, sino
únicamente un sueño de que eres especial que dura sólo un instante, antes de desmoronarse y convertirse en polvo.
5. No defiendas este sueño
insensato, en el que Dios se halla privado de lo que ama y tú te encuentras
más allá de la posibilidad de salvarte. 2Lo único que es seguro en
este mundo cambiante que no tiene sentido en la realidad es esto: cuando no
estás completamente en paz, o cuando experimentas cualquier clase de dolor, es
que has percibido un pecado en tu hermano y te has regocijado por lo que
creíste ver en él. 3Tu sensación de ser especial pareció estar a
salvo a causa de ello. 4Y así, salvaste a lo que habías designado
como tu salvador y crucificaste al que Dios te dio en su lugar. 5Y
de este modo, estás en la misma encrucijada que él, pues sois un solo ser. 6Por
lo tanto, el especialismo es su "enemigo” así como el tuyo.