Lección 83 y Texto UCDM
LECCIÓN 83
Hoy repasamos estas ideas:
1. (65) Mi única función es la que Dios me dio.
2No tengo otra función salvo la
que Dios me dio. 3Este reconocimiento me libera de todo conflicto
porque significa que no puedo tener metas conflictivas. 4Al tener un
solo propósito, siempre estoy seguro de lo que debo hacer, de lo que debo decir
y de lo que debo pensar. 5Toda duda no puede sino desaparecer cuando
reconozco que mi única función es la que Dios me dio.
2. Las aplicaciones más concretas
de esta idea podrían hacerse con las siguientes variaciones:
2Mi percepción
de esto no altera mi función.
3Esto no me
confiere una función distinta de la que Dios me dio.
4No me valdré de esto para justificar una función que
Dios no me dio.
3. (66) Mi función y mi felicidad son una.
2Todas las cosas que proceden de
Dios son una 3Proceden de la Unicidad* y tienen que ser recibidas cual una sola. 4Desempeñar mi
función es mi felicidad porque ambas cosas proceden de la misma Fuente. 5Y debo aprender a reconocer lo que
me hace feliz, si es que he de encontrar la felicidad.
4. Algunas variaciones útiles para
aplicar concretamente esta idea podrían ser:
2Esto no puede
separar mi felicidad de mi función.
3La unidad que
existe entre mi felicidad y mi función no se ve afectada en modo alguno por
esto.
4Nada,
incluido esto, puede justificar la ilusión de que puedo ser feliz si dejo de
cumplir mi función.
* N.T. A la
palabra "unicidad", que de acuerdo al Diccionario de la Real Academia
Española significa "calidad de único", se le ha dado aquí un nuevo
significado. En la presente obra se ha utilizado "unicidad"
exclusivamente para traducir la palabra inglesa "oneness" en su
acepción de: "calidad, estado o hecho de ser uno".
Texto
VI.
La visión de Cristo
1. El ego está tratando de enseñarte cómo ganar el
mundo y perder tu alma. 2El Espíritu Santo te enseña que no puedes
perder tu alma y que no hay nada que ganar en el mundo, pues, de por sí, no da
nada. 3Invertir sin recibir beneficios es sin duda una manera segura
de empobrecerte, y los gastos generales son muy altos. 4No sólo no recibes ningún beneficio de la
inversión, sino que el costo es enorme. 5Pues esta inversión te cuesta la realidad del mundo al negar la tuya, y no
te da nada a cambio. 6No puedes vender tu alma, pero puedes vender
tu conciencia de ella. 7No puedes percibir tu alma, y no la podrás
conocer mientras percibas cualquier otra cosa como más valiosa.
2. El Espíritu Santo es tu fortaleza porque sólo te
conoce como espíritu. 2Él es
perfectamente consciente de que no te conoces a ti mismo y perfectamente
consciente de cómo enseñarte a recordar lo que eres. 3Puesto que te ama, te enseñará
gustosamente lo que Él ama, pues Su voluntad es compartirlo. 4Dado
que se acuerda de ti continuamente, no puede dejar que te olvides de
tu valía. 5Pues el Padre jamás cesa de mantener vivo en Él el recuerdo de Su Hijo, y el
Espíritu Santo jamás cesa de mantener
vivo en el Hijo el recuerdo de su Pare. 6Dios está en tu memoria por
causa de Él. 7Tú decidiste olvidar a tu Padre, pero eso no es
realmente lo que quieres hacer, y, por
lo tanto, puedes decidir de otra
manera. 8Y tal como yo decidí de otra manera, tú también puedes hacerlo.
3. Tú no deseas el mundo. 2L o único de valor en
él son aquellos aspectos que contemplas con amor. 3Eso le confiere la única realidad que jamás tendrá. 4Su valía no reside
en sí mismo, pero la tuya se encuentra en ti. 5De la misma forma en que tu propia
estima procede de extenderte a ti mismo, de igual modo la percepción de tu
propia estima procede de extender pensamientos amorosos hacia el exterior. 6Haz
que el mundo real sea real para ti, pues el mundo real es el regalo del Espíritu Santo, por lo tanto, te pertenece.
4. La corrección es para todos aquellos que no pueden ver. 2La misión del Espíritu
Santo es abrirle los ojos a los ciegos, pues Él sabe que no han perdido su visión, sino que
simplemente duermen. 3Él los despertará del sueño del olvido y los llevará al
recuerdo de Dios. 4Los ojos de Cristo están abiertos, y Él
contemplará con amor todo lo que veas si aceptas Su visión como tuya. 5. El Espíritu Santo mantiene a
salvo la visión de Cristo para cada Hijo de Dios que duerme. 6En Su
visión el Hijo de Dios es perfecto y Él anhela compartir Su visión
contigo. 7El Espíritu Santo te mostrará el mundo real porque Dios te
dio el Cielo. 8A través del Espíritu Santo, tu Padre exhorta a Su
Hijo a recordar. 9El despertar de Su Hijo da
comienzo cuando él empieza a invertir en el mundo real, lo cual le permite
aprender a re-invertir en sí mismo. 10Pues la realidad es una con el
Padre y con el Hijo, y el Espíritu Santo bendice el mundo real en Nombre de los
Dos.
5. Cuando hayas visto el mundo real -como sin duda lo
verás- te acordarás de nosotros. 2Mas tienes que aprender el costo
que supone estar dormido, y negarte a pagarlo. 3Sólo entonces
decidirás despertar. 4Y entonces el mundo real aparecerá ante tu
vista, pues Cristo nunca ha estado dormido. 5Cristo está esperando a
que lo veas, pues Él nunca te ha perdido de vista. 6Él contempla
serenamente el mundo real, que desea compartir contigo porque sabe que Su Padre lo ama. 7Y sabiendo esto, desea darte lo que es tuyo. 8Él te aguarda
en el altar del Padre en perfecta paz, ofreciéndote el Amor del Padre en la
serena luz de la bendición del Espíritu Santo. 9Pues el Espíritu
Santo conducirá a todo el mundo a su hogar y a su Padre, donde Cristo les
espera como Su Ser.
6. Cada Hijo de Dios es uno en
Cristo porque su ser está en Cristo, al igual como el de Cristo está en Dios. 2El Amor de Cristo por ti es Su Amor por Su Padre, que Él conoce
porque conoce el Amor de Su Padre por Él. 3Cuando el
Espíritu Santo te haya conducido finalmente hasta Cristo en el altar
de Su Padre, la percepción se fundirá con el conocimiento porque se habrá
vuelto tan santa que su transferencia a la santidad será sencillamente su
extensión natural. 4El Amor se
transfiere al amor sin ninguna interferencia, pues ambos son uno. 5A
medida que percibas más y más elementos comunes en todas las situaciones, la
transferencia del entrenamiento bajo la dirección del Espíritu Santo aumentará
y se generalizará. 6Aprenderás gradualmente a aplicarlo a todo el
mundo y a todas las cosas, pues su aplicabilidad es universal. 7Una
vez que esto se logra, la percepción y el conocimiento se vuelven tan similares
que comparten la unificación de las leyes de Dios.
7. Lo que es uno no puede ser
percibido como separado, y negar la separación es restaurar el conocimiento. 2En
el altar de Dios, la santa percepción de Su Hijo se vuelve tan iluminada que la
luz entra a raudales en ella y el espíritu del Hijo de Dios refulge en la Mente del Padre y se vuelve
uno con ella. 3Con gran ternura Dios refulge sobre Sí Mismo, y ama la extensión de Sí
Mismo que es Su Hijo. 4El mundo deja de tener propósito a medida que
se funde con el Propósito de Dios. 5Pues el mundo real ha desaparecido
sigilosamente en el Cielo, donde todo lo que
es eterno ha existido siempre. 6Allí Redentor y redimido se unen en
su perfecto amor por Dios y en el amor perfecto que se profesan el uno al otro.
7El Cielo es tu hogar, y al estar en Dios tiene también que estar en
ti.
Video de Mich Gaymard