Lección 64 y Texto UCDM
LECCIÓN 64
No dejes que me olvide de mi
función.
1. La idea de hoy es simplemente
otra manera de decir: "No me dejes caer en la tentación". 2El
propósito del mundo que ves es nublar tu función de perdonar y proveerte de una
justificación por haberte olvidado de ella. 3Es asimismo la
tentación de abandonar a Dios y a Su Hijo adquiriendo una apariencia física. 4Esto
es lo que los ojos del cuerpo ven.
2. Nada de lo que los ojos del cuerpo parecen
ver puede ser otra cosa que una forma de tentación, ya que ése fue el propósito
del cuerpo en sí. 2Hemos aprendido, no obstante, que el Espíritu
Santo tiene otro uso para todas las ilusiones que tú has forjado, y, por lo
tanto, ve en ellas otro propósito. 3Para el Espíritu Santo el mundo
es un lugar en el que aprendes a perdonarte a ti mismo lo que consideras son
tus pecados. 4De acuerdo con esta percepción, la apariencia física
de la tentación se convierte en el reconocimiento espiritual de la salvación.
3. Al repasar nuestras últimas lecciones, vemos
que tu función aquí es ser la luz del mundo, y que es una función que Dios
Mismo te dio. 2La arrogancia del ego es lo único que te hace poner
esto en duda, y el miedo del ego lo único que te induce a considerarte a ti
mismo indigno de la tarea que Dios Mismo te encomendó. 3La
salvación del mundo aguarda tu perdón porque a través de él el Hijo de Dios se
libera de todas las ilusiones y, por ende, de toda tentación. 4El
Hijo de Dios eres tú.
4. Sólo desempeñando la función que
Dios te dio podrás ser feliz. 2Esto se debe a que tu función es ser
feliz valiéndote de los medios mediante los cuales la felicidad se vuelve
inevitable. 3No hay otra manera. 4Por lo tanto, cada vez
que eliges entre si desempeñar o no tu función, estás en realidad eligiendo
entre ser feliz o no serlo.
5. Recordemos esto hoy. 2Tengámoslo
presente por la mañana, por la noche, y también a lo largo del día. 3Prepárate
de antemano para todas las decisiones que tengas que tomar hoy, recordando que
todas ellas son en realidad muy simples. 4Cada una te conducirá ya
sea a la felicidad o a la infelicidad. 5¿Puede ser acaso difícil
tomar una decisión tan simple? 6No permitas que la forma de la
decisión te engañe. 7Complejidad en lo relativo a la forma no
implica complejidad en lo relativo al contenido. 8Es imposible que
el contenido de cualquier decisión aquí en la tierra se componga de cualquier
otra cosa que no sea esta simple elección. 9Ésta es la única
elección que el Espíritu Santo ve. 10Por lo tanto, es la única
elección que existe.
6. Practiquemos hoy, pues, con estos
pensamientos:
2No dejes que me olvide de mi función.
3No dejes que trate de sustituir la que Dios me dio por la mía.
4Déjame perdonar y ser feliz.
5Por lo menos una vez hoy, dedica diez o quince
minutos a reflexionar acerca de esto con los ojos cerrados. 6Pensamientos
afines acudirán en tu ayuda si recuerdas cuán crucial es tu función para ti y
para el mundo.
7. En las aplicaciones frecuentes de
la idea de hoy a lo largo del día, dedica varios minutos a repasar estos
pensamientos y luego a pensar en ellos y en nada más. 2Esto te
resultará difícil, sobre todo al principio, ya que aún no tienes la disciplina
mental que ello requiere. 3Tal vez necesites repetir: "No dejes
que me olvide de mi función" con bastante frecuencia para que te ayude a
concentrarte.
8. Hoy se requieren dos variaciones de las sesiones de
práctica más cortas. 2Haz los ejercicios con los ojos cerrados
algunas veces, tratando de concentrarte en los pensamientos que estés usando. 3En
otras, mantén los ojos abiertos una vez que hayas repasado los pensamientos, y
luego mira a tu alrededor lenta e imparcialmente, repitiendo para tus adentros:
4Éste es el mundo que es mi función salvar.
Capítulo 10
LOS ÍDOLOS DE LA ENFERMEDAD
Introducción
1. Nada
externo a ti puede hacerte temer o amar porque no hay nada externo a ti. 2Tanto
el tiempo como la eternidad se encuentran en tu mente, y estarán en conflicto
hasta que percibas el tiempo exclusivamente como un medio para recuperar la
eternidad. 3No podrás hacer esto mientras sigas creyendo que la
causa de todo lo que te ocurre se encuentra en factores externos a ti. 4Tienes
que aprender que el tiempo sólo existe para que hagas uso de él, y que nada en
el mundo puede eximirte de esa responsabilidad. 5Puedes violar las
leyes de Dios en tu imaginación, pero no puedes escaparte de ellas. 6Fueron
promulgadas para tu protección y son tan inviolables como tu seguridad.
2.
Dios no creó
nada a excepción de ti, y nada a excepción de ti existe, pues tú formas parte
de Él. 2¿Qué puede existir excepto Él? 3Nada puede tener
lugar aparte de Él porque nada excepto Él es real. 4Tus creaciones,
al igual que tú, representan una aportación para Él, pero ni tú ni ellas le
aportan nada que sea diferente porque todo ha existido siempre. 5¿Qué
otra cosa puede alterarte salvo lo efímero, y cómo puede ser lo efímero real si
tú eres la única creación de Dios y Él te creó eterno? 6Tu santa
mente determina todo lo que te ocurre. 7La respuesta que das a todo
lo que percibes depende de ti porque es tu mente la que determina tu percepción
de ello.
3.
Dios no cambia de parecer con respecto a ti,
pues Él no duda de Sí Mismo. 2Y lo que Él conoce se puede conocer
porque no se lo reserva sólo para Sí Mismo. 3Te creó para Sí Mismo,
pero te dio el poder de crear para ti mismo a fin de que fueses como Él. 4Por
eso es por lo que tu mente es santa. 5¿Qué podría haber que fuese
más grande que el Amor de Dios? 6¿Qué podría haber, entonces, que
fuese más grande que tu voluntad? 7Nada externo a tu voluntad te
puede afectar porque, al estar en Dios, lo abarcas todo. 8Cree esto,
y te darás cuenta de hasta qué punto todo depende de ti. 9Cuando tu
paz mental se vea amenazada por algo, pregúntate, "¿Ha cambiado Dios de
parecer con respecto a mí?" 10Acepta luego Su decisión, que es
ciertamente inmutable, y niégate a cambiar de parecer con respecto a ti mismo. 11Dios
nunca decidirá contra ti, pues si lo hiciese, estaría decidiendo contra Él
Mismo.
I. En Dios estás en tu hogar
1. No conoces tus creaciones
simplemente porque mientras tu mente siga estando dividida decidirás contra
ellas, y es imposible atacar lo que has creado. 2Pero recuerda que a
Dios le resulta igualmente imposible. 3La
ley de la creación consiste en que ames a tus creaciones como a ti mismo, por
ser éstas parte de ti. 4Todo lo que fue creado se encuentra, por lo
tanto, perfectamente a salvo porque las leyes de Dios lo protegen con Su Amor.
5Cualquier parte de tu mente que no sepa esto se ha desterrado a sí
misma del conocimiento, al no haber satisfecho sus condiciones. 6¿Quién
sino tú pudo haber hecho eso? 7Reconócelo gustosamente, pues en ese
reconocimiento radica tu entendimiento de que tu destierro es algo ajeno a
Dios, y, por lo tanto, no existe.
2. En Dios estás en tu hogar,
soñando con el exilio, pero siendo perfectamente capaz de despertar a la
realidad: 2¿Deseas realmente hacerlo? 3Reconoces por
experiencia propia que lo que ves en sueños lo consideras real mientras
duermes. 4Mas en el instante en que te despiertas te das cuenta de
que todo lo que parecía ocurrir en el sueño en realidad no había ocurrido. 5Esto
no te parece extraño, si bien todas las leyes de aquello a lo que despiertas
fueron violadas mientras dormías. 6¿No será que simplemente pasaste
de un sueño a otro sin haber despertado realmente?
3. ¿Te molestarías en
reconciliar lo que ocurrió en dos sueños conflictivos, o simplemente
descartarías los dos si descubrieses que la realidad no coincide con ninguno de
ellos? 2No recuerdas estar despierto. 3Cuando oyes al
Espíritu Santo tal vez te sientes mejor porque entonces te parece que es
posible amar, pero todavía no recuerdas que una vez fue así. 4Mas
cuando lo recuerdes, sabrás que puede volver a ser así de nuevo. 5Lo
que es posible no se ha logrado todavía. 6Sin embargo, lo que una
vez fue, aún es, si es que es eterno. 7Cuando recuerdes sabrás que
lo que recuerdas es eterno, y, por lo tanto, que se encuentra aquí ahora.
4. Recordarás todo en el
instante en que lo desees de todo corazón, pues si desear de todo corazón es
crear, tu voluntad habrá dispuesto el fin de la separación, y simultáneamente
le habrás devuelto tu mente a tu Creador y a tus creaciones. 2Al
conocerlos, ya no tendrás deseos de dormir, sino sólo el deseo de despertar y
regocijarte. 3Soñar será imposible porque sólo desearás la verdad, y
al ser ésa por fin tu voluntad, dispondrás de ella.
Video de Mich Gaymard