Lección 66 y Texto UCDM
LECCIÓN 66
Mi función y mi felicidad son unan.
1. Seguramente
habrás notado que en nuestras lecciones más recientes hemos hecho hincapié en
la conexión que existe entre desempeñar tu función y alcanzar la felicidad. 2Esto
ha sido así porque realmente tú no ves la conexión. 3Sin embargo, se
trata de algo más que una simple conexión: son una misma cosa. 4La
manera en que cada una se manifiesta es distinta, pero el contenido es
exactamente el mismo.
2. El ego está
batallando constantemente con el Espíritu Santo en torno a la cuestión fundamental de cuál es tu función. 2También
batalla con Él constantemente con respecto a qué es tu felicidad. 3No
es ésta una batalla que tenga dos contendientes. 4El ego ataca y el
Espíritu Santo no responde. 5Él sabe cuál es tu función. 6Él
sabe que es tu felicidad.
3. Hoy
intentaremos ir más allá de esta batalla completamente absurda y arribar a la
verdad con respecto a tu función. 2No
nos vamos a enfrascar en argumentos fútiles con respecto a lo que es tu
función. 3No vamos a tratar inútilmente de definir lo que es la felicidad ni de determinar los medios para
alcanzarla. 4No vamos a gratificar al ego escuchando sus ataques
contra la verdad. 5Sencillamente nos alegraremos de que podemos
descubrir lo que ésta es.
4. El propósito de
la sesión de práctica larga de hoy es que aceptes el hecho de que no sólo
existe una conexión muy real entre la función que Dios te dio y tu felicidad,
sino que ambas cosas son, de hecho, lo mismo. 2Dios te da únicamente
felicidad. 3Por lo tanto, la función que Él te dio tiene que ser la
felicidad, aunque parezca ser otra cosa. 4Los ejercicios de hoy son
un intento de ir más allá de estas diferencias de aspecto y de reconocer un
contenido común allí donde en verdad lo hay.
5. Comienza la
sesión de práctica de diez o quince minutos reflexionando sobre estos
pensamientos:
2Dios me da
únicamente felicidad. 3Él me ha dado mi función.
4Por lo tanto,
mi función tiene que ser la felicidad.
5Trata de ver la lógica en esta
secuencia, incluso si aún no aceptas la conclusión. 6Únicamente si
los dos primeros pensamientos son erróneos, podría ser falsa la conclusión. 7Reflexionemos,
entonces, por un rato sobre estas premisas según practicamos.
6. La primera
premisa es que Dios te da únicamente felicidad. 2Esto, desde luego,
podría ser falso, pero para que fuese falso sería preciso definir a Dios como
algo que Él no es. 3El Amor no puede dispensar maldad, y lo que no es felicidad es maldad. 4Dios no
puede dar lo que no tiene, ni puede tener lo que Él no es. 5Si Dios
no te diese únicamente felicidad, ciertamente sería malvado. 6Y
ésa es la definición que crees acerca de Él
si no aceptas la primera premisa.
7. La segunda
premisa afirma que Dios te ha dado tu función. 2Hemos visto que tu
mente sólo tiene dos partes. 3Una de ellas la gobierna el ego y se
compone de ilusiones. 4La otra es la morada del Espíritu Santo,
donde reside la verdad. 5Sólo puedes escoger entre estos dos guías,
y los únicos resultados que pueden proceder de tu elección son el miedo que el
ego siempre engendra o el amor que el Espíritu Santo siempre ofrece para
reemplazarlo.
8. Así pues, o
bien fue Dios Quien estableció tu función a través de Su Voz, o bien fue el
ego, que tú inventaste para reemplazarlo a Él. 2¿Cuál de estas
posibilidades es verdad? 3A menos que hubiese sido Dios Quien te dio
tu función, ésta sólo podría ser un regalo del ego. 4Mas ¿qué
regalos puede dar el ego, cuando él mismo es una ilusión y lo único que puede
ofrecer son regalos ilusorios?
9. Piensa en esto
durante tu sesión de práctica más larga de hoy. 2Piensa asimismo en
las múltiples formas que tu ilusoria función ha adoptado en tu mente, y en las
muchas maneras por las que, guiado por el ego, trataste de encontrar la
salvación. 3¿La encontraste? 4¿Te sentiste feliz? 5¿Te
brindaron paz? 6Hoy necesitamos ser muy honestos. 7Recuerda
objetivamente los resultados que lograste y examina si en algún momento fue
razonable pensar que podías encontrar felicidad en nada que el ego jamás propusiera.
8Con todo, la única alternativa para la Voz del Espíritu Santo es el
ego.
10. Prestarás oídos a la locura, o
bien oirás la verdad. 2Trata de hacer tu elección mientras
reflexionas sobre las premisas en las que se basa nuestra conclusión. 3Podemos
concurrir con esta conclusión, pero no con ninguna otra, toda vez que Dios
Mismo concurre con nosotros al respecto. 4La idea de hoy es otro
paso gigantesco hacia la percepción de lo que es lo mismo como lo mismo y de lo que es diferente como diferente. 5A un lado están las ilusiones. 6Al otro,
la verdad. 7Tratemos hoy de darnos cuenta de que sólo la verdad es
verdad.
11. Para las sesiones de práctica más cortas, que
hoy te resultarán muy beneficiosas si las llevas a cabo dos veces por hora,
sugerimos la siguiente forma de aplicación:
2Mi función y
mi felicidad son una porque Dios me dio las dos.
3No te tomará más de un minuto, y
probablemente menos, repetir estas palabras lentamente y pensar en ellas por
un rato mientras las dices.
Texto
III. El dios de la enfermedad
1. No has atacado a Dios, y
ciertamente lo amas. 2¿Puedes acaso cambiar tu realidad? 3Nadie
puede disponer su propia destrucción. 4Cuando piensas que te estás
atacando a ti mismo, ello es señal evidente de que odias lo que crees ser. 5Y eso, y sólo eso, es lo
único que puedes atacar. 6Lo que crees ser puede ser muy odioso, y
lo que esta extraña imagen te lleva a hacer puede ser muy destructivo. 7Mas
la destrucción no es más real que la imagen, si bien los que inventan ídolos
ciertamente los veneran. 8Los ídolos no son nada, pero sus
adoradores son los Hijos enfermos de Dios. 9Dios desea verlos libres
de sus enfermedades y de vuelta en Su Mente. 10No limitará en modo
alguno el poder que tienes de ayudarlos, puesto que Él te lo dio. 11No tengas miedo de ese poder
porque es tu salvación.
2. ¿Qué otro Consolador puede
haber para los Hijos enfermos de Dios, excepto Su poder a través de ti? 2Recuerda
que no importa en qué parte de la
Filiación se le acepte, 3Él siempre es aceptado por todos, y cuando tu mente lo
recibe, Su recuerdo despierta en toda la Filiación. 4Sana a tus hermanos
aceptando simplemente a Dios por ellos. 5Vuestras mentes no están
separadas, y Dios tiene solamente un canal para sanar porque sólo tiene un
Hijo. 6El único nexo de comunicación que le queda a Dios con Sus
Hijos los une a todos ellos entre sí, y a todos ellos con Él. 7Ser consciente de esto es
sanarlos, ya que es la conciencia de que ninguno de ellos está separado y, por
ende, ninguno está enfermo.
3. Creer que un Hijo de Dios
puede estar enfermo es creer que parte de Dios puede sufrir. 2El amor no puede sufrir
porque no puede atacar. 3Recordar el amor, por lo tanto, trae consigo
invulnerabilidad. 4No te pongas de parte de la enfermedad en presencia
de un Hijo de Dios aunque él crea en ella, pues tu aceptación de que Dios
reside en él da testimonio del Amor de Dios que él ha olvidado. 5Tu reconocimiento de que él
forma parte de Dios le recuerda la verdad acerca de sí mismo, que él está
negando. 6¿Reforzarías aún más su negación de Dios, perdiéndote de
esta manera de vista a ti mismo? 7¿O le recordarías su plenitud y te
acordarías de tu Creador con él?
4. Creer que un Hijo de Dios
está enfermo es adorar al mismo ídolo que él adora. 2Dios creó el
amor, no la idolatría. 3Todas las formas de idolatría son
caricaturas de la creación, y las enseñan mentes que están demasiado divididas
como para saber que la creación comparte el poder y nunca lo usurpa. 4La
enfermedad es idolatría porque es la creencia de que se te puede desposeer de
tu poder. 5Esto, no obstante, es imposible porque formas parte de
Dios, que es todo poder. 6Un dios enfermo no puede por menos que ser
un ídolo, hecho a imagen y semejanza de lo que su hacedor cree ser. 7Y
esto es exactamente lo que el ego percibe en un Hijo de Dios: un dios enfermo,
auto-creado, auto-suficiente, sumamente perverso y extremadamente vulnerable. 8¿Es
éste el ídolo que quieres adorar? 9¿Es ésta la imagen para salvar la
cual te mantienes alerta? 10¿Tienes realmente miedo de perder esto?
5. Examina con calma la
conclusión lógica del sistema de pensamiento del ego y determina si lo que te
ofrece es realmente lo que tú deseas, pues eso es lo que te ofrece. 2Para
obtenerlo estás dispuesto a atacar la Divinidad de tus hermanos y así perder de vista
la tuya. 3Y estás dispuesto a mantenerla oculta para proteger un ídolo que crees que te salvará de los
peligros que él representa, pero que no existen.
6. En el Reino no hay idólatras, sino un gran
aprecio por todo lo que Dios creó, debido al sereno conocimiento de que cada
ser forma parte de Él. 2El Hijo de Dios no sabe de ídolos, pero sí
sabe Quién es su Padre. 3En este mundo la salud es el equivalente de
lo que en el Cielo es la valía. 4No es mi mérito lo que te aporto
sino mi amor, pues tú no te consideras valioso. 5Cuando no te
consideras valioso enfermas, pero la valía que te adjudico puede curarte
porque la valía del Hijo de Dios es una y la misma. 6Cuando dije:
"Mi paz os doy", eso es exactamente lo que quise decir. 7La
paz te llega de parte de Dios a través de mí. 8Es para ti aunque tú
no la pidas.
7. Cuando un hermano está enfermo es porque no
está pidiendo paz, y, por lo tanto, no sabe que ya dispone de ella. 2Aceptar
la paz es negar lo ilusorio, y la enfermedad es una ilusión. 3Todo
Hijo de Dios, no obstante, tiene el poder de negar lo ilusorio en cualquier
parte del Reino simplemente negándolo completamente en sí mismo. 4Yo
puedo curarte porque te conozco. 5Conozco tu valía por ti, y esta
valía es lo que te hace íntegro. 6Una mente íntegra no es idólatra
ni sabe de leyes conflictivas. 7Te curaré simplemente porque sólo
tengo un mensaje, y ese mensaje es verdad. 8Tu fe en él te hará
íntegro cuando tengas fe en mí.
8. No recurro a engaños para difundir el
mensaje de Dios, y aprenderás esto a medida que aprendas que siempre recibes en
la misma medida en que aceptas. 2Podrías aceptar paz ahora mismo por
todo el mundo, y así liberarlos completamente de sus ilusiones, pues has oído
Su Voz. 3Pero no antepongas otros dioses a Él, o no podrás oír. 4Dios
no tiene celos de los dioses que inventaste, pero tú sí. 5Tú
quisieras conservarlos y servirles porque crees que ellos te hicieron a ti. 6Crees
que ellos son tu padre porque estás proyectando sobre ellos el pavoroso hecho
de que los inventaste para reemplazar a Dios. 7Mas cuando parezcan
hablarte recuerda que nada puede reemplazar a Dios, y que todos los substitutos
con los que lo has intentado suplantar no son nada.
9. Dicho llanamente, pues, puede que creas que
tienes miedo de la nada, pero en realidad tienes miedo de lo que no es nada. 2Y al
darte cuenta de esto sanas. 3Oirás al Dios al que prestes atención. 4Inventaste
al dios de la enfermedad, y al inventarlo te capacitaste para oírle. 5No
obstante, no lo creaste, pues él no es la Voluntad del Padre. 6Por lo tanto, no
es eterno, y quedará des-hecho en el instante en que indiques que estás
dispuesto a aceptar solamente lo eterno.
10. Si Dios no tiene más que un solo Hijo, no
puede haber más que un solo Dios. 2Tú compartes la realidad con Él
porque la realidad no está dividida. 3Anteponer otros dioses a Él es
anteponer otras imágenes a ti mismo. 4No te das cuenta de cuánto
caso les haces a tus dioses y de cuán alerta te mantienes en su favor. 5No
obstante, ellos existen únicamente porque tú los honras. 6Honra sólo
lo que es digno de ser honrado y tendrás paz. 7La paz es el legado
de tu verdadero Padre. 8Tú no puedes engendrar a tu Padre, y el
falso padre que inventaste no te procreó a ti. 9Las ilusiones no son
dignas de ser honradas porque al honrarlas no estás honrando nada. 10No
obstante, tampoco deben temerse, pues lo que no es nada no puede ser temible. 11Has
elegido tener miedo del amor por razón de su perfecta mansedumbre, y debido a
ese miedo has estado dispuesto a renunciar a la perfecta capacidad que tienes
para ser útil y a la perfecta Ayuda de que dispones.
11. Únicamente en el altar de Dios podrás
encontrar paz. 2Y este altar está en ti porque Dios lo puso
allí. 3Su Voz todavía te llama a retornar, y le oirás cuando dejes
de anteponer otros dioses a Él. 4Puedes renunciar al dios de la
enfermedad por tus hermanos; de hecho, eso es lo que tendrás que hacer si
renuncias a él tú mismo. 5Pues si ves al dios de la enfermedad en
alguna parte, lo has aceptado. 6Y si lo has aceptado, te postrarás
ante él y lo adorarás porque fue concebido para reemplazar a Dios. 7Él
es la creencia de que puedes elegir qué dios es real. Si bien está claro que
esto no tiene nada que ver con la realidad, está igualmente claro que tiene
mucho que ver con la realidad tal como tú la percibes.
Video de Mich Gaymard