MIOMAS UTERINOS: LAS HERIDAS DE UNA MUJER DESVALORIZADA
El Universo bendice a la mujer
con el don de dar la vida a través de uno de los
órganos más sagrados: el
útero, que desde el plano espiritual y energético recibe
el nombre de«vida».
En el útero poseemos un
importante centro de captación de energía femenina que
contiene vida, es vida y
genera vida, por eso su nombre no podría ser más adecuado.
Es uno de los órganos más
importante para la mujer en todos los planos y por ello,
también es uno de los
más delicados física, emocional, psicológica, energética y espiritualmente,
porque en él se manifiestan todas nuestras actitudes equilibradas y
desequilibradas como mujer.
Con el término «mujer» me refiero
al desdoblamiento de la palabra en todos los
papeles como hembra mamífera:
hija, madre, amante, esposa, etc.
Por ser un órgano tan delicado,
la mayoría de las mujeres realizamos todos los
cuidados médicos posibles para
asegurarnos que todo funciona con normalidad,
pero en muchos de los casos, en
una de esas revisiones médicas aparecen
problemas o señales de alarma que
nuestro cuerpo nos está enviando, como los
miomas uterinos.
Surgiendo un abanico de
sentimientos negativos como miedo, inseguridad, incertidumbre
y preguntas sin
respuestas; entre ellas ¿estaré teniendo todos los cuidados necesarios?
¿Qué he
hecho mal para que me aparezca un mioma? La cuestión es que esas no
son las
preguntas adecuadas para comprender que ha sucedido en nuestro cuerpo
para
generar un mioma.
En realidad, ¿las mujeres cuidamos adecuadamente del útero?
En realidad, ¿las mujeres cuidamos adecuadamente del útero?
¿Tenemos noción de la importancia que el útero tiene en nuestra vida? ¿Por qué
no todas las mujeres sufren este tipo de anomalías en su útero?
En muchos casos la mujer se
olvida que el cuerpo humano está formado por
energía que compone la materia que
nos forma. Materia que tiene una alta
composición de agua, que a su vez está
relacionada con las emociones. Son estas
emociones que nutren y alimentan las
células de cada órgano de nuestro cuerpo de
forma negativa o positiva. Por eso,
el útero no solamente necesita cuidados médicos,
sino también emocionales y
energéticos, puesto que los sentimientos negativos dañan
su energía, estructura
celular y en última instancia degeneran la materia, provocando alteraciones en
su masa: miomas.
La energía del útero debe estar
equilibrada, ya que contiene un centro de energía
importante que se desequilibra
con facilidad con nuestras actitudes, miedos,
inseguridades y recelos. Este
centro está conectado a la energía de la diosa
que crea y sustenta vida en todos
los planos, la energía de la feminidad y de la madre.
Esta energía no solo se manifiesta
en nuestras capacidades como mujeres mamíferas
sino también de crear proyectos,
sueños u objetivos de vida; en la capacidad de
fertilizar una semilla que con amor,
dedicación y empeño dará su fruto.
Pero, ¿qué sucede cuando esa
semilla no tiene el alimento adecuado? En muchos
de los casos surgen los
miomas. El alimento perjudicial para el útero son
sentimientos que desvalorizan
la energía femenina de creación, maternidad y fertilidad.
Clínicamente, sabemos
que los miomas son formaciones nodulares que se
desarrollan en la pared
muscular del útero a partir de una única célula muscular
que contiene en su
código genético una tendencia para crecer que se transformará
en un mioma o
tumor benigno.
Dependiendo de su localización
reciben diferentes nombres, pero en este caso no
es su connotación científica
lo que nos importa, ni sus diversos nombres sino
¿qué provoca la aparición de
los miomas? ¿Por qué esa célula inicial tiene
tendencia a crecer? Médicamente,
no saben exactamente cuál es la razón
por la que aparecen, solo hablan de
edades, razas, cuestiones genéticas
hereditarias, pero nada en concreto. En
cambio, desde la medicina psicosomática
y energética es muy simple
comprenderlo.
El desarrollo desmesurado de esa
primera célula muscular está provocado por
un patrón de pensamiento negativo,
prolongado durante un largo periodo de
tiempo, en muchos casos, incluso
hereditario. Pero atención, no es hereditario
el mioma, sino el patrón de pensamiento
que lleva a que este aparezca.
Existen dos sentimientos
principales, que generan el cuadro de aparición de este
tumor benigno:
desvalorización como mujer y abuso, que se reflejan en todas sus
facetas como mujer
mamífera. Si la mujer ha vivido en un ambiente en el que su
madre, abuela, hermanas,
tías o incluso amigas cercanas no tienen una autoestima
elevada, la mujer resuena
con lo que ha convivido, se alimenta de ello, por eso,
posee un porcentaje
elevado de posibilidades de heredar un cuadro emocional
negativo similar al de
las mujeres de su entorno. En este caso un cuadro con
dos trazos principales
muy agudizados como lo son el sentimiento de desvalorización
y abuso, ya que en
muchos casos la mujer no tiene noción consciente de que
los padece, pero son
una pequeña semilla negativa que se ha enraizado en su
útero y que alimentan
poco a poco un mioma, que también podríamos decir que es
un grito desesperado
de su útero pidiéndole que cure su feminidad, su energía y
capacidades
mamíferas, así como el centro energético que genera vida, el propio útero.
Se estima que entre un 40 y 80%
de las mujeres en edad reproductiva son portadoras
de miomas, afectando sobre
todo entre un 20 y un 40% de las mujeres mayores
de 30 años. En cambio, son muy
raros los casos de miomas antes de la pubertad
y después de la menopausia (si
existen miomas en esta nueva fase de la mujer,
son aquellos que ya portaba,
nunca aparecen nuevos). ¿Por qué si están originados
por un patrón de pensamiento
negativo surgen entre estas edades?
Durante la infancia e inicio de
la adolescencia, las niñas alimentan un enorme
deseo de crecer, ser mujeres
adultas como sus madres para tener una vida libre
y formar su propia familia.
Por ello observan e imitan actitudes, intentando
engañar al tiempo y crecer más
rápido; en esta fase de sus vidas, en la mayoría
de los casos no existe la
presión o preocupación de agradar a alguien, de
«estar a la altura», solo de
crecer y convertirse en una mujer plena.
Pero el tiempo pasa y llega ese
momento, en el cual se da un salto de conciencia
y en muchos de los casos
surgen las presiones e inseguridades, algunas en el
núcleo íntimo o familiar,
pero también social. Ya que existe un inconsciente
social colectivo femenino en
el cual está «estipulado» que la mujer entre los
20 y 35 años, debe casarse,
formar familia y tomar las riendas del matriarcado,
pero ¿qué sucede cuando las
prioridades de la mujer o sus propios ciclos femeninos
o kármicos no acompañan
el prototipo que el mundo ha establecido para ella?
Lentamente la mujer empieza a
sentirse diferente, inferior y desvalorizada,
porque el papel principal que la
sociedad ha creado para ella como mujer «madre –
ama de casa– matriarca de una
familia» no están siendo cumplidos. Ahí inicia la
semilla para un mioma, que no
es más que la manifestación de un conjunto de
sentimientos negativos que hieren
su centro femenino, el centro que generará
la vida de un bebé, preparando así
un terreno para recibir un mioma que de
forma inconsciente ocupa el mismo lugar
que un bebé.
Este mioma es el refugio de todos
sus sentimientos de desvalorización como mujer,
es su nuevo hogar.
Resentimiento, miedo, culpa, tristeza, abuso, etc., forman
una masa de
desvalorización que en su edad fértil se instala en su útero, porque
la mujer
se siente incapaz de generar o dar vida. En este caso no está relacionado
únicamente con engendrar una nueva vida, sino con dar vida y crear aquello que
siempre ha querido. De la mano de la desvalorización vienen la sumisión y el
abuso,
pues, ya que ella no consigue generar nada, deja que su pareja o
personas de su
ámbito familiar o laborar abusen psico-emocionalmente de ella,
siendo la mujer
sumisa a su propia desvalorización.
Toda mujer tiene instinto de
creación durante la edad fértil, por eso, cuando la
mujer entra en una fase
menopáusica también cambia su ciclo energético, es
momento de seguir recogiendo
los frutos de todo aquello que ha sembrado a lo
largo de su vida. El mioma es
la semilla no el fruto, por eso, difícilmente aparecen
en esta nueva etapa de
sus vidas.
La mayoría de las mujeres no
conocen su propio cuerpo, mucho menos un órgano
tan delicado como el útero, que
contiene toda su esencia. A través del centro
energético del útero, la mujer
co-crea, genera vida o destruye su propia vida con la desvalorización de sus
capacidades y cualidades como mujer.
Además es importante acrecentar
que muchas mujeres no inician su vida sexual
como desearían. Pierden la virginidad
por el sentimiento de sumisión al miedo de
perder a su pareja, a la que creen
que aman incondicionalmente. Pero se olvidan
que el amor es libre e
incondicional, por lo tanto no tendría que estar condicionado
por miedo a ser
rechazada o juzgada por seguir el ritmo marcado por su feminidad
y ritmos
biológicos, no por un cuadro de sentimientos negativos. Por ello, muchas
veces
las mujeres se aventuran a tener relaciones sexuales cuando no se sienten
preparadas, creando un trauma y patrón energético de desvalorización y
sumisión,
que aumenta un terreno uterino fértil para generar un mioma.
En muchos casos los miomas son
asintomáticos, sobre todo en aquellos casos en los
que la mujer no quiere
sentir, ni el placer ni las heridas emocionales que han
provocado el mioma. En
estos casos, suele aumentar su tamaño (al igual que sus
sentimientos
negativos), pero no las señales de que el mioma es residente en su útero.
Pero
en otros caso, los miomas provocan un cuadro de síntomas notables como:
periodos menstruales dolorosos y prolongados, sangrados entre los periodos,
necesidad de orinar con frecuencia, calambres pélvicos, sensación de presión en
la
parte baja del abdomen o dolor durante las relaciones sexuales, son algunos
de los
síntomas más frecuentes que surgen en las mujeres con los traumas más
intensos y
presentes en su día a día, mujeres muy sensibles y sensitivas, a las
que su cuerpo
le da señales del dolor que le provocan sus heridas emocionales y
le indican que el
mioma es sinónimo de necesidad de curar su feminidad.
Estas situaciones son muy comunes
en la actualidad ya que la mujer todavía vive
sobre una gran presión de la
sociedad y del hombre, que en la mayoría de los casos
espera que una mujer sea
una «súper mujer» encargada de ser esposa, amante, madre,
hija, ama de casa y
muchas otras connotaciones dependiendo de la cultura y educación.
De forma
inconsciente, muchas de ellas, quedan estancadas en un patrón de
desvalorización, sumisión y pérdida de su verdadera identidad femenina.
Identidad que alimenta y equilibra el centro energético de su útero.
El útero y todas sus cualidades
femeninas de creación, debe ser cuidado como
un órgano de vital importancia
para todas las hembras del planeta.
Fuente: Barcelonalternativa.es
